Son el tipo de preguntas que como mejor se responden es con un poema… , lo malo es…que no sé hacer poemas… y con la prosa sólo balbuceo…, en fin, me lo han pedido, interiormente me resisto, pero no quiero negarme, de manera que intentaré responder aunque sea con frases deshilvanadas. Se lo dedico a Él.
¿Por qué me hice ADC?
Antes de nada, os explico por qué pongo ADC. Son las iniciales de “Ancilla Divini Cordi” por si no sabes latín, como es mi caso, te lo traduzco “Esclava del Divino Corazón” ¡a que te gusta!
Porque era mi ideal –hoy se diría “mi sueño”- , porque sentía que solo así se llenaría el vacío interior que notaba, sólo así encontraría lo que buscaba…sólo así sería feliz.
¿Y qué buscaba? Vamos por partes… Antes déjame que te explique otra cosa. La vida me va enseñando que Dios se vale de las propias experiencias para hacerse entender… Creo que son una serie de experiencias aisladas las que fueron confluyendo hasta la decisión.
Desde pequeña Dios no me fue indiferente. Creo que una de mis primeras experiencias fue aquel libro que había en casa –todavía recuerdo el olor de aquellas páginas- que me puse a leerlo y me entusiasmó. Miré el título, ponía “Nuevo Testamento”. Otra fue aquella petición que hice al Señor el día de mi Primera Comunión que al cabo de un tiempo se cumplió... Y esporádicamente, la indiscreta de turno que te pregunta: ¿Tú también serás monja como tu hermana? Y la consabida respuesta: ¡No! Pero una de las veces una indiscreta voz interior me dijo: ¿Por qué dices que no? Y…no supe qué contestarle (gol de la voz interior)… Con 15 años yo sentía una gran necesidad de la amistad…y ahí, algo pasó, de manera sencilla, pero pasó,… el Señor me ofreció su Amistad que me llenaría como nadie podría hacerlo… Por aquel entonces, no recuerdo si antes o después, nos llevaron a toda la clase a hacer Ejercicios Espirituales… yo llevaba tiempo preguntándome qué sería lo más importante de la vida… y allí vi claro que lo más importante para el ser humano es el amor. Con este convencimiento, adquirió un significado especial para mí la frase del Evangelio de San Juan referida a Jesús: “Nadie tiene mayor amor que el que da la vida por sus amigos”.
¿Y qué buscaba? Al Señor, sí, sí, así de simple, buscaba la amistad en exclusividad con el Señor, la buscaba por que El me la había ofrecido. Por esa época y más adelante con 16 y 17 años formaba parte de un grupo que se llamaba “Congregación Mariana” y las experiencias que tuve de compartir la fe, la alegría, la ilusión…me hicieron valorar la “comunidad”. Quería que mi vida fuera sólo para Él pero compartiéndola con otras personas que tuvieran mis mismos ideales.
¿Por qué soy ADC hoy?
Sólo porque su Espíritu me sostiene en esta batalla entre el Yo y el Tú. En aquel tiempo me parecía que todo estaba hecho dando el primer paso… ¡qué infeliz! ¡Y qué lenta soy para enterarme! Soy mi peor enemigo… Pero espero, animada por aquellas palabras maravillosas de Jesús: “No he venido a buscar a los sanos sino a los enfermos, a los justos sino a los pecadores”, espero que no pierda la paciencia conmigo y que el Espíritu me (siga) vaya ayudando a desprenderme de las ataduras que me repliegan sobre mí y que me impiden volar hasta adquirir “la libertad de los hijos de Dios”.
Y como lo bueno –porque siempre es bueno que alguien nos desvele su misterio- si breve, dos veces bueno. Termino con una petición si llegas hasta aquí. Agradece conmigo al Señor su paciencia y fidelidad. Gracias.
Catalina Medina, adc
Kity, ADC
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