Entre los criterios de renovación que el Vaticano II pidió a los Institutos de Vida Consagrada para la adaptación y renovación de la vida religiosa, figura la vuelta a los orígenes, a la fuente misma de su espiritualidad.
Como respuesta a esa orientación de la Iglesia, en el Capítulo General de 1968-69 se realizó en la Congregación, una seria investigación de los documentos primitivos de la Fundación.
Durante los 23 años que la M. Fundadora estuvo al frente de la Congregación (de 1885 a 1908) se sirvió- además del diálogo personal- de la comunicación mantenida con sus religiosas a través de cartas que escribía a las Comunidades, y a las religiosas en particular, como un medio de acompañamiento y formación.
Una vez terminada la correspondencia entre los Fundadores se vio la conveniencia de ordenar todas las cartas de Rosario Spínola, por el papel que desempeño como Cofundadora y por la misión que realizó entre los Fundadores como persona totalmente identificada con ellos y depositaria de su absoluta confianza en todos los aspectos, incluso en el más intimo de su conciencia.