Entre los criterios de renovación que el Vaticano II pidió a los Institutos de Vida Consagrada para la adaptación y renovación de la vida religiosa, figura la vuelta a los orígenes, a la fuente misma de su espiritualidad.
Como respuesta a esa orientación de la Iglesia, en el Capítulo General de 1968-69 se realizó en la Congregación, una seria investigación de los documentos primitivos de la Fundación.