Canto
Salmo
A ti, Señor, levanto mi alma ;
Dios mío.
En ti confío, no quede yo defraudado,
que no triunfen de mí mis adversarios ;
pues los que esperan en ti no quedan defraudados,
mientras que el fracaso malogra a los traidores.
Señor, enséñame tus caminos,
instrúyeme en tus sendas :
haz que camine con lealtad ;
enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador.
Todo el día te estoy esperando.
Recuerda, Señor, que tu ternura
y tu misericordia son eternas ;
no te acuerdes de mis pecados de antaño,
acuérdate de mí por tu bondad.
El Señor es bueno y es recto,
y enseña el camino a los pecadores ;
hace caminar a los humildes con rectitud,
enseña su camino a los humildes.
del salmo 25
Lectura
San Pablo escribe: Dios, rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó, estando muertos a causa de nuestros delitos, nos vivificó juntamente con Cristo - por gracia habéis sido salvados - y con él nos resucitó y nos hizo sentar en los cielos en Cristo Jesús.
Efesios 2, 4-6
Jesús decía a sus discípulos: «El Hijo del hombre debe sufrir mucho, y ser reprobado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser matado y resucitar al tercer día.» Decía a todos: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame. Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por mí, ése la salvará. Pues, ¿de qué le sirve al hombre haber ganado el mundo entero, si él mismo se pierde o se arruina?»
Lucas 9, 22-25
Canto
Silencio
Oración de Intercesión
Por las víctimas de la guerra y la violencia, te pedimos.
Por los que son heridos por las obligaciones y la dureza de la vida, te pedimos.
Por quienes deben afrontar solos la vejez o la enfermedad, te pedimos.
Por quienes dedican sus fuerzas a restaurar la paz, a construir la justicia, a socorrer a los que sufren, te pedimos.
Cristo, tú has muerto y resucitado por nosotros para que nada nos separe del amor de Dios.
Padrenuestro
Oración
Cristo de compasión, en tu Evangelio descubrimos que medir lo que somos o dejamos de ser no conduce a ninguna parte. Lo esencial está en la humilde confianza de la fe. Así podemos percibir la inocencia de Dios y comprender que «Dios no puede sino dar su amor».
Bendícenos, Jesucristo, tú que vienes a vestirnos de la compasión como de un vestido.
Cantos
Canto
Salmo
Dichoso el que está absuelto de su culpa,
a quien le han sepultado su pecado ;
dichoso el hombre a quien el Señor
no le imputa el delito.
Había pecado, lo reconocí,
no te encubrí mi delito ;
propuse : « Confesaré al Señor mi culpa »,
y tú perdonaste mi culpa y mi pecado.
Por eso, que todo fiel te suplique
en el momento de la desgracia :
la crecida de las aguas caudalosas
no lo alcanzará.
Tú eres mi refugio, me libras del peligro,
me rodeas de cantos de liberación
Alegraos, justos, y gozad con el Señor ;
aclamadlo, los de corazón sincero.
del salmo 31
Lectura
Así dice el Señor: «¿No será más bien este otro el ayuno que yo quiero: desatar los lazos de maldad, deshacer las coyundas del yugo, dar la libertad a los quebrantados, y arrancar todo yugo? ¿No será partir al hambriento tu pan, y a los pobres sin hogar recibir en casa? ¿Que cuando veas a un desnudo le cubras, y de tu semejante no te apartes? Entonces brotará tu luz como la aurora, y tu herida se curará rápidamente. Te precederá la justicia, la gloria del Señor te seguirá.»
Isaías 58, 6-8
Jesús dice: «Cuando vayas a orar, entra en tu aposento y, después de cerrar la puerta, ora a tu Padre, que está allí, en lo secreto; y tu Padre que ve en lo secreto, te recompensará. (...) Cuando ayunéis, no pongáis cara triste, como los hipócritas, que desfiguran su rostro, para que los hombres vean que ayunan; en verdad os digo que ya reciben su paga. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro, para que tu ayuno sea visto, no por los hombres, sino por tu Padre que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.»
Mateo 6, 6, 16-18
Canto
Silencio
Oración de Intercesión
Dios, nuestro Padre, tú quieres que seamos una criatura nueva en Cristo. Te pedimos.
Señor, tú nos prometes un cielo nuevo y una tierra nueva. Renueva nuestra esperanza.
Tú nos has liberado de todas nuestras esclavitudes dándonos a tu Hijo único. Tú nos abres el camino de la libertad.
Haznos capaces de escuchar y de recibir tu Palabra con un corazón lleno de amor.
Estábamos muertos y tú nos hiciste renacer al Espíritu. A nosotros, que somos pecadores, nos devuelves siempre de nuevo la pureza del corazón.
Padrenuestro
Oración
Cristo, el Resucitado, contigo avanzamos de descubrimiento en descubrimiento. Buscando lo que esperas de nosotros, nuestra vida se abre al Espíritu Santo. El hace que brote en nosotros lo que ni siquiera nos atrevíamos a esperar.
Dios de paz, tú no quieres para nosotros la tenaz inquietud, sino un humilde arrepentimiento de corazón que es como un impulso de confianza que nos permite depositar en ti nuestras faltas. Y, poco a poco, descubrimos una paz del corazón en la luz interior del perdón.
Dios vivo, tu escondes nuestro pasado en el corazón de Cristo y te ocuparás de nuestro futuro.
Cantos
Canto
Salmo
Bendigo al Señor en todo momento
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren.
Proclamad conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos juntos su nombre.
Yo consulté al Señor, y me respondió,
me libró de todas mis ansias.
Contempladlo, y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará.
Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha
y lo salva de sus angustias.
Gustad y ver qué bueno es el Señor,
dichoso el que se acoge a él.
del salmo 33
Lectura
Queridos, amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor. En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios nos envió al mundo a su Hijo único para que vivamos por medio de él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y nos envió a su Hijo para el perdón de nuestros pecados. Queridos, si Dios nos amó de esta manera, también nosotros debemos amarnos unos a otros. A Dios nadie le ha visto nunca. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y su amor ha llegado en nosotros a su plenitud.
1 Juan 4,7-12
Jesús dice: «El Reino de los Cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo que, al encontrarlo un hombre, vuelve a esconderlo y, por la alegría que le da, va, vende todo lo que tiene y compra el campo aquel. También es semejante el Reino de los Cielos a un mercader que anda buscando perlas finas, y que, al encontrar una perla de gran valor, va, vende todo lo que tiene y la compra.»
Mateo 13,44-46
Canto
Silencio
Oración de Intercesión
Por todos los que anuncian fielmente tu Palabra, te pedimos Señor.
Haznos capaces de reconocer tu presencia en nuestro prójimo; que estemos atentos a los pobres y a los desdichados.
Señor, te pedimos por los que sufren en su lugar de trabajo, por los que están sin empleo, por el respeto de su dignidad.
Por los prisioneros y los olvidados de la sociedad; haznos solidarios de su sufrimiento, a ti, el Consolador, te pedimos.
Por los científicos y los investigadores, para que su trabajo sirva a toda la humanidad, te pedimos.
Por los que tienen responsabilidades en la vida pública, para que trabajen con honestidad y para el bien de todos, te pedimos.
Para que en tu Iglesia seamos signos del amor fraterno, te pedimos.
Padrenuestro
Oración
Dios de todos los vivientes, haznos capaces de abandonarnos en ti, en el silencio y el amor. Abandonarse en ti no es algo habitual en nuestra condición humana. Pero tú intervienes hasta en lo más íntimo de nosotros mismos y quieres para nosotros la claridad de una esperanza.
Bendícenos, Cristo Jesús, tú que vienes siempre a nuestro lado, allí donde estamos.
Cantos
Canto
Salmo
Te doy gracias, Señor, de todo corazón ;
delante de los ángeles tañaré para ti,
me postraré hacia tu santuario,
Daré gracias a tu nombre :
por tu misericordia y tu lealtad,
porque tu promesa supera a tu fama ;
cuando te invoqué, me escuchaste,
acreciste el valor de mi alma.
Que te den gracias, Señor, los reyes de la tierra,
al escuchar el oráculo de tu boca ;
canten los caminos del Señor,
porque la gloria del Señor es grande.
El Señor es sublime, se fija en el humilde,
y de lejos conoce al soberbio. _cuando camino entre peligros,
me conservas la vida ;
Extiendes tu brazo contra la ira de mi enemigo,
y tu derecha me salva.
el Señor completará sus favores conmigo :
Señor, tu misericordia es eterna,
no abandones la obra de tus manos.
del salmo 137
Lectura
Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que contemplamos y tocaron nuestras manos acerca de la Palabra de vida, - pues la Vida se manifestó, y nosotros la hemos visto y damos testimonio y os anunciamos la Vida eterna, que estaba vuelta hacia el Padre y que se nos manifestó - lo que hemos visto y oído, os lo anunciamos, para que también vosotros estéis en comunión con nosotros. Y nosotros estamos en comunión con el Padre y con su Hijo, Jesucristo. Os escribimos esto para que vuestro gozo sea completo.
1 Juan 1,1-4
La Palabra se hizo carne, y puso su Morada entre nosotros, y hemos contemplado su gloria, gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad. Juan da testimonio de él y clama: «Este era del que yo dije: El que viene detrás de mí se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo.» Pues de su plenitud hemos recibido todos, y gracia por gracia. Porque la Ley fue dada por medio de Moisés; la gracia y la verdad nos ha llegado por Jesucristo. A Dios nadie le ha visto jamás, el Hijo único, que está en el seno del Padre, él lo ha contado.
Juan 1,14-18
Canto
Silencio
Oración de alabanza
Jesús, Hijo del Dios vivo, esplendor del Padre, luz eterna,
—¡Alabanza a ti, Señor!
Jesús, Rey de gloria, Sol de justicia, hijo de la Virgen María,
—¡Alabanza a ti, Señor!
Jesús, Consejero maravilloso, Señor eterno, Príncipe de la Paz,
—¡Alabanza a ti, Señor!
Jesús, manso y humilde de corazón, nuestro socorro y nuestro refugio,
—¡Alabanza a ti, Señor!
Jesús, Dios de paz, amigo de los seres humanos, fuente de vida y de santidad,
—¡Alabanza a ti, Señor!
Jesús, hermano de los pobres, bondad sin medida, sabiduría inagotable,
—¡Alabanza a ti, Señor!
Jesús, buen pastor, luz verdadera, nuestro camino y nuestra vida,
—¡Alabanza a ti, Señor!
Padrenuestro
Oración
Jesucristo, desde el comienzo estabas en Dios. Viniendo entre los seres humanos, has hecho accesible la humilde confianza de la fe. Y llega el día en que podremos decir: soy de Cristo, pertenezco a Cristo.
Bendícenos, Jesucristo, haznos capaces de acoger tu amor.
Cristo Jesús, luz interior, en este tiempo de Navidad envías sobre nosotros tu paz, que es bondad y nos abre a un cambio en nuestra vida. Entonces resuena en nosotros como una voz interior, y esta voz ya es nuestra oración. Si nuestros labios permanecen en silencio, nuestro corazón te habla y escucha. Entonces se cumple en nosotros la voluntad de tu amor.
Cantos
Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas :
su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo.
El Señor da a conocer su salvación,
revela a las naciones su justicia :
se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de su pueblo.
Los confines de la tierra han contemplado
la salvación de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera ;
gritad, vitoread, tocad.
Tañed la cítara para el Señor,
suenen los instrumento :
con clarines y al son de trompetas,
aclamad al Rey y Señor.
Muchas veces y de muchos modos habló Dios en el pasado a nuestros Padres por medio de los Profetas; en estos últimos tiempos nos ha hablado por medio del Hijo a quien instituyó heredero de todo, por quien también hizo los mundos; el cual, siendo resplandor de su gloria e impronta de su sustancia, y el que sostiene todo con su palabra poderosa, después de llevar a cabo la purificación de los pecados, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas.
Sucedió que por aquellos días salió un edicto de Cesar Augusto ordenando que se empadronase todo el mundo. Este primer empadronamiento tuvo lugar siendo gobernador de Siria Cirino. Iban todos a empadronarse, cada uno a su ciudad. Subió también José desde Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por ser él de la casa y familia de David, para empadronarse con María, su esposa, que estaba encinta. Y sucedió que, mientras estaban allí, se le cumplieron los días del alumbramiento, y dio a luz a su hijo primogénito, le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el alojamiento. Había en la misma comarca unos pastores, que dormían al raso y vigilaban por turno durante la noche su rebaño. Se les presentó el Ángel de Señor, y la gloria del Señor los envolvió en su luz; y se llenaron de temor. El ángel les dijo: «No temáis, pues os anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo: os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un salvador, que es el Cristo Señor; y esto os servirá de señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre.» Y de pronto se juntó con el ángel una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo: «Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres en quienes él se complace.»
Cristo, los profetas han anunciado tu venida, los pobres la desearon.
—La alegría de nuestro corazón está en Dios.
Los cielos han celebrado tu nacimiento; los apóstoles, los mártires, los fieles de todos los siglos han vuelto a decir los cánticos de los ángeles.
—La alegría de nuestro corazón está en Dios.
Tu Iglesia te alaba en todas las lenguas humanas, porque ha visto tu salvación.
—La alegría de nuestro corazón está en Dios.
Hijo de Dios, te rebajaste haciéndote servidor, con el fin de que seamos ensalzados y podamos participar de tu gloria.
—La alegría de nuestro corazón está en Dios.
Estábamos en las tinieblas y nos has dado la luz y la fuerza, la paz y la alegría.
—La alegría de nuestro corazón está en Dios.
Condúcenos según tu voluntad de amor; haz de nosotros un pueblo que vive de ti en la santidad.
—La alegría de nuestro corazón está en Dios.
Danos unos corazones rectos para escuchar tu Palabra y produce en nosotros frutos abundantes.
—La alegría de nuestro corazón está en Dios.
Jesús, hijo de la Virgen María, en Navidad nos ofreces el mensaje de alegría de tu Evangelio. El que escucha, el que acoge los dones del Espíritu Santo, tanto de día como en las vigilias de la noche, descubre que con una fe muy pequeña, con casi nada, lo tiene todo.
Cristo Jesús, unos humildes pastores te descubrieron en un establo. Haznos capaces de avanzar hacia la claridad de tu presencia, oculta en nosotros. Y nuestro corazón puede decirte: Jesús, mi alegría, mi esperanza, mi vida.
Canto
Salmo
A ti, Señor, me acojo :
no quede yo nunca defraudado ;
tú que eres justo, ponme a salvo,
inclina tu oído hacia mí.
ven aprisa a librarme,
Sé la roca de mi refugio,
un baluarte donde me salve,
tú que eres mi roca y mi baluarte ;
por tu nombre dirígeme y guíame :
Sácame de la red que me han tendido,
porque tú eres mi amparo.
A tus manos encomiendo mi espíritu :
tú el Dios leal, me librarás.
Te fijaste en mi aflicción
velaste por mi vida en peligro.
No me entregaste en poder del enemigo,
colocaste mis pies en terreno espacioso.
Pero yo confío en ti, Señor,
digo : Tú eres mi Dios.
En tu mano están mis azares :
líbrame de los que me persiguen.
Muestra a tu siervo tu rostro radiante,
sálvame por tu lealtad.
del salmo 30
Lectura
¡Lanza gritos de gozo, hija de Sión, lanza clamores, Israel! (...) Ya no temerás ningún mal. Aquel día se dirá a Jerusalén: ¡No tengas miedo, Sión, no desmayen tus manos! El Señor tu Dios está en medio de ti, ¡un poderoso salvador! El exulta de gozo por ti, te renueva por su amor; danza por ti con gritos de júbilo, como en los días de fiesta.
Sofonías 3,14-18a
Hubo un hombre, enviado por Dios: se llamaba Juan. Este vino para un testimonio, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por él. No era él la luz, sino quien debía dar testimonio de la luz. La Palabra era la luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo. En el mundo estaba, y el mundo fue hecho por ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa y los suyos no la recibieron. Pero a todos los que la recibieron les dio poder de hacerse hijos de Dios.
Juan 1,6-12
Canto
Silencio
Oración de alabanza
Jesús, a ti que vienes a anunciar a los pobres la Buena Noticia:
—Bendecimos tu santo nombre.
Jesús, a ti que vienes a revelar a los seres humanos la alegría del perdón:
—Bendecimos tu santo nombre.
Jesús, a ti que das a conocer tu amor a quienes se creían excluídos:
—Bendecimos tu santo nombre.
Jesús, quieres que tu Evangelio sea proclamado en todo lugar:
—Bendecimos tu santo nombre.
Jesús, tú sostienes la esperanza de tu Iglesia:
—Bendecimos tu santo nombre.
Jesús, tú vienes a habitar en medio de nosotros:
—Bendecimos tu santo nombre.
Padrenuestro
Oración
Salvador de toda vida, que se alegren los que te buscan. Tú nos dices: conozco tus pruebas y tu pobreza, y sin embargo estás colmado. ¿Colmado de qué? De las fuentes vivas, escondidas en lo más profundo de ti.
Bendícenos, tú, el Dios vivo que, mediante el bautismo, nos has revestido con un nuevo vestido que es Cristo mismo.
Cantos
Saldrá un vástago del tronco de Jesé, y un retoño de sus raíces brotará. Reposará sobre él el espíritu del Señor: espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y fortaleza, espíritu de ciencia y adoración del Señor. No juzgará por las apariencias, ni sentenciará de oídas. Juzgará con justicia a los débiles, y sentenciará con rectitud a los pobres de la tierra. (...) La justicia será el ceñidor de su cintura, verdad el cinturón de sus flancos. Serán vecinos el lobo y el cordero, y el leopardo se echará con el cabrito, el novillo y el cachorro pacerán juntos, y un niño pequeño los conducirá. La vaca y la osa pacerán, juntas acostarán sus crías, el león, como los bueyes, comerá paja. Hurgará el niño de pecho en el agujero del áspid, y en la hura de la víbora el recién destetado meterá la mano. Nadie hará daño, nadie hará mal en todo mi santo Monte, porque la tierra estará llena de conocimiento del Señor, como cubren las aguas el mar.
Isaías 11,1-9
En aquellos días, se levantó María y se fue con prontitud a la región montañosa a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena del Espíritu Santo; y exclamando con gran voz, dijo: «Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno; y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí? Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno. ¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!»
Lucas 1,39-45
San Pablo escribe: Estad siempre alegres. Orad constantemente. En todo dad gracias, pues esto es lo que Dios, en Cristo Jesús, quiere de vosotros. No extingáis el Espíritu; no despreciéis las profecías; examinadlo todo y quedaos con lo bueno. Absteneos de todo género de mal. Que El, el Dios de la paz, os santifique plenamente, y que todo vuestro ser, el espíritu, el alma y el cuerpo, se conserve sin mancha hasta la Venida de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es el que os llama y es él quien lo hará.
1 Tesalonicenses 5, 16-24
Jesús dice a Nicodemo: «En verdad, en verdad te digo: el que no nazca de lo alto no puede ver el Reino de Dios.» Nicodemo le responde: «¿Cómo puede uno nacer siendo ya viejo? ¿Puede acaso entrar otra vez en el seno de su madre y nacer?» Respondió Jesús: «En verdad, en verdad te digo: el que no nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios. Lo nacido de la carne, es carne; lo nacido del Espíritu, es espíritu. No te asombres de que te haya dicho: Tenéis que nacer de lo alto. El viento sopla donde quiere, y oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así es todo el que nace del Espíritu.»
Juan 3, 3-8
San Pablo escribe: Estad siempre alegres en el Señor; os lo repito, estad alegres. Que vuestra mesura sea conocida por todos. El Señor está cerca. No os inquietéis por cosa alguna; antes bien, en toda ocasión, presentad a Dios vuestras peticiones, mediante la oración y la súplica, acompañadas de la acción de gracias. Y la paz de Dios, que supera todo conocimiento, custodiará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.
Filipenses 4, 4-7
Comienzo del Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. Conforme está escrito en Isaías el profeta: Mira, envío mi mensajero delante de ti, el que ha de preparar tu camino. Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas, apareció Juan bautizando en el desierto, proclamando un bautismo de conversión para el perdón de los pecados. Acudía a él gente de toda la región de Judea y todos los de Jerusalén, y eran bautizados por él en el río Jordán, confesando sus pecados. Juan llevaba un vestido de piel de camello; y se alimentaba de langostas y miel silvestre. Y proclamaba: «Detrás de mí viene el que es más fuerte que yo; y yo no soy digno de desatarle, inclinándome, la correa de sus sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo.»
Marcos 1, 1-8
En esto hemos conocido lo que es amor: en que Jesús dio su vida por nosotros. También nosotros debemos dar la vida por los hermanos. Si alguno que posee bienes de la tierra, ve a su hermano padecer necesidad y le cierra su corazón, ¿cómo puede permanecer en él el amor de Dios? Hijos míos, no amemos de palabra ni de boca, sino con obras y según la verdad. En esto conoceremos que somos de la verdad, y tranquilizaremos nuestro corazón ante El, en caso de que nos condene nuestro corazón, pues Dios es más grande que nuestro corazón y conoce todo.
1 Juan 3,16-20
En aquel tiempo, tomando Jesús la palabra, dijo: «Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños. Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce bien al Hijo sino el Padre, ni al Padre le conoce bien nadie sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso. Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera.»
Mateo 11,25-30
del salmo 102
Lectura
¿Por qué dices, pueblo mío: «Oculto está mi camino para el Señor, y a Dios se le pasa mi derecho?» ¿Es que no lo sabes? ¿Es que no lo has oído? Que Dios desde siempre es el Señor, creador de los confines de la tierra, que no se cansa ni se fatiga, y cuya inteligencia es inescrutable. Que al cansado da vigor, y al que no tiene fuerzas la energía le acrecienta. Los jóvenes se cansan, se fatigan, los valientes tropiezan y vacilan, mientras que a los que esperan en el Señor él les renovará el vigor, subirán con alas como de águilas, correrán sin fatigarse y andarán sin cansarse.
Isaías 40,27-31
o
Jesús dice: «Yo os digo a los que me escucháis: Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os odien, bendecid a los que os maldigan, rogad por los que os difamen. Al que te hiera en una mejilla, preséntale también la otra; y al que te quite el manto, no le niegues la túnica. A todo el que te pida, da, y al que tome lo tuyo, no se lo reclames. Y lo que queráis que os hagan los hombres, hacédselo vosotros igualmente. Si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? Pues también los pecadores aman a los que les aman. (...) Más bien, amad a vuestros enemigos; haced el bien, y prestad sin esperar nada a cambio; y vuestra recompensa será grande, y seréis hijos del Altísimo, porque él es bueno con los ingratos y los perversos.
Lucas 6,27-32.35
Canto
Silencio
Oración de alabanza
Señor Dios, tú no miras a las apariencias sino a nuestro corazón, tú eres perdón.
Señor Dios, tú renuevas en nosotros la paz del corazón y una alegría serena.
Cristo resucitado, tú estás con todos, incluso con los que no tienen conciencia de tu presencia.
Cristo resucitado, tu pones en nuestros corazones el deseo de tu Reino.
Cristo resucitado, tú nos llamas a compartir los frutos de la tierra y del trabajo.
Señor Dios, por medio de Cristo, nos ofreces la plenitud de tu vida.
Señor Dios, en tus manos ponemos toda nuestra vida.
Padrenuestro
Oración
Jesús, nuestra paz, por medio del Espíritu Santo tú vienes siempre junto a nosotros. En lo profundo de nuestra alma tu presencia nos asombra. Nuestra oración puede que sea muy pobre, pero tú rezas dentro de nosotros.
Cantos
El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida,
¿quién me hará temblar?
Si un ejército acampa contra mí,
mi corazón no tiembla;
si me declaran la guerra,
me siento tranquilo.
Una cosa pido al Señor,
eso buscaré:
habitar en la casa del Señor
por los días de mi vida;
gozar de la dulzura del Señor,
contemplando su templo.
Él me protegerá en su tienda
el día del peligro,
me esconderá en lo escondido de su morada,
me alzará sobre la roca.
En esto hemos conocido lo que es amor: en que Jesús dio su vida por nosotros. También nosotros debemos dar la vida por los hermanos. Si alguno que posee bienes de la tierra, ve a su hermano padecer necesidad y le cierra su corazón, ¿cómo puede permanecer en él el amor de Dios? Hijos míos, no amemos de palabra ni de boca, sino con obras y según la verdad. En esto conoceremos que somos de la verdad, y tranquilizaremos nuestro corazón ante El, en caso de que nos condene nuestro corazón, pues Dios es más grande que nuestro corazón y conoce todo.
o
En aquel tiempo, tomando Jesús la palabra, dijo: «Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños. Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce bien al Hijo sino el Padre, ni al Padre le conoce bien nadie sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso. Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera.»
Dios, nuestro Padre, llena nuestras vidas con tu compasión, para que vivamos en la generosidad del perdón.
Por quienes no pueden creer, y dan su vida al servicio de los demás, te pedimos.
Por la Iglesia, fermento de comunión: Señor, haz que resplandezca en ella tu rostro.
Oh Cristo, luz de lo alto, ven a visitar a los que están en las tinieblas: muéstrales el camino de tu amor.
Sé el apoyo de los que conocen dificultades y desánimos, tú que eres fuente de confianza y de vida.
Guíanos con tu Espíritu para cumplir la voluntad de tu amor, danos un corazón nuevo.
Jesús, nuestra paz, si nuestros labios permanecen en silencio, nuestro corazón te escucha y también te habla. Y tú dices a cada uno: abandónate simplemente a la vida del Espíritu Santo, tu poca fe basta.
o
Bendícenos, Cristo Jesús, tu amor por cada uno de nosotros nunca desparecerá.
Jeremías dice: Entonces me fue dirigida la palabra del Señor en estos términos: Antes de haberte formado yo en el seno materno, te conocía, y antes que nacieses, te tenía consagrado; yo profeta de las naciones te constituí. Yo dije: «¡Ah, Señor! Mira que no sé expresarme, que soy un muchacho.» Y me dijo el Señor: No digas: «Soy un muchacho», pues adondequiera que yo te envíe irás, y todo lo que te mande dirás. No les tengas miedo, que contigo estoy yo para salvarte, dice el Señor.
Jeremías 1,4-8
Jesús dice: «Un hombre tenía dos hijos; y el menor de ellos dijo al padre: "Padre, dame la parte de la hacienda que me corresponde." Y él les repartió la hacienda. Pocos días después el hijo menor lo reunió todo y se marchó a un país lejano donde malgastó su hacienda viviendo como un libertino. Cuando hubo gastado todo, sobrevino un hambre extrema en aquel país, y comenzó a pasar necesidad. Entonces, fue y se ajustó con uno de los ciudadanos de aquel país, que le envió a sus fincas a apacentar puercos. Y deseaba llenar su vientre con las algarrobas que comían los puercos, pero nadie se las daba. Y entrando en sí mismo, dijo: «¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan en abundancia, mientras que yo aquí me muero de hambre! Me levantaré, iré a mi padre y le diré: Padre, pequé contra el cielo y ante ti. Ya no merezco ser llamado hijo tuyo, trátame como a uno de tus jornaleros. Y, levantándose, partió hacia su padre. Estando él todavía lejos, le vió su padre y, conmovido, corrió, se echó a su cuello y le besó efusivamente. El hijo le dijo: "Padre, pequé contra el cielo y ante ti; ya no merezco ser llamado hijo tuyo." Pero el padre dijo a sus siervos: "Traed aprisa el mejor vestido y vestidle, ponedle un anillo en su mano y unas sandalias en los pies. Traed el novillo cebado, matadlo, y comamos y celebremos una fiesta, porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y ha sido hallado. Y comenzaron la fiesta.
Lucas 15,11-24
Canto
Salmo
Alabad, siervos del Señor,
alabad el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre :
de la salida del sol hasta su ocaso,
alabado sea el nombre del Señor.
El Señor se eleva sobre todos los pueblo,
su gloria sobre los cielos.
¿Quién como el Señor, Dios nuestro,
que se eleva en su trono
y se abaja para mirar
al cielo y a la tierra ?
Levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para sentarlo con los príncipes,
los príncipes de su pueblo ;
a la estéril le da un puesto en la casa,
como madre feliz de hijos.
salmo 112
Lectura
Al llegar el día de Pentecostés, estaban los discípulos reunidos en un mismo lugar. De repente vino del cielo un ruido como el de una ráfaga de viento impetuoso, que llenó toda la casa en la que se encontraban. Se les aparecieron unas lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos; quedaron todos llenos del Espíritu Santo y se pusieron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse. Había en Jerusalén hombres piadosos que allí residían, venidos de todas las naciones que hay bajo el cielo. Al producirse aquel ruido la gente se congregó y se llenó de estupor al oírles hablar cada uno en su propia lengua. (…) Entonces Pedro, presentándose con los Once, levantó su voz y dijo: «Judíos y habitantes todos de Jerusalén: Que os quede esto bien claro y prestad atención a mis palabras: No están éstos borrachos, como vosotros suponéis, pues es la hora tercia del día, sino que es lo que dijo el profeta: Sucederá en los últimos días, dice Dios: Derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros jóvenes verán visiones y vuestros ancianos soñarán sueños. (…) Y todo el que invoque el nombre del Señor se salvará.»
Hechos de los apóstoles 2, 1-6, 14-17, 21
Jesús dice: «Si me amáis, guardaréis mis mandamientos; y yo pediré al Padre y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre, el Espíritu de la verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque no le ve ni le conoce. Pero vosotros le conoceréis, porque mora con vosotros. No os dejaré huérfanos: volveré a vosotros. Dentro de poco el mundo ya no me verá, pero vosotros sí me veréis, porque yo vivo y también vosotros viviréis. Aquel día comprenderéis que yo estoy en mi Padre y vosotros en mí y yo en vosotros.»
Juan 14, 15-20
Canto
Silencio
Oración de Intercesión
Ven, Espíritu Santo, haz que surja del cielo el esplendor de tu amor.
Ven, Padre de los pobres; ven, Espíritu generoso; ven, Luz de los corazones.
Tú, el perfecto Consolador, haces que en nuestra alma habite la paz: Ven, Espíritu Santo.
Tú, maravilloso frescor, en la pena, tú eres el descanso, en la prueba, la fuerza: Ven, Espíritu Santo.
Luz bondadosa, penetra la intimidad de nuestro corazón; ven, Espíritu Santo.
Ablanda nuestra rigidez, enciende nuestra tibieza; ven, Espíritu Santo.
Abreva nuestra sequedad, cura nuestra herida; ven, Espíritu Santo.
Danos la alegría que permanece; ven, Espíritu Santo, haz que brote del cielo el resplandor de tu amor.
Padrenuestro
Oración
Espíritu Santo, en cualquier situación, quisiéramos acogerte con gran sencillez. Es ante todo con la inteligencia del corazón como podemos penetrar el misterio de tu vida dentro de nosotros.
o
Que el fuego del amor de Cristo nos habite, ese amor con el que nos amó primero.
Cantos
Canto
Salmo
Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con vítores.
Sabed que el Señor es Dios :
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño.
Entrad por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre :
« El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades. »
salmo 99
Lectura
Después de su pasión, Jesús se presentó ante los discípulos dándoles muchas pruebas de que vivía y hablándoles acerca de lo referente al Reino de Dios. (…) Los que estaban reunidos le preguntaron: «Señor, ¿es en este momento cuando vas a restablecer el Reino de Israel?» El les contestó: «A vosotros no os toca conocer el tiempo y el momento que ha fijado el Padre con su autoridad, sino que recibiréis la fuerza del Espíritu Santo, que vendrá sobre vosotros, y seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaría, y hasta los confines de la tierra.» Y dicho esto, fue levantado en presencia de ellos, y una nube le ocultó a sus ojos.
Hechos de los apóstoles 1, 3b,6-9
Antes de pasar de este mundo al Padre, Jesús rezaba así: «No te ruego sólo por estos, sino también por aquellos que, por medio de su palabra, creerán en mí, para que todos sean uno. Como tú, Padre en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado. Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno como nosotros somos uno: yo en ellos y tú en mí, para que sean perfectamente uno, y el mundo conozca que tú me has amado a mí. Padre, los que tú me has dado, quiero que donde yo esté estén también conmigo, para que contemplen mi gloria, la que me has dado, porque me has amado antes de la creación del mundo. Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido y éstos han conocido que tú me has enviado. Yo les he dado a conocer tu Nombre y se lo seguiré dando a conocer, para que el amor con que tú me has amado esté en ellos y yo en ellos.»
Juan 17, 20-26
Canto
Silencio
Oración de Intercesión
Señor Jesús, después de haber dado tu vida en la cruz, tú has entrado en la gloria del Padre. Haz que toda la humanidad participe en tu vida de Resucitado.
Por medio de ti, Jesús, Dios ha hecho con nosotros una alianza nueva. Tú estás con nosotros todos los días hasta el final de los tiempos.
Jesús, tú apareciste a tus discípulos después de tu pasión. Con tu presencia en medio de nosotros, consolídanos en nuestra fe.
Jesús, tú has prometido el Espíritu Santo a los apóstoles. Que el Espíritu Consolador renueve nuestra fidelidad hacia ti.
Jesús, tú has enviado a los apóstoles a anunciar la Buena Noticia hasta los confines de la tierra. Que el Espíritu Santo nos haga testigos de tu amor.
Padrenuestro
Oración
Señor Cristo, aún teniendo una fe que trasportara montañas, sin amor ¿qué seríamos? Tú, tú nos amas. Sin tu Espíritu que habita en nuestros corazones, ¿qué seríamos? Tú, tú nos amas. Tomándolo todo sobre tí, nos abres un camino hacia la fe, esa confianza en Dios, él que no quiere ni el sufrimiento ni la aflicción humana. Espíritu de Cristo, Espíritu de compasión, Espíritu de la alabanza, tu amor por cada uno de nosotros nunca desaparecerá.
Cantos
San Pablo escribe: Cristo sufrió por vosotros, dejándoos ejemplo para que sigáis sus huellas. El que no cometió pecado, y en cuya boca no se halló engaño; él que, al ser insultado, no respondía con insultos; al padecer, no amenazaba, sino que se ponía en manos de Aquel que juzga con justicia.
1 Pedro 2, 21-23
Jesús dice: «Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas. Pero el asalariado, que no es pastor, a quien no pertenecen las ovejas, ve venir el lobo, abandona las ovejas y huye, y el lobo hace presa de ellas y las dispersa, porque es asalariado y no le importan nada las ovejas. Yo soy el buen pastor y conozco a mis ovejas y las mías me conocen a mí, como me conoce el Padre y yo conozco a mi Padre y doy mi vida por las ovejas. También tengo otras ovejas, que no son de este redil; también a ésas las tengo que conducir y escucharán mi voz; y habrá un solo rebaño, un solo pastor. Por eso me ama el Padre, porque doy mi vida, para recobrarla de nuevo. Nadie me la quita; yo la doy voluntariamente. Tengo poder para darla y poder para recobrarla de nuevo; esa es la orden que he recibido de mi Padre.»
Juan 10, 11-18
Canto
Salmo
Yo te amo, Señor ;
tú eres mi fortaleza,
Señor, mi roca,
mi alcázar, mi libertador,
Dios mío, peña mía, refugio mío, escudo mío,
mi fuerza salvadora, mi baluarte.
Invoco al Señor de mi alabanza y quedo libre.
En el peligro invocaba al Señor,
pidiendo socorro a mi Dios ;
desde su templo escuchó mi clamor,
mi grito llegó a sus oídos.
Me asaltaban el día funesto,
pero el Señor fue mi apoyo.
Me sacó a un lugar espacioso,
me libró porque me ama.
del salmo 17
Lectura
San Juan escribe: Todo el que cree que Jesús es el Cristo ha nacido de Dios; y todo el que ama a aquel que da el ser ama también al que ha nacido de él. En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios: si amamos a Dios y cumplimos sus mandamientos. Pues en esto consiste el amor a Dios: en que guardemos sus mandamientos. Y sus mandamientos no son pesados, pues todo lo que ha nacido de Dios vence al mundo. Y lo que ha conseguido la victoria sobre el mundo es nuestra fe.
1 Juan 5, 1-4
Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Los otros discípulos le decían: «Hemos visto al Señor.» Pero él les contestó: «Si no veo en sus manos la señal de los clavos y no meto mi dedo en el agujero de los clavos y no meto mi mano en su costado, no creeré.» Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro y Tomás con ellos. Se presentó Jesús en medio estando las puertas cerradas, y dijo: «La paz con vosotros.» Luego dice a Tomás: «Acerca aquí tu dedo y mira mis manos; trae tu mano y métela en mi costado, y no seas incrédulo sino creyente.» Tomás le contestó: «Señor mío y Dios mío.» Dícele Jesús: «Porque me has visto has creído. Dichosos los que no han visto y han creído.»
Juan 20, 24-29
Canto
Silencio
Oración de Intercesión
Cristo resucitado, tu corazón exulta y tu alma se regocija, consuela a todos los que viven en la pena.
Señor resucitado, tú vienes a transfigurar nuestras personas, enciende en nosotros el fuego de tu amor.
Señor resucitado, en ti nuestra resurrección ya ha comenzado sobre la tierra, enciende en nosotros el fuego de tu amor.
Señor resucitado, tú vienes a colmarnos con la paz del corazón, enciende en nosotros el fuego de tu amor.
Señor resucitado, tu Espíritu quema en nosotros la tristeza, enciende en nosotros el fuego de tu amor.
Señor resucitado, tú vienes para reunirnos en tu Cuerpo, la Iglesia, enciende en nosotros el fuego de tu amor.
Padrenuestro
Oración
Tú, el Resucitado, cuando tenemos el simple deseo de acoger tu amor, poco a poco se enciende una llama en lo profundo de nuestro ser. Animada por el Espíritu Santo, esta llama de amor puede ser muy frágil al principio. Lo sorprendente es que arda siempre. Y cuando comprendemos que tú nos amas, la confianza de la fe llega a ser nuestro propio canto.
Cantos
Canto
Salmo
Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de sus fieles ;
que se alegre su pueblo por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.
Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras ;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la salvación a los humildes.
Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas :
con vítores a Dios en la boca…
honor para todos sus fieles.
del salmo 149
Lectura
San Pablo escribe: Os transmití, en primer lugar, lo que a mi vez recibí: que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras: que fue sepultado y que resucitó al tercer día, según las Escrituras, que se apareció a Cefás y luego a los Doce.
1 Corintios 15, 3-5
Aquel mismo día iban dos de ellos a un pueblo llamado Emaús, que estaba a dos horas de Jerusalén, y conversaban entre sí sobre todo lo que había pasado. Y sucedió que, mientras ellos conversaban y discutían, el mismo Jesús se acercó y siguió con ellos; pero sus ojos estaban retenidos para que no le reconocieran. (…) El les dijo: «¿No era necesario que el Cristo padeciera eso y entrara así en su gloria?» Y, empezando por Moisés y continuando por todos los profetas, les explicó lo que había sobre él en todas las Escrituras. Al acercarse al pueblo a donde iban, él hizo ademán de seguir adelante. Pero ellos le forzaron diciéndole: «Quédate con nosotros, porque atardece y el día ya ha declinado.» Y entró a quedarse con ellos. Y sucedió que, cuando se puso a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando. Entonces se les abrieron los ojos y le reconocieron, pero él desapareció de su lado. Se dijeron uno a otro: «¿No estaba ardiendo nuestro corazón dentro de nosotros cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?»
Lucas 24, 13-16, 26-32
Canto
Silencio
Oración de Intercesión
Cristo, nacido del Padre antes de todos los siglos, y que te has encarnado en nuestra humanidad, tú has resucitado por nosotros; te adoramos.
—¡Gloria a ti Señor!
Hijo de Dios, Fuente de vida, invocamos tu bondad sobre nosotros y sobre toda la familia humana.
—Escúchanos, Señor de gloria.
Haznos vivir de tu vida y caminar como hijos de la luz, en la alegría de Pascua.
—Escúchanos, Señor de gloria.
Aumenta la fe en tu Iglesia, con el fin de que ella dé fiel testimonio de tu resurrección.
—Escúchanos, Señor de gloria.
Consuela a todos los que están abatidos, y graba en su corazón tus palabras de vida eterna.
—Escúchanos, Señor de gloria.
Consolida a los débiles en la fe, y revélate a los corazones que dudan.
—Escúchanos, Señor de gloria.
Fortalece a los enfermos, sostén a los ancianos y tranquiliza a los moribundos con tu presencia que salva.
—Escúchanos, Señor de gloria.
Padrenuestro
Oración
Tú Cristo, el Resucitado, escuchamos tu apacible voz en el Evangelio. Tú nos dices: ¿Por qué os preocupáis? Una sola cosa es necesaria: un corazón a la escucha de mi Palabra y del Espíritu Santo.
Cantos
El Señor es mi alabanza en la gran asamblea,
cumpliré mis votos delante de sus fieles.
Los desvalidos comerán hasta saciarse,
alabarán al Señor los que lo buscan :
viva su corazón por siempre.
Lo recordarán y volverán al Señor
hasta de los confines del orbe ;
en su presencia se postrarán
las familias de los pueblos.
Porque del Señor es el reino,
él gobierna a los pueblos.
Ante él se inclinarán los que bajan al polvo.
Me hará vivir para él, mi descendencia le servirá,
hablarán del Señor a la generación futura,
contarán su justicia al pueblo que ha de nacer :
todo lo que hizo el Señor.
El Señor dice: «Mira que estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y me abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo.»
Al atardecer de aquel día, el primero de la semana, estando cerradas, por miedo a los judíos, las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: «La paz con vosotros.» Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos se alegraron de ver al Señor. Jesús les dijo otra vez: «La paz con vosotros. Como el Padre me envió, también yo os envío.» Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo. A quien perdonéis los pecados, les quedan perdonados.»
Cristo, por tu resurrección abres a todos los seres humanos las puertas del Reino: condúcenos hasta la gloria del Padre.
Por tu resurrección has confirmado la fe de tus discípulos y les has enviado al mundo: que tu Iglesia sea a su vez fiel en la proclamación de la Buena Noticia.
Por tu resurrección nos has reconciliado en tu paz: haz que todos los bautizados entren en una misma comunión de fe y de amor.
Por tu resurrección sanas nuestra humanidad y le das la vida eterna: te confiamos a los enfermos.
Por tu resurrección te has convertido en el primero de los seres vivos.
Jesús, el Resucitado, tú infundes en nosotros el Espíritu Santo. Quisiéramos decirte: tú tienes las palabras que dan vida a nuestra alma, ¿a quién iríamos sino a ti, el Resucitado?