Si no estoy con los pobres e indefensos
no estoy contigo, Señor.
Si los mantengo de mi vida lejos
no estoy contigo, Señor,
aunque haga oración.
Ellos son tu rostro:
los hambrientos, los enfermos,
los presos, los desnudos de todo.
Ellos son tu rostro,
yo diría más perfecto.
Tú, en la noche de la cruz,
uno de ellos.
- ¿Soy consciente del dolor de las personas que me rodean?
- ¿Busco tu rostro en medio de la gente?
- Señor, que, en esta Cuaresma, me haga más sensible a los que viven la cruz, el sufrimiento, y tenga tu mirada con ellos.