“...esta es una de las muchas contradicciones que vivo. En medio del hambre, la violencia y la muerte, la fiesta y la esperanza.
La violencia es cada día mayor, prácticamente todos los días matan a alguien en el barrio pero es gracioso, ahora lo vivo con una cierta paz, por la noches le pido al Señor una noche tranquila y repito las palabras de S. Pablo “si vivimos con Cristo moriremos con Él” y duermo en paz. Hago esfuerzo por vivir con Cristo porque el resto ya no depende de mí.”
“A un vecino, miembro del Consejo de la Capilla le han dado un tiro en la cabeza. Me puse nerviosa y pasé varias noches sin dormir y temblando con cada tiroteo en mi ventana.
Después poco a poco me fui serenando. Cogí el salmo 22 que dice “aunque pase por cañadas oscuras nada temo porque el Señor está conmigo”. Es cierto, el Señor no me va a quitar los momentos de oscuridad y las dificultades de la vida pero sí me acompaña y va conmigo.
Esta experiencia me está ayudando a vivir el momento presente lo mejor posible, porque en cualquier momento nos puede llegar la hora del encuentro con el Padre. No vivo ya con angustia sino con confianza, pidiéndole al Señor que acoja y cambie el corazón de todos los que hacen el mal, el daño a los otros, incluso a los hombres buenos. A todos nos puede pasar, pero Él nos acompaña...”
“...Me parece que no es la primera vez que te digo que aquí hay dos experiencias que vivo, la confianza y la esperanza, que en el fondo son lo mismo, porque sólo vale la pena esperar en el Señor, y no es por virtud sino por necesidad, porque si no es así no se vive.
Es bonito confiar, abandonarse, esperar, solo que es difícil creer verdaderamente que no me va a dejar en ningún momento, que esos son los momentos de muerte que necesito para la VIDA y que son necesarios...
...en medio de todo esto el Señor me va dando la gracia y me doy cuenta que es Él porque por mí en muchos momentos ya me habría “hartado” y sin embargo continúo y soy feliz”.
“Es bonito ver cómo no depende ni de dónde estamos ni de lo que hacemos, sino que en el fondo sigo con la misma tesis del noviciado, el Señor es un caprichoso y quiere nuestro corazón y si no se lo damos por las buenas, El lo va a coger por las malas. Da igual que sea España, Angola o la Cochinchina, que seas blanco, negro o amarillo, es así de simple...”
“...Son cosas que no se pueden entender, hubo muchos heridos y muertos... Cuando se viven estas situaciones no hay más posibilidad que ponerse en las manos del Señor y se entiende el Evangelio que dice “estad siempre preparados porque no sabemos ni el día ni la hora”. Creo que no se piensa en nada, sólo se espera, se confía y se reza. Otra cosa no se puede. Te agarras al Señor porque es el único que te da paz en la vida o en la muerte. A veces estas experiencias ayudan a entender algunas cosas....”
Para leer más testimonios ADC pincha aquí.
Tweet |