Hemos tenido la oportunidad de vivir tres de días de transformación en familia en los que ni la edad, ni la procedencia distanciaban, sólo creaban más y más lazos.

El viernes, después de muchos saludos, besos, juegos con los más pequeños… comenzábamos con una velada a lo grande con una estupenda noche en la que todos sacamos el niño que llevamos dentro para disfrutar al 101%. Al terminarla la sensación era la misma que se tiene después de una noche acompañada de una gran familia y claro no podíamos terminar el día sin darle las buenas noches al que nos une, mirándonos nuestras manos y rezando la oración que nos hace hermanos.

El sábado nos esperaba un intenso día por delante, empezábamos poniendo el día en manos del Señor y pronto empezaban a resonar palabras como… adicción, discriminación, superficialidad… muchos datos que te tambalean y te estremecen, pero ¿y si vivimos un año haciendo un mundo con más corazón? Pero para eso hay que poner todas nuestras fuerzas, todas nuestras ganas y todo nuestro corazón. El día seguía y una propuesta nueva hacía que muchos sentimientos saliesen casi sin querer. Personas que te han transformado, situaciones, pequeñas cosas que hacen la vida de cada uno única.

La tarde pasaba y con ella llegaba un gran regalo, un ratito a solas con el Señor de manifiesto mientras los más pequeños de la familia disfrutaban de una tarde de juegos y pintura. Pero la noche no se quedó atrás, el día iba de sorpresas, nos esperaba una NAO (noche de arte y oración) ¡Qué de artistas en la familia! Pintores, cantantes, personas que con su testimonio te acercan a Dios. Una noche para el recuerdo.

Como broche final después de ver qué soñaba el Señor para esta familia era hora de ponerse manos a la obra y trabajar un ratito dejando volar nuestra imaginación para los niños que cada verano disfrutan de las Colonias de verano Spínola. Una oca, un tablero, juegos por aquí, juegos por allá y todo listo, cada uno puso su granito de arena y todo quedó fantástico.

Para terminar nuestro encuentro compartimos la eucaristía en Aracena (Huelva) con la Comunidad Tierra Esperanza, que como siempre nos acogió con los brazos abiertos.

Ha sido un fin de semana en el que los pequeños detalles, las sorpresas y el Señor han marcado el rumbo de este encuentro de familia 2016.

¿Y si hacemos un mundo con más corazón?