
Soyo es un municipio que esta al norte de Angola, pertenece a la Diócesis de Mbanza Congo provincia del Zaire. Nosotras no tenemos casa en ese lugar pero el grupo Spínola de jóvenes nació milagrosamente y crece progresivamente. Dos jóvenes de Soyo que fueron a participar de un encuentro a nivel Parroquial en Mbanza Congo conocieron y participaron de un día de encuentro con el grupo Spínola y quedaron encantados. El Padre Diocesano llamado Matumona pidió conocer mas nuestra espiritualidad para poder acompañar el nuevo grupo que quería nacer. Ahora mismo es un grupo con una gran cantidad de miembros.
El día 31 de Agosto nos dispusimos (hna. Carlota, hna. Milflor y yo) a partir, desde Mbanza Congo, rumbo a Soyo con la intención de participar activamente con los jóvenes Spínolas de Soyo. No sabíamos lo que nos encontraríamos de camino ya que ninguna sabía muy bien la llegada a la parroquia de Kikudo donde estarían esperándonos. Después de perdernos un poco llegó a nuestro encuentro el P. Matumona (párroco de Kikudo) quien nos orientó para llegar al lugar esperado.
Conocimos el recinto parroquial, la casa de las hermanas de Santa Ana, descansamos un poco y después nos dirigimos a la aldea de Kifuma a unos 16 kilómetros de la ciudad. Camino de arena junto con mucho entusiasmo nos envolvía porque ya queríamos llegar al lugar del encuentro.
Ya en la puerta de la escuelita donde nos íbamos a alojar nos esperaban los jóvenes. ¡Qué alegría para todos el conocernos, encontrarnos.! El recibimiento ha sido cálido. Antes de caer la noche después de cenar se dieron algunas recomendaciones para el día siguiente que seria la apertura del campamento contando con la presencia de algunas personas de la aldea, principalmente del Soba (jefe de la aldea) y el catequista más antiguo. Cuánta alegría manifestó la gente al ver a estos jóvenes que realizaban su actividad pastoral en esta aldea. En la misa de apertura, en el momento del ofertorio, las mujeres y niños ofrecían algunos productos de la tierra.
Tenían la escuela preparada para todo, había un lugar para cocinar, bidones grandes con agua para duchas y baño; un salón para las conferencias, algunas salas para dormir, tiendas y como siempre falta la luz, tenían comprado bastante gasóleo para el generador. No falto detalle. Hasta identificadores personales, carpetas, lapiceros, todo. Una organización que nos dejo muy sorprendidas. Aunque lo más fuerte fue que tenían un entusiasmo, unos deseos de aprender, una calidez en el trato, una sencillez que animaba a comenzar con fuerza este compartir desde nuestra espiritualidad Spínola.
Iniciamos presentándoles la figura de nuestros Fundadores. Estaban tan atentos a todo que no nos dimos cuenta que el tiempo pasaba. Después siguieron preguntas muy interesantes, se notaba el deseo de querer conocer más sobre nuestros Fundadores y el espíritu que los animó a tanto.
Aunque siempre los imprevistos surgían no perdieron el entusiasmo, el interés, los deseos de querer aprender y disfrutar de todo. Nosotras a veces nos desesperábamos, pero ellos seguían muy tranquilos.
El P. Matumona que acompaña a estos jóvenes en la parroquia también compartió un tema sobre los desafíos de la fe en la vivencia social de los jóvenes.
En otro momento compartimos con ellos la dinámica del tren con corazón Spínola, con distintas estaciones que nos ayudaban a trabajar actitudes Spínolas de la vida misma. Disfrutamos mucho, la alegría estaba más que presente. Cuánta vida… y qué milagro que estos jóvenes sintiéndose Spínolas estén creciendo. Nosotras no tenemos una comunidad de esclavas en este lugar pero si esta el espíritu Spínola presente en estos jóvenes. Es como si una pequeña llama se escapara del fuego y comenzó a crecer con entusiasmo.
Hasta el gesto que Marcelo tuvo en salir a pedir limosna para ayudar a los más pobres, quisieron imitarlo y lo hicieron; unas semanas antes del campamento salieron por la ciudad a pedir y buscar ropa para llevar a la gente de esa aldea donde iría a transcurrir el campamento. El día antes de acabar se hizo entrega de esta donación, un gesto tan bonito y gratificante, que hasta alcanzó para compartir con otras dos aldeas más, el soba (jefe de esa aldea) agradeció tanto nuestra presencia aquí, el gesto, la alegría, el respeto que se tuvo, que todos nos quedamos contentos. Nos invitó a conocer más la aldea y los lugares más bonitos que tenían: el rio (donde toman baño), el mar, una playa tan inmensa y bonita con cuanta satisfacción nos la enseñaba.
La verdad que el compartir este tiempo con estos jóvenes llenó el corazón de nuevas fuerzas, de cariño por nuestros Fundadores, por la Congregación, por nuestro carisma Spínola presente hasta en los lugares más alejados. Queda decir ¡Gracias Señor por tanto don recibido y tan bonita experiencia!
Liliana Mirta López.
