Salmo
Dios mío, Dios mío,
¿por qué me has abandonado ? ;
a pesar de mis gritos,
mi oración no te alcanza.
De día te grito, y no respondes ;
de noche, y no me haces caso.
Aunque tú habitas en el santuario,
esperanza de tu pueblo.
En ti confiaban nuestros padres ;
confiaban, y los ponías a salvo ;
a ti gritaban, y quedaban libres ;
en ti confiaba, y no los defraudaste.
Pero yo soy un gusano, no un hombre,
vergüenza de la gente, desprecio del pueblo ;
al verme, se burlan de mí,
hacen visajes, menean la cabeza :
« Acudió al Señor, que lo ponga a salvo ;
que lo libre si tanto lo quiere. »
Tú eres quien me sacó del vientre,
me tenías confiado en el regazo de mi madre ;
desde el seno pasé a tus manos,
desde el vientre materno tú eres mi Dios.
No te quedes lejos, que el peligro está cerca
y nadie me socorre.
del salmo 21
Lectura
El Siervo del Señor creció como un retoño delante de Dios, como raíz de tierra árida. No tenía apariencia ni presencia; le vimos y no tenía aspecto que pudiésemos estimar. Despreciable y desecho de hombres, varón de dolores y sabedor de dolencias, como uno ante quien se oculta el rostro, despreciable, y no le tuvimos en cuenta. ¡Y con todo eran nuestras dolencias las que él llevaba y nuestros dolores los que soportaba! Nosotros le tuvimos por azotado, herido de Dios y humillado. El ha sido herido por nuestras rebeldías, molido por nuestras culpas. El soportó el castigo que nos trae la paz, y con sus heridas hemos sido curados.Isaías 53, 2-5
Mientras estaban comiendo, tomó Jesús pan y lo bendijo, lo partió y, dándoselo a sus discípulos, dijo: «Tomad, comed, éste es mi cuerpo.» Tomó luego una copa y, dadas las gracias, se la dio diciendo: «Bebed de ella todos, porque ésta es mi sangre de la Alianza, que es derramada por muchos para el perdón de los pecados. Y os digo que desde ahora no beberé de este producto de la vid hasta el día aquel en que lo beba con vosotros, nuevo, en el Reino de mi Padre.»
Mateo 26, 26-29
Canto
Silencio
Oración de alabanza
Cristo Salvador, como la semilla que cae en tierra, tú has conocido la muerte. Unida a ti, nuestra vida dará mucho fruto.
—¡Alabado seas Señor!
Cristo, tú has descendido a lo más bajo de nuestra condición humana, y permaneces cerca de los que han sido abandonados.
—¡Alabado seas Señor!
En tu amor, tú has cargado con nuestros pecados; inocente, has padecido la muerte para arrancarnos a la muerte.
—¡Alabado seas Señor!
Con tu amor has vencido el mal y el odio, y vives para siempre junto al Padre.
—¡Alabado seas Señor!
Tú nos escuchas porque eres bueno y nos visitas en la desgracia; colma nuestro corazón revelándonos la luz de tu rostro.
—¡Alabado seas Señor!
Padrenuestro
Oración
Cristo, tú lo das todo, das tu vida y también tu perdón que nunca nos dejará. Y nuestra respuesta es como un balbuceo: tú, Cristo, sabes que te amo, quizás no como yo quisiera, pero te amo.
Jesús, alegría de nuestros corazones, tú permaneces a nuestro lado como un pobre y también como el Resucitado. Quieres que seamos personas llenas de vida. Y cada vez que se produce un distanciamiento entre tú y nosotros, nos invitas a seguirte permaneciendo muy cerca de ti.
Bendícenos, Cristo Jesús, tú que, abrumado por las penas, no amenazabas a nadie. Tú vienes a curar con tu compasión.
Cantos
Desde lo hondo a ti grito, Señor,
Señor, escucha mi voz ;
estén tus oídos atentos
a la voz de mi súplica.
Si llevas cuenta de los delitos, Señor,
¿quién podrá resistir ?
Pero de ti procede el perdón,
y así infundes respeto.
Mi alma espera en el Señor,
espera en su palabra ;
mi alma aguarda al Señor,
más que el centinela la aurora.
Porque del Señor viene la misericordia,
la redención copiosa ;
y él redimirá a su pueblo
de todos sus delitos.
Así dice el Señor: ¿No os acordáis de lo pasado, ni caéis en la cuenta de lo antiguo? Pues bien, he aquí que yo lo renuevo: ya está en marcha, ¿no le reconocéis? Sí, pongo en el desierto un camino, ríos en el páramo. Las bestias del campo me darán gloria, los chacales y las avestruces, pues pondré agua en el desierto y ríos en la soledad, para dar de beber a mi pueblo elegido. El pueblo que yo me he formado contará mis alabanzas.»
Isaías 43, 18-21Jesús llegó a una ciudad de Samaría llamada Sicar, cerca de la heredad que Jacob dio a su hijo José. Allí estaba el pozo de Jacob. Jesús, como se había fatigado del camino, estaba sentado junto al pozo. Era alrededor de la hora sexta. Llega una mujer de Samaria a sacar agua. Jesús le dice: «Dame de beber.» Pues sus discípulos se habían ido a la ciudad a comprar comida. Le dice la mujer samaritana: «¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy una mujer samaritana?» (Porque los judíos no se tratan con los samaritanos.) Jesús le respondió: «Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: "Dame de beber", tú le habrías pedido a él, y él te habría dado agua viva.» Le dice la mujer: «Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo; ¿de dónde, pues, tienes esa agua viva? ¿Es que tú eres más que nuestro padre Jacob, que nos dio el pozo, y de él bebieron él y sus hijos y sus ganados?» Jesús le respondió: «Todo el que beba de esta agua, volverá a tener sed; pero el que beba del agua que yo le dé, no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le dé se convertirá en él en fuente de agua que brota para vida eterna.»
Juan 4, 5-14
Señor Cristo, revela la presencia de tu Reino en medio de nosotros.
Vela, oh Dios, en la puerta de nuestros labios; que toda herida de esta jornada desaparezca en tu perdón.
Señor Jesús, inclina hacia tu luz los corazones que no encuentran el camino hacia ti.
Cristo, por el don de tu vida a Dios, muéstranos el camino de vida.
Cristo, permanece junto a todos los que conocen una noche atormentada, los enfermos, las personas sin hogar.
Cristo, protégenos de las trampas del desánimo y de la inquietud.
Nuestra mirada, Señor, se vuelve hacia ti; nuestra alma descansa en ti.
Dios vivo, a veces somos como extranjeros en la tierra, desconcertados por las violencias, la dureza de las oposiciones. Como una brisa ligera, tú soplas sobre nosotros el Espíritu de paz. Transfigura los desiertos de nuestras dudas para prepararnos a ser portadores de reconciliación allí donde tú nos has puesto, hasta que despunte una esperanza de paz entre los seres humanos.
Bendícenos, Cristo Jesús, haznos capaces de abandonarlo todo en ti.
Canto
Salmo
El Señor es nuestro refugio y fortaleza,
una ayuda siempre pronta en los peligros.
Por eso no tememos,
aunque la tierra se conmueva
y las montañas se desplomen
hasta el fondo del mar;
aunque bramen y se agiten sus olas,
y con su ímpetu sacudan las montañas.
El Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro baluarte es el Dios de Jacob.
Los canales del río alegran la Ciudad de Dios,
la más santa Morada del Altísimo.
El Señor está en medio de ella: nunca vacilará;
él la socorrerá al despuntar la aurora.
Tiemblan las naciones, se tambalean los reinos:
Él hace oír su voz y se deshace la tierra.
El Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro baluarte es el Dios de Jacob.
Venid a contemplar las obras del Señor,
él hace cosas admirables en la tierra:
elimina la guerra hasta los extremos del mundo;
rompe el arco, quiebra la lanza
y prende fuego a los escudos.
Rendíos y reconoced que yo soy Dios:
yo estoy por encima de las naciones,
por encima de toda la tierra.
El Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro baluarte es el Dios de Jacob.
Del salmo 46
Lectura
Silencio
Oración de Intercesión
• Señor Jesús, después de haber dado tu vida en la cruz, tú has entrado en la gloria del Padre. Haz que toda la humanidad participe en tu vida de Resucitado.
• Por medio de ti, Jesús, Dios ha hecho con nosotros una alianza nueva. Tú estás con nosotros todos los días hasta el final de los tiempos.
• Jesús, tú apareciste a tus discípulos después de tu pasión. Con tu presencia en medio de nosotros, consolídanos en nuestra fe.
• Señor Jesús, tú que conoces lo profundo de cada uno, consuela a los que sufren.
• Jesús, tú que nos envías a nuestros hermanos, ayúdanos a anunciar con fuerza tu presencia.
• Jesús, tú has enviado a los apóstoles a anunciar la Buena Noticia hasta los confines de la tierra. Que el Espíritu Santo nos haga testigos de tu amor.
Padrenuestro
Oración
Jesús, en el vacío, en la desesperanza, en la ceguera, tu Evangelio es luz en nosotros, tu Eucaristía es presencia en nosotros. Sedientos de las realidades de Dios, reconocemos tu presencia de Resucitado entre nosotros.
Cantos
Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre :
de la salida del sol hasta su ocaso,
alabado sea el nombre del Señor.
El Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su gloria sobre los cielos.
¿Quién como el Señor, Dios nuestro,
que se eleva en su trono
y se abaja para mirar
al cielo y a la tierra ?
Levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para sentarlo con los príncipes,
los príncipes de su pueblo ;
a la estéril le da un puesto en la casa,
como madre feliz de hijos.
CANTO INICIAL: Laudate Dominun
SALMO 34
Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca.
Yo me glorío del Señor:
que lo escuchen los humildes y se alegren.
Engrandeced conmigo al Señor,
ensalcemos juntos su Nombre.
Yo busqué al Señor y me dio una respuesta
De todo temor me ha liberado.
Contempladlo y quedaréis radiantes, vuestro rostro no se sonrojará.
Este pobre clamó y el Señor lo escuchó, lo salvó de todos sus peligros.
El ángel del Señor acampa en torno a sus fieles protegiéndolos.
Gustad y apreciad qué bueno es el Señor: dichoso el varón que se acoge a él.
CANTO ALELUYA
LECTURA Mt 13, 44- 46
El reinado de Dios se parece a un tesoro escondido en un campo: lo descubre un hombre, lo vuelve a esconder y, lleno de alegría, vende todas sus posesiones para comprar aquel campo. El reinado de Dios se parece a un mercader en busca de perlas finas: al descubrir una de gran valor, va, vende todas sus posesiones y la compra.
CANTO
SILENCIO
PRECES
- Por quienes anuncian con fidelidad tu Palabra. Señor te pedimos.
- Por quienes sufren en los lugares de trabajo, por quienes están en paro, por el respeto de su dignidad.
- Por los niños abandonados, para que encuentren serenidad pronto en quienes les acojan. Señor te pedimos
- Por los estudiosos y los científicos, por quienes trabajan por el bien de toda la humanidad. Te pedimos Señor
- Para que la Iglesia sea signo del amor fraterno. Te pedimos Señor.
PADRENUESTRO
ORACIÓN
Bendícenos, Jesucristo, Tú que siempre vienes a visitarnos en nuestra realidad.
CANTO
CANTO INICIAL
SALMO 40
En Yahveh puse toda mi esperanza,
él se inclinó hacia mí y escuchó mi clamor.
Me sacó de la fosa fatal, del fango cenagoso;
asentó mis pies sobre la roca, consolidó mis pasos.
Puso en mi boca un canto nuevo, una alabanza a nuestro Dios;
muchos verán y temerán, y en Yahveh tendrán confianza.
Dichoso el hombre aquel que en Yahveh pone su confianza,
y no se va con los rebeldes, que andan tras la mentira.
¡Cuántas maravillas has hecho, Yahveh, Dios mío,
qué de designios con nosotros: no hay comparable a ti!
Ni sacrificio ni oblación querías, pero el oído me has abierto;
no pedías holocaustos ni víctimas, dije entonces: Heme aquí, que vengo.
Se me ha prescrito en el rollo del libro hacer tu voluntad.
Oh Dios mío, en tu ley me complazco en el fondo de mi ser.
No he escondido tu justicia en el fondo de mi corazón,
he proclamado tu lealtad, tu salvación,
no he ocultado tu amor y tu verdad a la gran asamblea.
Y tú, Yahveh, no contengas tus ternuras para mí.
Que tu amor y tu verdad incesantes me guarden.
¡Dígnate, oh Yahveh, librarme, Yahveh, corre en mi ayuda!
¡En ti se gocen y se alegren todos los que te buscan!
Repitan sin cesar: «¡Grande es Yahveh!», los que aman tu salvación.
Y yo, pobre soy y desdichado, pero el Señor piensa en mí;
Tú eres mi auxilio y libertador, ¡no te retrases Dios mío!.
LECTURA (Isaías 49, 13- 16)
¡Aclamad, cielos, y exulta, tierra! Prorrumpan los montes en gritos de alegría, pues Yahvé ha consolado a su pueblo, y de sus pobres se ha compadecido. Pero dice Sión: “Yahvé me ha abandonado, el Señor me ha olvidado”.
-¿Acaso olvida una mujer a su niño de pecho, sin compadecerse del hijo de sus entrañas? Pues aunque esas llegasen a olvidar, yo no te olvido. Míralo, en las palmas de mis manos te tengo tatuada, tú estás ante mí perpetuamente.
CANTO
SILENCIO
ENCENDER VELAS- CANTO
ORACIÓN DE INTERCESIÓN
- Dios creador y salvador, fuente de paz en toda la tierra,
(todos) sé toda nuestra vida
- Oh Cristo, que llamas a la comunión con todos,
(todos) acógenos en tu amor
- Oh Cristo, nuestro Pastor, Tú vienes a buscar a quien está perdido, visitar a los abandonados, a los marginados,
(todos) reaviva su esperanza
- Espíritu Consolador, tú depositas en nosotros una esperanza,
(todos) cólmanos de tu amor
- Espíritu Consolador, tú suscitas en nosotros un amor capaz de perdonar,
(todos) ven a nosotros, Espíritu Santo.
PADRE NUESTRO
ORACIÓN FINAL
Jesús, el Cristo, recuérdanos que si la fe, la esperanza y el amor fundamentan nuestra existencia, es la vitalidad del amor lo que cuenta por encima de todo. Tú nos dices: “Yo, Cristo, te amo.”. Ahí está la fuente de una paz del corazón.
Hermano Roger de Taizé
CANTO FINAL