
En esta última semana de noviembre, toda la Congregación, de Oriente a Occidente, se ha puesto “en marcha” para acercarse cada día un poco más al Manantial.
Con la celebración de inicio comenzamos un proceso que quiere ser sobre todo una renovación interior, una transformación para acercarnos más al Señor, proceso para el que no hay edad… ¡Siempre se puede dar!
El Manantial en la vida diaria está en marcha. Y como es de la vida diaria, todos los días nos recordaremos y pediremos unas por las otras para que el Señor sea quien realmente transforme nuestro interior.
El camino que hay por delante es largo, ¡como la vida misma!, pero la ilusión con que en las distintas comunidades se ha comenzado es ya señal de que Dios está actuando en nosotras.