Tú no tienes que tener
en cuenta mí delito.
Tampoco mis virtudes,
sólo cuenta el amor.
No el mío, sólo el tuyo
eterno e infinito,
que me va liberando
soñando ser mejor.
Mejor para quererte,
mejor para esperarte,
mejor para buscarte
y dejarme encontrar.
Tú eres mi Absoluto,
lo único que llena…
es tu amor y tu vida
y aquella paz serena
que tú nos sabes dar.
Entre luces y sombras,
yo mi destino leo,
algo que me desborda
como tu inmensidad.
Señor en este día
profundamente creo
que cuando allá en el alma
tú pones un deseo
es porque ya has pensado
hacerlo realidad.
Consuelo Ojeda