Jesucristo cumple su promesa: no nos deja huérfanos y nos envía su Espíritu. El tiempo de Pentecostés es una invitación a volver a las fuentes que dan vida a nuestra experiencia de fe, para redescubrir y alimentar nuestra vocación de seguidores de Jesús.
Espíritu Santo, ven, y derrama tu fuerza recreadora, que haga en nosotros y de nosotros testigos del Evangelio, a la manera de los discípulos de Jesús.
Feliz Pascua de Pentecostés