¡Hola familia! Lo prometido es deuda, así que allá vamos a contaros cómo hemos vivido esta Navidad.
Empezamos con los días 23 al 25 en que nos reunimos toda la delegación de Ecuador en Manta para celebrarla juntas.
De este tiempo destacamos la acogida, el encuentro fraterno, la unidad, el disfrutar juntas en un ambiente distendido. Fueron días alegres en los que se percibía cariño de unas por otras, y en los que se pudo celebrar con sencillez y profundidad al Dios Encarnado que nace en Belén y mueve nuestras vidas, provocando en nosotras el sentimiento de que el carisma de la Congregación sigue vivo aquí, en Ecuador, igual que en cada uno de nuestros países de origen y allí donde las Esclavas estamos presentes.
A las que estamos empezando nos llega la sencillez de cada una de nuestras hermanas que van por delante, así como su ser Esclava, fuertemente visible. Esto nos anima en el caminar.
Destacamos por su intensidad la misa de la noche del 24 que vivimos en la parroquia del Perpetuo Socorro. El momento de la paz fue emotivo: toda la iglesia agrupada en familias dadas de la mano, cantando el “noche de paz”. Allí, en esa estampa navideña, nosotras también dadas de las manos sintiéndonos hermanas de nuestras hermanas, del pueblo ecuatoriano y también del filipino, paraguayo, brasilero y español, sintiéndonos familia universal.
Otro momento de sabernos familia y Congregación fue, cómo no, la cena de Nochebuena con su alegría, conversaciones, villancicos y fiesta…. La mañana de Navidad cada una se levantó a la hora que quiso, un grupo, después de la oración, nos fuimos a la playa a disfrutar de un espléndido día de baño en el pacífico, compartiendo risas, alegría y muchas ganas de disfrutar.
Terminamos nuestro encuentro con una oración ante el Nacimiento y un compartir cada una lo que le suscitaba la contemplación del Misterio de Belén.
Nos hemos podido dar cuenta de que no necesitamos mucho (dinero, cosas materiales…) para ser felices, lo importante es vivir cada tiempo con sentido, acompañada de quienes sabemos nos quieren.
En medio de todo esto también ha habido momentos de acordarnos de nuestras familias, de pedir a Dios por cada una, de sabernos cerca de ellas aún en la distancia.
En nombre de la Comunidad, Jerline y Mercedes.