Paseo por el barrio y el mercado mayorista.
Los primeros días a la llegada a Ecuador salimos a conocer de cerca la realidad que nos acoge: estuvimos viendo la escuela y el colegio, así como un poquito el barrio, sus principales calles como “la Jota”, calle transitada con frecuencia por gran cantidad de gente con las tiendas propias de calzado, ropa…
Aprendiendo ya para la vida cotidiana fuimos al mercado mayorista, donde nos quedamos impresionadas por la variedad de fruta y pescado.
Paseo por el centro histórico.
Ya descansadas y con fuerzas para coger el trole y caminar fuimos a conocer el centro de Quito. Con sus preciosas Iglesias nos habla de la fe sencilla de un pueblo sencillo. La parte histórica nos muestra su cultura, su gastronomía y su historia a través de cada edificio.
Subida al teleférico.
¡Y fuimos al teleférico a ver Quito desde lo alto! Con ganas e ilusión, sin saber muy bien cómo llegar, pero preguntando (que así se llega a Roma, dice el dicho popular) llegamos al teleférico. Nuestras hermanas filipinas pasaron aún más frío que de costumbre, sólo hay que ver las fotos…. Parece que estamos en Siberia. Fue un día en el que pudimos disfrutar de la naturaleza, de los hermosos paisajes y vistas que de Quito nos ofrecía el lugar.
Visita a la capilla del hombre (Guayasamín).
Tras un intento fallido de censarnos por “falta de especie” y con dos horas de viaje en el trole, decidimos no echar un viaje al norte de balde y aprovechamos para ir a ver la “Capilla del hombre”, de un pintor- escultor quiteño, Oswaldo Gyayasamín, Hijo de padre indígena (de ascendencia quichua), y madre mestiza. Con su obra denuncia la violencia y el dolor que el ser humano ha vivido en el siglo XX con las guerras, campos de concentración, el racismo… Un hombre pacifista que grita por los que no tienen voz.
