El 21 de noviembre nos aventuramos a salir por primera vez con los grupos de fe del colegio.
Sin duda fue una manera privilegiada de experimentar a Dios a través de la naturaleza y del conocimiento mutuo con los niños. Disfrutamos de un día dinámico, alegre, con descubrimientos, contemplación e integración de todos…
Es difícil decir quién disfrutó más, si los chicos o nosotras. Estoy segura de que el Señor estuvo presente e hizo de ese día un acontecimiento que sin la fe podría haber sido apenas un paseo, un “hacer bulla o armar relajo” como dicen por aquí y así se convirtió en un hecho que marcó nuestra vivencia como familia Spínola.
Disfrutamos todos juntos de un ambiente sencillo y de un paisaje que nos mostraba a través de sus grandes cascadas la hermosura de la naturaleza de Quito.

