Comunidad Esclavas del Divino Corazón - Zamboanga
Queremos hacernos eco de las palabras de H. Angeles Martínez Paredes sobre lo que han sido para ella esos 50 años en Filipinas:
“Queridos amigos en el Señor...
Comenzaré diciéndoos que soy la única superviviente de las tres Esclavas que llegaron a Filipinas el 29 de junio de 1968. Las otras dos, Rosario Millán y Luz Romero, 10 años mayores que yo, están ya con el Señor. Tenía yo entonces 33 años.
Recuerdo con inmensa GRATITUD mi vocación misionera que me hizo aterrizar en Filipinas hace 50 años. Agradezco, así mismo, mis penosos comienzos de tener que adaptarme a una nueva cultura, a un clima tropical, a nuevos idiomas y un nuevo pueblo, cuyas gentes me han enriquecido más de lo que yo podía haber soñado o deseado.
Durante estos 50 años, he gozado grandemente y he tenido el privilegio de OFRECER EL HUMILDE Y GRATIFICANTE SERVICIO de formar corazones jóvenes y de sanar los corazones heridos de las personas que han pasado por mis manos y mi corazón. A cambio, se me ha dado una nueva e innumerable familia, donde algunos me llaman Sister[1] - otros me llaman Nanay[2], y los niños me llaman Sister-Lola[3]
Y por último, Dios me ha dado la gracia de poder dar mi aporte a la COMUNION de corazones que hemos tratado de construir con todos aquellos que han tenido contacto con nosotras… e incluso, más allá de nosotras, con nuestro mundo, por medio de la oración.
Vosotros, hermanos y hermanas, presentes aquí hoy, sois parte muy especial de esa gran familia que acabo de mencionar. Gracias por estar con nosotras en este precioso y memorable día. ¡Dios sobre todo!”
[1] Refiriéndose a “Hermana –religiosa”.
[2] Nombre con el cual llaman a sus madres biológicas.
[3] Lola quiere decir “abuela” o “abuelita” en las lenguas vernáculas