
La abarrotada plaza del Santuario de la Victoria recibió a la Cruz y al Icono con los cantos del nuevo Coro Diocesano de Jóvenes, con profunda alegría. Después de una oración en la que se recordó especialmente a nuestra Madre, entre aplausos, partió la peregrinación, miles de personas, hacia la Catedral. Cada parada significó una profundización en la figura de María acompañando a Jesucristo y a la Iglesia en el camino de la fe y de la vida: Pentecostés en San Lázaro, la Anunciación en la Capilla del Rescate, la Presentación en Nazaret, en la Casa Hermandad de Nuestro Padre Jesús el Rico, y las Bodas de Caná, en las Casas de Hermandad de Estudiantes y el Sepulcro. No se cabía en la travesía de Calle Victoria. Los jóvenes cantaban, rezaban, caminaban entusiasmados, y todos mirábamos sorprendidos a nuestro alrededor. ¿Cómo es posible que esta Cruz, el símbolo más sencillo que pueda imaginarse, y el Icono de la Virgen, puedan tener esta capacidad de convocatoria?
Llegamos a la hora prevista a la Plaza del Obispo, que salió a recibir Cruz e Icono. Se entró en procesión, y comenzó la Eucaristía, el centro y el culmen de la jornada. Pocas, muy pocas veces se ha visto la Catedral en los últimos tiempos tan llena de gente: bancos, pasillos, capillas, laterales... ¿Cuántos miles de cristianos había allí? La Iglesia de Málaga quería celebrar, en comunión, el Misterio de nuestra Fe. La homilía de D. Jesús quiso ser también un resumen de toda la semana, un impulso a la vida cristiana de los jóvenes, y una invitación a lo que todavía nos queda por vivir en este acontecimiento de la Jornada Mundial de la Juventud.
Todavía quedaba la guinda del pastel: la despedida en el puerto de Málaga. La cruz y el icono, ante la mirada y los aplausos de los miles de malagueños congregados, fue entregada a la archidiócesis de Granada. Y luego, después del almuerzo en el Palmeral de las Sorpresas, por la tarde, en el Auditorio Municipal, los jóvenes que aún querían fiesta, muchos más de mil, se congregaron para cantar con Migueli y para ver una representación preparada por miembros del movimiento MIES. Así terminó esta maravilla de jornada, un auténtico regalo del Señor para la diócesis de Málaga: Y ahora, ¡a preparar la acogida de los jóvenes en agosto, y sí, sí, sí, nos iremos a Madrid!
Fuente: www.diocesismalaga.es - 09/05/2011