La formación permanente es un proceso global de renovación que abarca todos los aspectos de la persona y el conjunto de la Congregación. Pretende la constante renovación de la vida personal, comunitaria y apostólica de la Esclava del D. Corazón como respuesta en fidelidad creadora al don de la vocación.
La formación permanente no es, en primer lugar, una acción externa, sino un constante compromiso de autoformación de la persona, de actualización de las propias competencias y de intercambio enriquecedor en la confrontación con las hermanas y los seglares con los que compartimos la misión.
La búsqueda continua de la voluntad de Dios, la condición humana con sus posibilidades y limitaciones hacen de la formación un proceso continuo hacia la transformación de toda la persona en Cristo.