
Obsesionada en sus propias razones no se ha dado cuenta de que Jesús le ha dado ya el pan y el vino, su cuerpo y su sangre. Ella sigue dándose razones, mientras el milagro del amor está delante de ella: Jesús se está entregando en cuerpo y sangre a ella de una manera total. ¡Claro! Esto produce escándalo. No es fácil de entender para algunas personas: Dios se pone en nuestras manos por puro amor.
¿No serás tú también de aquellos que tienen muy claras las cosas sobre Dios y sobre lo que los demás tienen que hacer?
¿Te das cuenta, de verdad, de todo lo que Dios te da? Dedícate un tiempo a caer en la cuenta.
¿Eres capaz de agradecerlo sin criticar a nadie?
¿Qué sientes ante esta contemplación? ¿Qué invitación te puede estar haciendo el Señor?