Me hice Esclava porque creo que “Dios me llamó desde el vientre de mi madre”. Pero para que podáis comprender esta expresión tengo que compartir la historia de mi vida.
Soy la mayor de ocho hermanos; desde mi nacimiento fui una niña muy frágil y enfermiza. Recuerdo a mi madre decir que me tenían que llevar frecuentemente al hospital con una u otra cosa. Los médicos nunca llegaron a diagnosticar lo que verdaderamente tenía. Mi madre iba perdiendo la esperanza por días; por eso me ofreció a la Virgen del Perpetuo Socorro.
Mi infancia transcurrió en una zona agrícola y pobre, lejos de coches y de multitudes. Los domingos toda la familia asistíamos a la liturgia que celebraba un ministro de la Eucaristía en la capilla de nuestra pequeñísima aldea. Lo que recuerdo vivamente es que nunca me entró sueño o me aburrí en esas liturgias, como les solía pasar a otros niños pequeños. Las liturgias dominicales fueron para mí siempre una experiencia de unión con Dios, aunque no había tenido nunca catequesis sobre la Eucaristía.
Cuando tenía 8 años, el Pontificio Instituto de Misiones Extranjeras (PIME) abrió una parroquia en un pueblecito de nuestra zona eclesiástica (que abarca varias aldeas); y el Pe. Bossi - el párroco – solía venir frecuentemente a decir Misa en nuestra capilla. Como era extranjero (blanco y con nariz larga) yo, en mi inocencia de niña, pensé que era Jesús, pues tenía la misma cara de los cuadros de Jesús que había visto en la capilla, en mi casa y en otras casas de la vecindad. Desde entonces tuve verdadera ilusión por asistir a la Eucaristía; quería hacerme amiga de Jesús ya que el Pe. Bossi, al terminar la celebración se pasaba grandes ratos hablando de Jesús tanto con los adultos como con los niños. Los domingos, pues, me sentía amada de una manera especial por Dios por la atención que recibía de aquel sacerdote a quien yo creía que era el mismísimo Jesús.
Por otra parte, al ir creciendo en edad, y verme en el seno de una familia disfuncional, era para mí causa de una gran confusión. Había momentos en que nuestra casa parecía más un infierno que un hogar. En este ambiente hostil, mi deseo de ser amiga de Jesús se fue desvaneciendo gradualmente.
Cuando tenía 10 años, recuerdo un día que, mientras estaba lavando ropa, me pregunté para mis adentros si habría otra vida diferente de la que yo estaba viviendo. ¿Cómo sería la vida de la gente más allá de nuestra aldea? ¿Podría mi vida ser diferente en otro lugar? ¿Podría mi vida algún día tener sentido y propósito? Entonces empecé a sentir interiormente que Dios me llamaba a algo mejor. Pero en aquel tiempo - y siendo aun muy niña - jamás pude imaginar la vida que me esperaba en el futuro. Nunca había visto a una religiosa, ni tenía la mínima idea de que existía la Vida Consagrada.
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Me piden que responda a esta pregunta: ¿por qué eres Esclava? Y, sin pensarlo mucho, me pongo a escribir estas letras…
El próximo 15 de septiembre hará 16 años que entré en la Congregación, lo hice cumplidos los 20 años con mucha ilusión y ganas de seguir al Señor y también con algunos miedos… “¿sería esta vida para mí?” “¿qué me iba a encontrar?”… éstas y otras muchas preguntas me hacía a mí misma por aquel entonces.
Para mí seguir al Señor era sinónimo de vivir la vida de una manera auténtica, de vivir desde lo que realmente es importante… y tenía la certeza de que siguiéndole a Él, confiándole mi vida y conociéndolo cada día un poco más… sacaría lo mejor de mí. Y así fue como di el paso para entrar en la Congregación.
Tengo que confesar que a veces he pensado que no sé de dónde salió la fuerza, en aquel momento, para dejar mi casa, mis estudios… ya que estaba muy unida a mis padres, a mi hermano y estudiaba Veterinaria, una carrera que me encantaba y que desde muy pequeña había querido… estaba ya en el segundo año y, sin embargo, algo o Alguien empujaba dentro de mí para dar el paso…
Después de estos años vividos, tengo que decir que no me arrepiento, sino todo lo contrario… me alegro de ser Esclava y siento que esta vida me hace feliz… y no porque tenga muchas cosas… tampoco porque lo que hago me salga o no bien… es otra cosa… es la felicidad de experimentar un amor profundo, que vive dentro de mí, que me ilusiona y me invita a vivir cada día con ilusión… un amor que me recuerda cada día qué es lo que merece la pena, que me hace ver que la vida es bonita cuando la das, no cuando la retienes… que la vida es más plena cuando los miedos o las dificultades no ganan la partida y sí lo hace la confianza en el Señor.
Creer e ir conociendo cada día un poquito más al Señor es mi suerte, es ese tesoro del que habla el Evangelio… y Él me habla de amar en lo concreto, de salir de mí, de arriesgar. Esto es lo que me encanta del Señor… Él me recuerda que la vida se me ha dado para vivirla de verdad, no para guardarla… y donde descubro que esto se hace realidad es siguiéndole a Él y perteneciéndole por entero… sin reservarle nada sino dándole todo lo que soy… cada día… esto me ilusiona, me da sentido, hace bonita mi vida… por eso soy Esclava.
Esto no quiere decir que tenga todo claro, ni que no tenga dificultades… claro que las vivo, eso forma parte de la vida y claro que hay momentos en que me ha costado ver la presencia del Señor y han sido más difíciles.
Al mismo tiempo que percibo el amor y la llamada del Señor, también experimento mi propia cerrazón, mi propia sordera, mis propios límites y resistencias… y, en medio de todo eso, lo que descubro que me da luz, esperanza, alegría… es confiar de nuevo en Él, mirarlo a Él y dejarme conducir por Él… por eso soy Esclava, porque al final, lo que descubro que me hace feliz es dejar que Jesús sea quien me guíe, quien me llame por mi nombre cada mañana, quien me enseñe a mirar a las personas y a la realidad como Él lo hace, a querer como Él… y esto me encanta y nunca deja de sorprenderme… Él me abre cada día el camino y pone en mí el deseo de recorrerlo con Él, desde Él… como Esclava del Divino Corazón.
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Ya he cumplido mis primeros 4 años de votos perpetuos, es poco cuando se mira desde la cantidad, pero son bastantes cuando los miramos desde la experiencia y eso es lo que quiero compartir con ustedes, cómo el Señor va llamando cada día y esa llamada se hace nueva cada en cada experiencia, en cada momento.
Pensar en estos tiempos en una vida consagrada al Señor para siempre, muchas veces asusta, sin embargo esa vida está llena de sorpresas, de conquistas, de grandes momentos y también de momentos difíciles o duros. De todas maneras el Señor siempre se hace presente, acompaña, guía, alimenta y sobre todo da la gracia y la fortaleza. Él es fiel.
El salmo 34 (33) dice. “Has la prueba y verás que bueno es el Señor” quien escribió este salmo con toda certeza, había experimentado en su vida, la misericordia, el perdón, la fidelidad de Dios.
Eso ha sido para mí estos años de vida consagrada: misericordia de Dios para conmigo. Él no se cansa de esperarme, cuando me hago la encontradiza, o me escondo como Adán y Eva en el jardín del Edén, o busco escusas; no se cansa de levantarme cuando tropiezo y caigo y de celebrar y hacer fiesta en mi corazón, cuando como el hijo pródigo vuelvo a casa.
Read morePor qué me hice Esclava? Descubrí un proyecto del Señor para mí y es que sea FELIZ.
Esta historia se fue consolidando a través de los años, y como todo camino requiere de un “tiempo de crecimiento", donde fui descubriendo las raíces que fortalecieron en mí este proyecto:
Son los sueños de Marcelo y Celia que me invitaron a la aventura de formar el corazón, el amor apasionado al Corazón de Jesús y a María Inmaculada.
Luego fue la acogida de la Congregación, el cariño de las Hermanas, la experiencia de Dios en la Persona de Jesús., especialmente en lo que mostraba su Corazón.
Los testimonios de las primeras religiosas que contagiaron esta pasión por el Amor a Cristo.
Los niños, y los jóvenes que me evangelizaron el corazón en el compartir el tiempo con ellos. Me siento bendecida, amada y mimada por el Señor al decir Soy Esclava. Soy feliz.
Con amor eterno te amé Jr.31,3 cada día sigue resonando en mi corazón esta Palabra, cada día el Señor confirma este amor en mi vida. Mi vocación como Educadora y también la celebración de mis bodas de plata de profesión religiosa, lo confirman.
Graciela Machado, ADC
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Ser Esclava del Divino Corazón ¿por qué?
Parecerá un tópico, pero lo primero que me viene a la cabeza es decirte que: porque Dios quiso. Y a veces me digo que literalmente tuve la sensación de que Él puso mucho empeño. No es algo, esto de la vocación religiosa, que yo sintiese desde la infancia, ni siquiera como adolescente. Hubo un momento, acabando los estudios en los que se me pasó por la cabeza y reaccioné empujando la idea lo más al fondo que pude. Pero si el Señor se empeña no hay manera. Poco a poco, lo mío fue como un goteo de pequeñas certezas, de ideas pequeñitas que si no crecían, al menos se iban juntando unas con otras e iban construyendo algo dentro de mí. Y así, un día la certeza de que esto era lo que el Señor quería para mí fue algo que no me pude negar a mí misma. Intenté no verlo, no pensarlo, incluso mentirme, pero no funcionó. En mi vida hay determinadas cosas que cuando las he visto patentes, cuando de alguna manera se han hecho visibles, ya no puedo borrarlas. Siempre he querido ser una persona coherente, es algo que me enseñaron en casa desde muy pequeña, mis padres, mis hermanos, siempre le hemos dado mucho valor a las personas que eran fieles y coherentes con lo que veían. Luego, en el colegio fue algo que se reforzó. Así que cuando fui un poco mayor, y con aquella certeza construida a poquitos en mi vida, no pude hacer otra cosa, no pude negarme. Y ahora, con algo más de distancia, entiendo que a pesar de costarme eso de “ser monja”, no quise negarme a ello. Cuando entiendes que por ahí va tu vocación, que es lo que llenará tu vida de sentido, negarse a lo que el Señor quiere se vuelve una tontería.
Read moreMe preguntan que por qué me hice Esclava y siento que tengo que remontarme a hace ya algunos años y a la vez sencillamente conectar con un fuego que sigue vivo y se mueve hoy dentro de mí.
Me hice Esclava porque hubo un tiempo en el que un Tú (Dios), sorprendente, entonces desconocido, se me puso por delante y me pedía con fuerza ser conocido. Recuerdo que todo empezó en BUP, en el silencio de las Marchas Montañeras. 15 minutos de silencio al comienzo de la caminata. Y entre distracciones y el sonido de las pisadas de la de delante fue naciendo dentro de mí una experiencia diferente y nueva: hay Alguien que cuando yo me callo habla, parece que le importo, me habla no sé qué de amor… y ese Tú por dentro fue como atrapándome, así, mes a mes, como quien no quiere la cosa. Un Tú que me hacía feliz por dentro y me generaba pasión por la vida, por las personas, por el mundo… como una manera nueva de estar en la realidad.
Read moreNo sé no porque estoy aquí. Yo vivía en el Centenillo (un pueblo de Jaén) y estaba en nuestro colegio de Linares.
Haciendo Ejercicios espirituales con M. Caridad y M. Fernanda el cura habló del joven que no siguió a Jesús, que miró atrás y eso me marcó.
Yo sentía que el Señor me llamaba porque no encontraba un sitio que me diera paz como cuando hacía visita al Santísimo en los pueblos. Hablé con un cura que me dijo que era vocación.
Mis padres no querían que me fuera al noviciado, me dijo mi padre “si apruebas te vas”, no aprobé y me fui. Tenía entonces 17 años.
Un día en el juniorado M. Pacis, tocó la campana en el comedor diciendo “Hna maravillas se va a Japón y la que iba con ella no va, la que tenga inquietud para ir a las misiones que ponga un papelito en el correo de M.Estíbaliz”. Muchas salieron corriendo a poner los papeles. Yo no puse papel ninguno. En el recreo M. S. Alejandro me dijo “paisana ¿has puesto el papel?” “yo no porque no siento una vocación especial para ir al Japón”. M. Estíbaliz se enfadó y dijo que M. Pacis había dicho que pusiéramos el papel definiéndonos: yo puse que no tenía vocación especial pero que si me querían mandar yo me iba. Me llevaron a M. Anunciata “esta es la que se va a Japón” (tenía 22 recién cumplidos, un año de juniora).
En España no dejé nada (iba a empezar a estudiar cuando me dieron el destino).
M. Anunciata dijo “si es pequeña ya crecerá”. Cuando lo dije en mi casa la reacción de mi padre fue “muy mal tiene que estar la congregación cuando te mandan a ti”. Toda mi familia fue a Linares a la toma del crucifijo de misionera. Me despedí de ellos y me dijo mi padre “no decepciones nunca a Dios ni a la Congregación que ponen esta responsabilidad en ti” y aquí llevo 52 años y feliz.
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Por qué soy Esclavas? es una pregunta que requiere mucha reflexión del pasado. Mi historia personal es un poco complicada. Estuve en otra Congregación, por causas políticas de mi País tuve que escapar de muchos lugares hasta llegar a la diócesis donde estaban trabajando las Esclavas.
Era perseguida por los agentes secretos del Régimen del ex-presidente Marcos, por los trabajos que hacía de la Iglesia en favor de los pobres. ¡¡¡Me condenaron como rebelde!!!! Fue una coincidencia que los rebeldes rojos del partido comunistas ilegales en mi tierra, hablaban del misma tema de la liberación de los pobres.
Los militares pensaban que yo era también líder de los rebeldes. Me llevaron a la cárcel, después de algún tiempo, con las ayudas de los Obispos de Filipinas y sobre todo de Mons. Federico Escaler S.j. Fui rescatada de la cárcel y fui a trabajar con el en su nueva Diócesis de IPIL. Ahi, en este lugar fue donde me encontré con Angeles Martínez, Rosario Delgado, Nilda, Boni y Milfor.
Read moreTodo el universo es huella del Señor: las flores silvestres, las rosas elegantes, las hojas de otoño que caen… todo, todo es huella del Señor. Cuando con serenidad vuelvo a reflexionar sobre mi vida, veo que también en ella están las huellas de Dios.
Los valores que se promovían en mi colegio (protestante) eran transparencia, derecho y alegría. Una vida llena de amor, alegría, fortaleza, verdad, autenticidad.
Para vivir esto me encontré con las HH Spínola: para comunicar a los jóvenes a Cristo, vivir el amor. Que otros encuentren la luz de la fe.
Primero quise entrar en vida contemplativa, después pensé que mis estudios podrían servir para el Reino de Dios. S. Pablo vivió vida contemplativa y apostólica, ahí encontré mi respuesta.
Read moreAyer por la tarde, estando en la Secretaría General, llegó Fátima a trabajar, y me dice después de un ratito, ¡ah, María José, si yo tenía que pedirte un favor!, y le dije, si está en mi mano, cuenta con él. Me dijo, mira, en la web Spínola hay un apartado en el que algunas religiosas han contestado a la pregunta: ¿Por que soy Esclava?. ¿Tu podrías contestarla?
Desde ayer por la tarde me ronda la pregunta y solo me sale una primera e impulsiva contestación, porque el Señor se encarga de que lo sea. El me sigue queriendo Esclava suya, no me ha retirado nunca, su fidelidad. La mía, podré decir que a veces, se ha nublado, no sé si decir que incluso se ha desdibujado, pero El siempre me ha recuperado. Ese sería el principal y único motivo. SU AMOR Y SU FIDELIDAD.
Su Amor. Puedo decir que cuando leo el Ps. 138, 15-16 en el que se dice “Cuando en lo oculto era formado, entretejido en lo profundo de la tierra, tus ojos veían mi ser informe. En tu libro estaban escritos todos mis días, ya planeados antes de llegar el primero”, esa continua atención de su Amor, con la mirada atenta encontrada día a día en la oración ha ido llevando mis días.
¿POR QUÉ SOY ESCLAVA?
Soy Esclava porque esto es lo que Dios quiere de mí y estoy muy feliz de serlo.
Llevo en la Congregación desde mis primeros votos casi 25 años. Echo la vista atrás, tenía 16 años y al principio fui consciente del don de la llamada que Dios como una idea feliz después de la graduación de la escuela secundaria. Consideré comenzar Trabajo social, pensando que con este curso, sería fácil para mí para convertirme en una hermana. Pero, por supuesto, quité esta idea de mi mente... Era muy joven para estar seriamente pensando en una idea loca como convertirme en hermana. Pero 8 años después, Dios llamó a mi corazón otra vez... ahora tenía 24 años... Disfrutaba de mi trabajo, así como de la vida con mi familia y mis amigos. Pero, llegó un momento en que sentí la inquietud en mi corazón. No pude encontrar la alegría más en las cosas que solía hacer y tener antes. Estaba tratando de buscar el significado de mi existencia. Podría haber más en la vida que trabajar, estar con mi familia y amigos…
Soy Esclava porque el Señor, la realidad que vivo, mi familia y otras esclavas así me lo gritan, no sólo en el momento de mi primera decisión, sino en los diferentes momentos por los que he pasado en mi vida, y en mi día a día.
Soy de Sevilla, y entré en el colegio que tenemos allí gracias a madre Belén. Así que este fue el primer instrumento del que se valió el Señor para llamarme. Unido a todo lo que fui viviendo en él de grupos, catequesis, estudios, amistades, está lo que a través de mis padres, mis hermanos, mi familia también me ha ayudado a crecer y madurar mi fe y mi vocación.
Con 16 años, preparándome para recibir la confirmación, fue cuando me planteé con más fuerza… y después de la confirmación, ¿qué? El acompañamiento personal, la experiencia del grupo de montañeras, de las colonias spínola… todo eso me dio el empujón final, y me decidí a entrar, no sin antes “luchar” un poco con la resistencia de mis padres, que me pedían dejarlo para un poco más adelante.
Entré contenta y con ganas de comerme el mundo. Ya el Señor se encargó de ponerme los pies en la tierra, y de hacerme madurar poco a poco. Mi camino en Málaga en el noviciado, Sevilla y Valdezorras en el juniorado, me ayudaron a dar mi sí definitivo.
Read moreMirando la imagen del Cristo de Javier, con el que me he encontrado este verano en los EE.EE de mes, fluye la respuesta a la pregunta: “¿por qué soy esclava?”.
Sincera y sencillamente por gracia, es don que agradezco, regalo que no puedo apropiarme, es ¡lo mejor que me ha podido pasar en la vida!
Desde que nací he tenido y tengo referentes de fe en mi familia, con 13 años en clase recibimos la invitación a formar un grupo de oración donde empecé a conectar más personalmente con el Señor; el testimonio de vida de las religiosas del Sagrado Corazón, su cercanía, atención personal, confianza, prepararon el terreno.
Read more¿Y quién es éste? Dirán algunos… pues uno que también quería encontrar cuál iba a ser su vuelo… (Parábola de unas alas. De Emilio Mazariegos)
¿Por qué soy Esclava del Divino Corazón?... Una pregunta a la vez fácil y difícil del contestar.
Fácil, porque hay un solo motivo real y es que el Señor lo ha querido desde siempre, me lo hizo ver y yo acepté su propuesta. Así de simple.
Difícil, porque no es fácil de entender esto ¿no? Porque siempre que hablamos del destino de una vida topamos con el misterio. Las preguntas que me hacen normalmente los alumnos y gente conocida son algo así como éstas: “¿Y cómo supiste lo que quería Dios? ¿No pensaste alguna vez que te podías equivocar?”
¡Hombre pues claro que me podía equivocar! Pero hay que lanzarse… aunque no de repente, así, sin pensarlo. Verás, es que el Señor sabe cómo hacer las cosas. Conmigo reconozco que lo hizo muy bien. Se me fue presentando con lo mejor de la vida. En aquellos momentos de los 13, 14 años, en la ilusión y en la alegría de los sencillo, en la Naturaleza con las marchas montañeras, la convivencia con los amigos, en el baloncesto y todo lo que fuera pasarlo bien. Yo disfrutaba mucho (y sigo disfrutando) en los campamentos, encuentros, acampadas…
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Y Llegué al Colegio de Sevilla, con 12 años, para quedar como pupila. Allí había amigas mías de mi pueblo: Marchena. Y también una religiosa de ese lugar que se llamaba Madre Desamparados.
Por eso, fuimos su hermana, y dos chicas más a estar internas en nuestro Colegio de Sevilla.
Me encantaron las Hnas. Se mostraban con unas características que siempre nos siguen distinguiendo: sencillas, cercanas, amables, comprensivas…. Tenía en la clase a Madre Sto. Arcángel. La admiraba tanto, que recortaba lo que ella me escribía en mi cuaderno. Luego me enfermé de tifus y la enfermera, era la misma Hna. Me seducía su entrega. Quedaba embobada, con sus actitudes de cariño. Nos castigaron por una travesura que hicimos en la siesta (tiempo de descanso después de comer). Y nos dejaron sin teatro en la feria de Sevilla, porque teníamos nuestra feria en el colegio. Enseguida, pensaba en esta hermana tan querida para mí, cuando me metí en la cama. Y Dios quiso, que me viera, y vino, a mi cama… a preguntarme qué me había pasado... Es el día de hoy, que tengo grabado su rostro… ¡ Cómo atrae ese cariño que nunca se olvida.!!
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Descubrí que Dios me llamaba a través de personas y acontecimientos muy concretos.
El desconocimiento y la curiosidad también han tenido parte en esto. No me eduqué en colegio religioso, nunca tuve contacto con monjas, por tanto no tenía idea de la vida Religiosa.
Descubrí que Dios me llamaba a través de personas y acontecimientos muy concretos.
El desconocimiento y la curiosidad también han tenido parte en esto. No me eduqué en colegio religioso, nunca tuve contacto con monjas, por tanto no tenía idea de la vida Religiosa.
Tenía 17 años y no había hecho la primera Comunión, me gustaba ir a Misa con alguien de mi familia o con mis amigos, pero no podía comulgar (mi madre que era una de las catequistas del pueblo había fallecido cuando yo tenía menos de 2 años).
Un día, al final de la Misa, La Hermana María Alonso, Esclava del Divino Corazón, que llevaba muy poco tiempo en el pueblo, dio un aviso para los jóvenes que tenían más de 15 años y no habían hecho su Primera Comunión.
Read moreEsta es la pregunta que me hacen y piden que responda.
¿Qué por qué soy Esclava? Creo que porque Dios se apañó para que lo fuera. Tengo claro que yo no elegí serlo, aunque fuera yo quien diera el paso.
No quería ser monja. Si algo no quería ser era monja. Yo quería ser arquitecto. Me parecía una carrera que aunaba muy bien la creatividad, la belleza, y el rigor, lo exacto. No quería ser monja: me resultaban rarísimas y ajenas a la vida: su mundo se reducía a las paredes del colegio. No digo que fuera así, sino que yo las percibía así.
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Pensava antes de começar a escrever como iria intitular minha experiência vocacional, e me vinha: tudo o que eu sou hoje; se sou o que sou graças a acção e o agir de Deus em mim.
Tudo começou quando pela primeira vez minha mãe mandou-me a catequese. Aí na catequese aprendi a conhecer e a amar Jesus. Pois, em minha casa era como que um “imperativo categórico” ir a catequese aos sábados pela tarde e a missa os Domingos pela manha. E ainda, quando chegássemos éramos interrogados por meu pai sobre o que lá aconteceu, sobre o que disseram o catequista e o padre. Agradeço a Deus ter vivido estes momentos não como uma ditadura, pois, hoje acredito que em meio de tudo Ele esteve presente.
Read more¡Hola!
¡Quisiera compartir con ustedes cómo soy una Esclava del Divino Corazón!
Soy parte de una familia de 6 hermanos, mis padres ya no están con nosotros pero les agradezco que su unión matrimonial le llevase a vivir en Mérida - Venezuela, en el barrio San José Obrero, parroquia que la llevan los Jesuitas y que dio posibilidad a que cada uno de nosotros pudiésemos conocer la fe y comprometernos en diferentes estados de vida. Les agradezco el apoyo y la libertad para que cada uno pudiésemos elegir.
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