Canto

Salmo

Como busca la cierva
corrientes de agua,
así mi alma te busca
a ti, Dios mío;

Mi alma tiene sed de Dios,
del Dios vivo:
¿cuándo entraré a ver
el rostro de Dios?

Las lágrimas son mi pan
noche y día,
mientras todo el día me repiten:
«¿Dónde está tu Dios ?»

¿Por qué te acongojas, alma mía,
por qué te me turbas?
Espera en Dios, que volverás a alabarlo:
«Salud de mi rostro, Dios mío.»

del salmo 41

Lectura

San Pablo escribe: Si Dios está por nosotros ¿quién contra nosotros? El que no perdonó ni a su propio Hijo, antes bien le entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará con él graciosamente todas las cosas? ¿Quién acusará a los elegidos de Dios? Dios es quien justifica. ¿Quién condenará? ¿Acaso Cristo Jesús, el que murió; más aún el que resucitó, el que está a la diestra de Dios, y que intercede por nosotros? ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿la tribulación?, ¿la angustia?, ¿la persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿los peligros?, ¿la espada?, como dice la Escritura: Por tu causa somos muertos todo el día; tratados como ovejas destinadas al matadero. Pero en todo esto salimos vencedores gracias a aquel que nos amó. Pues estoy seguro de que ni la muerte ni la vida ni los ángeles ni los principados ni lo presente ni lo futuro ni las potestades ni la altura ni la profundidad ni otra criatura alguna podrá separarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús Señor nuestro.
Romanos 8, 31-39

Canto

Silencio

Oración de alabanza

Jesús, manso y humilde de corazón, tú visitas a todo ser humano para revelarle el amor del Padre.

Jesús, bondad sin medida, tú liberas a los cautivos, tú perdonas nuestras faltas.

Jesús, nuestro descanso y nuestro refugio, tu yugo es suave y tu carga ligera.

Jesús, enviado del Padre, tú sanas nuestra ceguera.

Jesús, pan vivo, tú alimentas nuestro corazón con tu palabra.

Jesús, tú has venido para encender un fuego en la tierra.

Jesús resucitado, tú nos haces partícipes de tu alegría.

Jesús, tú eres el Camino, la Verdad y la Vida.

Padrenuestro

Oración

Jesús, luz de nuestros corazones, desde tu resurrección siempre vienes a nosotros. Dondequiera que nos encontremos, siempre nos estás esperando y nos dices: Venid a mí los que estáis cansados y encontraréis el descanso.

Cantos