a. ¿A quién "tomo conmigo"? ¿Con quién me gusta estar "a solas"? ¿De qué hablamos?
b. Lo que hace grande "entenderse a solas" con el Señor es que, Él es el confidente. ¿Pensé alguna vez en esto? ¿Tengo experiencia?
c. Recordar experiencias de Dios sólo hermosas ("¡Qué hermoso es estar aquí!"). Después de ellas, "cuando bajaba de la montaña", ¿qué me mandó Jesús?
d. Recordar experiencias de Dios que nos hacen "quebrar" y "espantarnos" ("...cayeron de bruces, llenos de espanto"). Después de ellas, "cuando bajaba de la montaña", ¿qué me mandó Jesús?
e. “Este es mi Hijo, el Amado, el Predilecto”, el tentado... ¡Qué no nos desconcierte la tentación!, que la vivamos de la mano de Jesucristo: el Amado, el Predilecto”, el tentado…