
qué bello es.
Aceptar por amor
el día y la noche
y la luz y la sombra
y el sol y el viento.
Aceptar por amor
las alegrías.
Aceptar por amor
el sufrimiento.
Porque sé que tú miras
al revés de la trama;
porque tú nos preparas
un eterno mañana
en que habré de alegrarme
de vivir de tu amor
y de poner mis ojos
en tu cruz salvadora;
y espero darte gracias
porque llegó la hora
de comprender más dentro
tu cruz y tu dolor.
Aceptar por amor qué bello es.
Es compartir contigo
el dolor y la cruz;
es poner en las sombras
un destello de luz
y sentir en la vida
la fuerza de la fe.