Se acercó a Jesús un leproso, suplicándole de rodillas:
“Si quieres, puedes limpiarme.”
Sintiendo lástima (compasión), |
A otros no se atrevería a acercarse, porque la enfermedad lo hacía impuro, in-tocable; pero a Jesús, ¡tan cercano!, sí se atreve. ¿Cómo que no?
...¡En cuanto se fue!, de modo que Jesús, como el leproso antes, |
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