
Comenzamos la reunión el sábado por la mañana con la exposición de las Conclusiones alternada con reflexión personal, oración comunitaria, celebración de la Eucaristía y todo un ambiente que unifica nuestra fraternidad de esclavas y fortalece nuestra pertenencia a la Congregación.
Un paseo nocturno recorriendo la ciudad de Quito iluminada y llegando a la cumbre del Panecillo que preside la estatua de la Virgen María de tamaño gigante, réplica del escultor Ledgarda. Nos hace sentirnos esclavas que bajo la protección de María son capaces de subir a la cumbre.
Bromas, anécdotas, comentarios y sobre todo ambiente de ilusión de quien estrena una nueva etapa congregacional en la que el Capítulo nos invita a vitalizar y fortalecer todo ese manantial de energía que brota del corazón de Cristo y nos invita a ser cauces de su propagación en cada una de las comunidades y obras apostólicas en las que nos realizamos desde nuestra identidad de consagradas.
Al final del encuentro una evaluación totalmente positiva en la que sentimientos, buenos deseos, proyectos y gratitud sustentan una especie de nuevo envío. Esclavas del Divino Corazón en el centro del mundo, Ecuador, haciendo congregación y agradeciendo profundamente lo que ha significado este encuentro fraterno.
Mª José Glez-Blanch, adc.
