Lo primero que se me ocurre es algo aplastantemente simple, soy Esclava porque el Señor me llama…
Hace ya unos 15 años intuía que era así como el Señor me llamaba, con la claridad y el lío de alguien de 18 años, con motivaciones mezcladas, entre las ganas de entrega, de amar, de ayudar, de servir…y otras menos nobles de idealismos, de sentirme salvadora y protagonista…
Mi llamada era ese deseo que el Señor ponía en mí de ser radical a la hora de seguirle, deseo de no ser mediocre y el camino que intuía como Esclava me hablaba de eso, sentía que el Señor me decía, “Te quiero mía y te quiero toda”…
Luego al ir caminando, la vida va poniendo todo más en su sitio, y va purificando lo turbio, y bueno siento que ha sido Él quien se ha encargado, el Dios de las oportunidades y de la fidelidad sin fisuras me ha ido rescatando y salvando, como Amor que se encarna en la miseria que soy y en la miseria de la realidad y que ha autentificado aquella primera respuesta, siento que el Señor me ha ido enamorando cada vez más y lo que más me emociona no es aquella llamada sino que hoy sigo sintiendo, con más claridad y verdad aún, la llamada a ser su Esclava, desde mi miseria enamorada.
Aún me sigue resonando la llamada a la radicalidad, pero ya sin extremismos ni resplandores…ahora me suena a RAIZ, a ser de raíz, a enraizarme en Él, desde lo pequeño, a conectar con lo más hondo y auténtico de mí, que soy amada por el Señor y que mi “para qué” es anunciar su Amor, “prestarle mis latidos” amando con su estilo, cercanía, ternura, valentía, opción por los débiles.
Mi vocación…lo más grande que tengo, o que me tiene (porque no es mío)…Sé quién soy, de quién soy y para qué vivo…y decir esto en medio de tantos que intentan ser felices, de tantas búsquedas fallidas, lo siento como suerte y privilegio inmenso.
Y además es alegría grande y compartida, ya que desde el principio el Señor me ha acompañado y cuidado por medio de mis hermanas Esclavas, que han tirado de mí, me han abierto los ojos, me han alentado y hasta salvado y mis hermanos, laicos Spínola, con los que comparto el poder vibrar de fondo con un mismo carisma…
¿Qué supone para mí ser Esclava? Saberme persona bendecida…es identidad profunda, Familia, misión, suelo, camino…La forma para mí de seguir al Señor por la vida…
Cuando alguien se me acerca en la calle para venderme lotería, yo siempre pienso, ¡y a veces hasta lo he dicho! Que yo no compro ¡que a mí ya me ha tocado!
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