El día 4 (por la noche) y 5 de Mayo fueron unos días muy especiales para nuestras hermanas españolas igual que para nosotras porque este día nos hicieron conocer su tierra: “España y olé”. El día anterior estaba emocionada por saber algo sobre el país que es la tierra madre donde nació la Congregación y que de alguna manera toma parte de mi cultura.
La celebración empezó con una “cena española” tuvimos la oportunidad de disfrutar la comida que “¡me chifla!” como cualquier filipina puede decir cuando le presentan jamón, tomate, pan (pantumaca), queso, chorizo, salchichón, tortilla de patata y salpicón de marisco.
Al día siguiente nos despertaron con canciones españolas y con un ambiente de fiesta con el patio adornado con farolillos, una cruz de mayo y mantoncillos. También la capilla estaba adornada de tal manera que nos llevó a los tiempos de nuestros fundadores y primeras esclavas. Con los cuadros de la primera casa, la fundación y el de la Virgen Inmaculada en Sevilla que nos provocó el sentimiento de gratitud por la fidelidad del Señor que ha sostenido la Congregación.
Una barra de pan con aceite de oliva fue el desayuno. A media mañana no faltaron las ricas tapitas con una cervecita.
La celebración terminó con un rico almuerzo, y un disfrutar al ver la belleza de nuestras hermanas con sus peinetas y flores.
Es verdad que somos diversas pero esa diversidad no nos hace diferentes porque estamos bebiendo del mismo espíritu, recibiendo gracias en el mismo manantial: el carisma de nuestra
Congregación y buscamos al mismo Dios, al mismo Jesús a quien consagramos nuestra vida.
“En la diversidad esta la riqueza”. Así que por nuestras hermanas Españolas unimos nuestro grito ¡“Viva España”!