Movidos por esa espiritualidad que tanto Marcelo Spínola inculcó en las primeras Esclavas y que hoy aún sigue haciendo eco en nosotras poniendo en movimiento nuestra fe y nuestro labor misionero; celebramos la fiesta del Sagrado Corazón.
Una fiesta linda que expresaba la belleza de ese “amor enamorándonos”.
Empezamos con la celebración eucarística y después un momento de reconocer con la entrega de pañoletas y escarapela a los niños y jóvenes de los movimientos Spínola que perseveraron en el grupo. Seguimos nuestro acto de fe con procesión y adoración a Jesús eucarístico, ese momento fue emocionante percibir el respeto, la participación y adhesión de jóvenes, niños y profesores que prepararon por grado un precioso altar para recibir al Señor mientras hacían su momento de oración.
Un día para abrazar y hacer vida poniendo de relieve ese don que no solo es parte de nuestro carisma sino de la Iglesia de Cristo, pero que es motor de nuestra espiritualidad y que intentamos inculcar y transmitir en nuestras escuelas.
Es el amor de Jesús centrado en su corazón y manifestado en la Eucaristía que nos alimenta y anima en la entrega por tantos jóvenes y niños que deseamos lo conozcan.