En la entraña de nuestra espiritualidad, de nuestro ser para Dios y para el mundo está latiendo, el Hágase de María como respuesta mantenida, como postura existencial, como razón de ser y como modo y estilo de relacionarnos con Dios y de estar en el mundo. "Estilo" de la Virgen que se abre incondicionalmente a los planes de Dios considerándose "pertenencia de Dios", declarándose "Esclava del Señor".
Es tradición en nuestra familia el acercarnos cada día del mes de Mayo a María como modelo de seguimiento, en actitud de apertura, aprendizaje, compromiso y agradecimiento, con el deseo de culminar el mes con la coronación. Promesas, compromisos e ilusiones son los claveles que enlazan la corona que en su frente se ciñe cada año de generación en generación.
“Por la esclavitud vivimos, personal y comunitariamente, las actitudes de MARÍA, la mujer que vivió en plenitud el amor de Cristo desde una postura interior de Esclava: la humildad y sencillez, el gozo, el amor a la voluntad de Dios y la entrega a todos en un servicio generoso. María, primera Esclava del Señor, es pues, figura de nuestra vida y realización de nuestra Esclavitud” (Costituciones 5)