Me llamo Filli, tengo 35 años y nací en Pilas (Sevilla – España -) Soy la menor de cinco hermanos y he tenido la suerte de disfrutar de una familia numerosa. Crecí en el seno de una familia cristiana y fueron mis padres los que poco a poco alimentaron mi fe. Mi madre fue la primera persona que me habló de Jesús y procuró que fuera importante en mi vida, que ocupara un sitio en mi corazón.
Mi familia comenzó a crecer hace algunos años. Ahora tengo tres sobrinos que son mi alegría y sacan lo mejor de mí cuando vuelvo a casa (Mª José, Miguel Ángel y Luís).
No soy antigua alumna de las Esclavas. Estudié en un colegio público en Pilas (un pueblo de Sevilla). No obstante, el Señor reconduce el camino y permite el encuentro de la manera más inesperada. Concretamente fue en la Marcha Spínola que se celebró en 2007 cuando conocí a las Esclavas.
Disfruto con la educación, con las relaciones con los jóvenes, con el trato de tú a tú. Siguiendo mi vocación por la enseñanza, me licencié en Filología Francesa. Gracias a Dios, muy pronto comencé a trabajar y a moverme por el mundo de la enseñanza. Sin embargo, los años de experiencia en la enseñanza pública me hicieron comprobar que mi vocación no terminaba en la enseñanza. Mi corazón añoraba algo, sentía un vacío que descubro que sólo Dios puede llenarlo. Hoy agradezco al Señor su llamada a seguirle siendo Esclava.
Como sabemos, los caminos del Señor no son nuestros caminos. Nunca hubiera imaginado vivir el segundo año de noviciado en Ecuador y… ¡estoy en Quito!. Desde mi corta experiencia, puedo decir que el Señor desinstala para que viva con intensidad, mueve para colocar, poda para que crezca.
Hoy me brota del corazón… ¡Gracias, Señor, por mostrarme el sendero y llevarme de tu mano! Ecuador comienza a formar parte de mi historia, de mi historia de salvación.