a. ¿De qué y de dónde huyo? ¿Por qué?
b. Cuando huyo, ¿huyo en alguna dirección o simplemente "a donde sea"?
c. ¿De qué hablo en mi caminar por la vida? ¿Qué es lo que de verdad me preocupa, me entristece, me decepciona? ¿Con quién lo hablo?
d. El Señor está siempre en mis preocupaciones y en mis huidas, aunque no sea capaz de verlo ahí. Alguna vez, como los de Emaús, me di cuenta a "aguas pasadas". Hablar sobre esto.
e. A veces, también yo he le he hecho al Señor la pregunta: ¿Eres tú el único que no sabes...?, ¿eres el único que no te enteras de lo que pasa...? Y Él ¡como si no pasara nada! , sólo me contesta: "¿Qué?"..., y deja que me desahogue. Hablar sobre esto.
f. Con frecuencia soy torpe para "reconocer" al Señor. Pero es verdad también, que alguna vez el Señor impuso su visión, se me mostró a pesar de mi ceguera. Hablar de esto.
g. Cuando uno se encuentra con Jesús de Nazaret ya Señor, aunque todo siga igual, ya no es lo mismo: se empieza e ver con ojos distintos. Hablar de esto.