Se publican en el Año Centenario de nuestra Fundación.
La lectura de los escritos de nuestros Fundadores puede servirnos para profundizar en nuestras raíces congregacionales
Estas cartas acercan a cada Esclava la riqueza espiritual que poseemos como Congregación. Una riqueza espiritual muy abundante. Nuestras fuentes son inagotables.
Estas cartas acercan a cada Esclava la riqueza espiritual que poseemos como Congregación. Una riqueza espiritual muy abundante. Nuestras fuentes son inagotables.
En 1935, precisamente con motivo de las Bodas de Oro, fueron editadas en dos tomos parte de la correspondencia entre ambos Fundadores. En estos tomos aparecen algunas de las cartas del Padre Fundador a las Comunidades de Esclavas.
Estas cartas se pueden clasificar en dos series: las que llamaríamos familiares, sin tema concreto y otras doctrinales, en las que desarrolla un tema espiritual. A través de ellas se nota el amor de Marcelo Spínola a la Congregación, la obra que Dios le movió a crear, y su vigilante celo por instruirla y formarla.
Marcelo Spínola fue un verdadero conductor, guía y maestro para la Congregación, a la que no sólo fundó, sino que dirigió y formó de manera directa e inmediata en todos sus aspectos, y desde luego en su espiritualidad y misión. En las cartas a las Comunidades se muestra con afecto paternal, siempre cercano, sencillo y afectuoso.
Otro punto que sobresale es su continua alusión al Corazón de Jesús, como centro real de su vida y de la Congregación. El tema mariano es tratado de un modo entrañable y precioso.
Estas cartas se pueden clasificar en dos series: las que llamaríamos familiares, sin tema concreto y otras doctrinales, en las que desarrolla un tema espiritual. A través de ellas se nota el amor de Marcelo Spínola a la Congregación, la obra que Dios le movió a crear, y su vigilante celo por instruirla y formarla.
Marcelo Spínola fue un verdadero conductor, guía y maestro para la Congregación, a la que no sólo fundó, sino que dirigió y formó de manera directa e inmediata en todos sus aspectos, y desde luego en su espiritualidad y misión. En las cartas a las Comunidades se muestra con afecto paternal, siempre cercano, sencillo y afectuoso.
Otro punto que sobresale es su continua alusión al Corazón de Jesús, como centro real de su vida y de la Congregación. El tema mariano es tratado de un modo entrañable y precioso.