Una vez finalizado el Capítulo, nuestras hermanas, en quienes estamos representadas toda la Congregación, nos envían un mensaje:
Becerril de la Sierra, 31 de julio de 2016
MENSAJE DEL XX CAPÍTULO GENERAL
Al concluir nuestro XX Capítulo General, podemos afirmar con profunda alegría: “La Congregación está viva”. Viva como cuerpo y viva en cada una de las Esclavas del Divino Corazón. La experiencia del Amor Personal de Jesucristo es nuestra gran riqueza y la única orilla a la que navegar. Anclemos allí nuestra vida.
En este momento histórico, paradójico y precioso a la par, descubrimos el deseo de Dios para nosotras:
DESEO una Esclava…
mística en acción, profeta en contemplación,
enraizada en mí y enviada a aliviar los sufrimientos de la humanidad.
Anclemos allí nuestra vida.
DESEO comunidades de hermanas…
de las que se dice “mirad cómo se aman”,
que comparten la fe y, atentas,
me descubren allí donde estoy, encarnado y abajo.
Anclemos allí nuestra vida.
DESEO una Congregación…
entusiasmada por su misión,
sostenida por la experiencia pascual,
agradecida por ser cuerpo, sin límites ni fronteras.
Anclemos allí nuestra vida.
DESEO que los que traten con vosotras…
crean en ellos mismos y, conmigo,
descubran el sentido de vivir http://genericoitalia.it/.
Anclemos allí nuestra vida.
DESEO que el mundo…
avance y se transforme según mi Corazón,
que sea la casa común de todos, tal como Yo la soñé.
Os necesito, para ello, comprometidas con la educación.
Anclemos allí nuestra vida.
Sí, anclemos allí nuestra vida… en el DESEO de Dios. Hagámonos hueco interior para Él, como hizo la mujer de Nazaret. Así nos necesitan nuestros hermanos, así nos necesita nuestro mundo. Ésta es la Esclava que Dios sueña hoy, esto es lo mejor que podemos ofrecer a nuestro tiempo.
Acojamos la experiencia de nuestra historia y lancémonos al futuro sin miedo. Apoyémonos en la riqueza del Carisma que se nos regala y hagámoslo nuevo y único en cada Esclava del Divino Corazón. Agradezcamos la suerte de compartir este Carisma con otros compañeros de camino, con los que trabajamos y aprendemos cada día.
Miremos adelante y, con profunda alegría, escuchemos al Señor que nos dice: “Mi Congregación está viva, está muy viva”.