La semana de la Esclava empezó en el cole con una oración sencilla pero profunda (en el acto de comienzo de la jornada que tienen cada lunes) en la que proyectamos imágenes con relación a nuestra espiritualidad y cada una de la comunidad hicimos un comentario de lo que significa para cada una ese rasgo espiritualidad.
Al día siguiente las novicias dimos nuestro testimonio vocacional repartidas entre los distintos cursos a partir de 8º, dialogamos con ellos de lo que para nosotras significa el ser y vivir como Esclava. En cada clase hubo quien se encargó de realizar una serie de preguntas que ya habían preparado, después se abrió un plenario en el que podían preguntarnos lo que querían saber. Para nosotras las novicias significo alegría y entusiasmo el poder compartir nuestra vocación y transmitir con eso el Amor que Dios tiene para cada una y el proyecto que nos invita a descubrirlo y seguirlo. También tuvimos una misa con los de bachillerato en la que el padre recalcó la misión de la esclava en el cole y todo lo que realiza. En el ofertorio presentamos al Señor la cadena de la esclava en la que se expresó “Ser Esclava es ser Libre”, y un SI hecho de corcho blanco, en el que estaba escrito todos los nombres de las esclavas de la Congregación, expresamos con ello una petición por la fidelidad en la entrega y agradecimiento por sus respuestas generosas. En el receso tuvimos la oportunidad de jugar con los chicos haciendo una serie de pruebas, con el objetivo de descubrir el valor y conocer más los lugares donde las esclavas estamos presente, la realidad, característica, etc.
Antes de terminar la semana realizamos una oración ante el señor de manifiesto con todos las clases del cole, ya que la oración es el oxígeno de nuestra entrega y es esencial en nuestra vida. La oración estaba centrada en frases de Marcelo Spínola y un cuento de la vela en el cuál se nos invitó a ser luz para nosotros/as mismos/as y para los demás, tuvimos un momento de silencio para que ellos pudieran orar y expresar lo que tenían en su corazón, terminamos con la canción “Quiero ser una misma cosa contigo Jesús”.
Y como Jesús en la última cena compartió en torno en la mesa lo que tenía, también nosotras quisimos tener ese detalle con todos ellos y cocinamos dulces de nuestros países. Antes del compartir Rocío nos deleitó con una canción escrita por ella y luego Victoria dijo algunas palabras explicando el motivo por el cual habíamos querido invitarles. Todas nos quedamos alegres y satisfechas por lo que habíamos hecho.
Quiero dar Gracias a Dios por el llamado a la vocación y a ser esclava, por cada una de mis hermanas con las que vivo quienes como yo nos sentimos muy felices por compartir todo lo que Dios va haciendo en nuestras vidas y transmitir el gran Amor con que actúa con nosotras.