Señor, infunde por dentro
ese don de tu bondad;
es con él, cuando al mirar
todo lo tornamos bueno.
Se comprenden lo errores;
es más fácil el perdón
y en nuestra diaria acción,
de tu ternura es reflejo.
¡Infunde, Señor, por dentro
ese don de tu bondad!.
Eloísa Planas 1999