Desde que hice los EE.EE en febrero quise que el tono fuera en torno a la celebración de las bodas de plata que celebraba en este año. La verdad es que el Señor estuvo “comunicativo” y disfruté. Más adelante, cuando eran las novicias las que estaban de ejercicios (en Julio) también dediqué un tiempo de retiro para celebrar con el Señor nuestra alianza.
Esta celebración está muy empañada con la falta de Victoria, para quien no la conozca le digo que era mi amiga del alma, entramos y profesamos juntas, y después nos hemos acompañado mutuamente en este camino de seguimiento. El año pasado, en muy poco tiempo, murió de cáncer. Ella estaba esperando la fecha con ilusión y planificando cómo hacer para poder estar las tres (Victoria, Joy y yo), hasta propuso que la Conferencia General fuera en Angola para así coincidir. Se me hacía muy duro pensar en este aniversario sin ella aunque entendía que no faltábamos el Señor y yo, al fin y al cabo los protagonistas de mi consagración. Vivía una sensación agridulce que he leído como una invitación a mayor intimidad con el Señor, pero que me costaba.
Los días previos a la celebración en Manta, vi a las hermanas tan volcadas que deseé de verdad ponerme a tono por agradecimiento a ellas, por la acogida del pueblo ecuatoriano, por el cariño con que estaban las novicias, y sobre todo, por agradecimiento al Señor por tanta fidelidad en estos 25 años...
Tengo que decir que fue un día muy bonito, no me lo esperaba porque quiera que no, a la gente de Manta no la conocía tanto (he estado viviendo en Quito), no es la que ha recorrido conmigo todo este tiempo, pero se nota que era gente querida de la Congregación y fue entrañable. Me harté de llorar desde que empezó la misa con emociones encontradas (no pude leer la lectura): la ausencia de Victoria, la de mi padre (que aparecía varias veces en el video que nos pusieron), la belleza de lo que celebrábamos, la fidelidad del Señor, su paciencia, su cariño. Y también el celebrarlo con Lourdes a quien admiro y tanto cariño le tengo. Me sentí en casa y con mi Señor.
El sacerdote que celebró es un antiguo alumno de nuestro colegio de Portoviejo que nos tiene mucho aprecio (Raúl se llama), estuvo genial, muy cariñoso, cercano, agradecido, campechano y profundo a la vez y transmitiendo una imagen muy bonita de nuestra vida.
Doy gracias al Señor y quizás también a ti que me lees, por la parte que te toca en esta historia.
Adjunto y comparto contigo la acción de gracias que leí en el salón.
ACCIÓN DE GRACIAS
Un jueves, en una reunión de comunidad, viendo el calendario de verano me dice una hermana: hemos estado viendo la celebración y hemos pensado que tú digas la acción de gracias en el programa después de la misa. Desde el agradecimiento que siento por mi vocación y el que siento a la Delegación por la acogida y celebración ¿qué voy a decir? ¡Ah, muy bien, lo haré!
Pero cuando me dispongo a prepararla me viene el lío: ¿gracias de mi parte? ¿gracias de parte de las tres? ¿qué querrán Lourdes y Carmen agradecer? ¿y será dar gracias a Dios por el aniversario que celebramos o a los asistentes por acompañarnos? ¡Madre mía qué lío!
Me dije: “mira Fátima, déjate llevar por el corazón y a ver si sale algo. Empieza a escribir que ya el Señor te ayudará a seguir” y así hice.
Desde el corazón me brota y creo que también a mis hermanas Carmen y Lourdes, un GRACIAS en mayúsculas, subrayado y en negrita al Señor, el gran protagonista de nuestra historia y de esta celebración. GRACIAS POR ESTA HISTORIA DE AMOR.
Ha tenido el arte de conquistarnos, sostenernos, aguantarnos, trabajarnos,…
Como a cada uno de los que estamos aquí, pensó en nosotras desde antes de nacer, nos vio crecer, fue acompañando nuestra historia conociendo lo que había en el fondo de nuestro corazón.
Caminó a nuestro lado a través de muchas mediaciones: nuestras familias las primeras, amigos, catequistas, religiosas, sacerdotes… y muchos hermanos y hermanas en el Señor de los que se valió para dejarse amar y mostrarnos su amor.
Hemos sentido muchas veces nuestra pobreza: inconstancias, egoísmos, infidelidades… pero Él ha permanecido fiel, paciente, amoroso, atrayéndonos una y otra vez a sí.
Seducidas por su bondad dijimos sí hace unos años y muchos cientos de veces desde entonces, convencidas, como el hijo pródigo, de que en las caídas nos iba a acoger amorosamente y sin condiciones haciéndonos sentir una y otra vez "hijas amadas”.
El Señor es el mejor, todos lo sabemos, y por eso nosotras quisimos pertenecerle sólo a Él diciendo como María “He aquí la Esclava del Señor”, cuenta conmigo para lo que necesites.
Nos encomendó la hermosa tarea de ser medición de su amor, de anunciar su amor personal a aque-llos con quienes nos relacionemos.
Esa ha sido nuestra vida hasta el momento, un intento de respuesta agradecida a tanto bien recibido como decía nuestro padre fundador, anunciando ese amor, a veces de manera directa en clases, catequesis… y a veces como María o como Jesús en sus 30 años de Nazaret, intentando hacer bien lo pequeño de cada día, como decía nuestra fundadora: “ser extraordinarias en lo ordinario” con la confianza de que una vida sencilla, con amor, que se ofrece con el Señor repercute de alguna manera en el bien de los que sufren y de toda la humanidad.
Entre esas manifestaciones de apoyo y cariño del Señor están ustedes:
- El pueblo de Ecuador que, consagrado al Corazón de Jesús, tiene un ambiente en el que se respira una fe sencilla y profunda, puesta la confianza en el Señor que anima y motiva.
- Familiares y amigos, cuna donde nacen las vocaciones y apoyo que ayuda a nuestra fideli-dad.
- Hermanas de Congregación, nuestra segunda familia, el gran regalo del Señor.
- Jóvenes, compañeros… con quienes caminamos y a quienes el Señor nos envía.
Gracias por sus detalles, por su confianza, por su cariño. Gracias por unirse a nosotras en este canto agradecido, si somos más con más fuerza podemos celebrar este amor recibido de Dios.
Pidan por nosotras y ayúdennos exigiéndonos que seamos evangélicas y que vivamos con fidelidad al gran don que hemos recibido del Señor para colaborar con su misión.
Como dice el profeta Miqueas: para que amemos con ternura, practiquemos la justicia y caminemos humildemente con nuestro Dios.
GRACIAS
Este año la Vida Religiosa ecuatoriana celebró una vez más, de manera agradecida el don de la llamada y el impulso del Espíritu que no les falta en medio de tantas dificultades de evangelización en la sociedad actual. Fue oportunidad de renovar el primer amor y para quien empezamos la caminada, oportunidad para seguir alimentando la utopía por el Reino.
Siempre estos momentos son oportunidades de encuentro y reencuentro con personas que de una manera u otra, aportan; inspiran la vocación de otros/as o simplemente caminan juntos con nosotros.
Fue momento de volver a decir un “Sí” ilusionado con el proyecto de Dios, y lanzar una mirada más de admiración por la Vida Religiosa tan viva y actuante que vemos reflejada en el rostro de los religiosos y religiosas en la diversidad de tantos carismas y que sí, es SIGNO en esta tierra ecuatoriana.
Gislany
¿¡No creían ustedes que nuestra vida aquí era solamente estudios, reuniones, trabajo, llevar grupos, y convivencias, no ?!
Engañase quien lo cree. A pesar de que lo pasamos bien en los trabajos y compromisos que pide nuestra labor misionera, necesitamos también echar un rato de relax en familia.
Nada más agradable que estar con aquellos a quien queremos y por eso ese fin de semana para nosotras fue de calidad y además oportunidad de dar la bienvenida a nuestra Hna. Patricia.
Hemos conocido el Palacio presidencial, todas hemos disfrutado y aún más viendo la alegría y espontaneidad de algunas que han disfrutado muchísimo sacando foto en cada rincón de aquel lujoso palacio, con el deseo de guardar recuerdos de aquella visita especial.
Como buenas “monjitas”, no dejamos de celebrar la Eucarística, esta vez en el centro histórico de la ciudad, en la Iglesia de San Francisco que es visitada a lo largo del día por cientos de fieles y otros tantos de turistas de toda parte del mundo.
El día era todo nuestro; sin prisa y con disposición para improvisar… y en eso echamos un rato muy agradable con el ex-párroco de nuestra parroquia, muy querido por nuestra comunidad. Aprovechando la oportunidad nos compartió un poco de su nuevo ámbito y un poco de su misión en esa distinta realidad.
Nada mejor para terminar un lindo día de paseo que un rico helado compartido en la plaza después de un almuerzo tamaño familia como es de costumbre aquí en Ecuador.
Tenemos suerte de poder compartir momentos como este, de alegrarnos con cosas tan pequeñas como el simple hecho de estar juntas.
Gislany
Seguimos presentando nuestros países de origen y ahora le toca el turno al país que nos acoge: Ecuador.
Antes de la presentación ya conocíamos un poquito de Ecuador, pues, además de que llevamos un año viviendo aquí, la parte sociopolítica y económica de la nación nos la presentó nuestra hermana Graciela al comenzar el curso para introducirnos en la realidad del país y concretamente de Solanda, el barrio en que vivimos. También gracias a la disponibilidad de nuestras hermanas para cocinar comida ecuatoriana conocíamos algo de la riqueza culinaria, pero todavía faltaba por mostrar de su gran riqueza cultural.
La celebración tuvo lugar la tarde-noche del 29 de Junio, comenzó con un plato típico de la sierra: el cevichocho ¡riquísimo! Acompañado de unos chifles...
Tras la cena llegó la sorpresa: un dúo de música andina, pertenecientes a un grupo llamado “Tierra Eterna” nos sorprendieron con música instrumental y típicos cantos no sólo Ecuatorianos, sino también de otros países andinos. Toda una sorpresa que nos dejó con la boca abierta. Pudimos disfrutar de los lindos sonidos de la Kena y la zampoña como representación de la sierra ecuatoriana.
A continuación nuestras hermanas costeñas nos presentaron un baile típico de la costa: “el baile del sombrerito” del cual no sólo disfrutaron ellas preparándolo sino también nosotras viéndolas a ellas disfrutar.
Después una visita rápida por las grandes zonas ecuatorianas: la Sierra, la Costa manabita, Esmeraldas, Galápagos… acompañado de los típicos dulces de Rocafuerte (Manabí) y para terminar un recuerdo de éste día: un llavero hecho con tagua (artesanía ecuatoriana).
Disfrutamos mucho de la riqueza que Ecuador tiene y que nuestras hermanas supieron presentarnos muy bien.
El día 4 (por la noche) y 5 de Mayo fueron unos días muy especiales para nuestras hermanas españolas igual que para nosotras porque este día nos hicieron conocer su tierra: “España y olé”. El día anterior estaba emocionada por saber algo sobre el país que es la tierra madre donde nació la Congregación y que de alguna manera toma parte de mi cultura.
La celebración empezó con una “cena española” tuvimos la oportunidad de disfrutar la comida que “¡me chifla!” como cualquier filipina puede decir cuando le presentan jamón, tomate, pan (pantumaca), queso, chorizo, salchichón, tortilla de patata y salpicón de marisco.
Al día siguiente nos despertaron con canciones españolas y con un ambiente de fiesta con el patio adornado con farolillos, una cruz de mayo y mantoncillos. También la capilla estaba adornada de tal manera que nos llevó a los tiempos de nuestros fundadores y primeras esclavas. Con los cuadros de la primera casa, la fundación y el de la Virgen Inmaculada en Sevilla que nos provocó el sentimiento de gratitud por la fidelidad del Señor que ha sostenido la Congregación.
Una barra de pan con aceite de oliva fue el desayuno. A media mañana no faltaron las ricas tapitas con una cervecita.
La celebración terminó con un rico almuerzo, y un disfrutar al ver la belleza de nuestras hermanas con sus peinetas y flores.
Es verdad que somos diversas pero esa diversidad no nos hace diferentes porque estamos bebiendo del mismo espíritu, recibiendo gracias en el mismo manantial: el carisma de nuestra
Congregación y buscamos al mismo Dios, al mismo Jesús a quien consagramos nuestra vida.
“En la diversidad esta la riqueza”. Así que por nuestras hermanas Españolas unimos nuestro grito ¡“Viva España”!
El Obispo Auxiliar de Quito, Monseñor Danilo Echeverría hizo una visita sorpresa a nuestra comunidad el 5 de mayo. Era un día de sorpresa y gracia a la vez porque nadie lo esperaba.
Era un hombre de fe y con un corazón sencillo. Algunos de nosotras compartimos cómo conocimos la congregación, nuestra historia vocacional, la historia de nuestros fundadores y cómo era sus inspiración de fundar la Congregación.
Pensamos que él se iba a quedar solo unas horas porque no habíamos ido a misa todavía. Pero él se ofreció a celebrar la Eucaristía con nosotras. La celebración fue muy sencilla pero profunda, especialmente la homilía que nos dio. La sorpresa no terminó ahí. Él se quedó a cenar y nos dejó unas palabras de inspiración y consejos. Lo que me impactó de sus palabras eran las actitudes que fortalecen la propia vocación: son sinceridad incluso en las cosas pequeñas, la apertura y el dialogo con la persona adecuada, y ser piadosa, tener detalles que me puedan acercar más al Señor. También nos dio consejo sobre la perseverancia aun en situaciones difíciles. Cuando tengamos que enfrentarnos a nuestros propios demonios y debilidades, nunca abandonar la oración. Nuestra vocación es un don y Él no se lo lleva. El Señor es un Dios misericordioso y compasivo.
Mientras el hablaba, me acordé de nuestro Padre cuando daba breves enseñanzas a las primeras Esclavas cuando estaba entre ellas. ¡Qué suerte tengo!
Esa experiencia dejó una huella en mí ser y me inspiró a buscar al Señor y vivir una vida con sentido cada día.
¡Gracias al Monseñor Danilo Echeverría por su visita!
¡Hola familia! De nuevo nos encontramos a través de la “Ventana a Ecuador”, ahora para contaros cómo hemos pasado esta Semana Santa. Sin mucho preámbulo comienzo a explicaros un poquito.
Victoria, Jerline y yo junto con ocho chicos del colegio hemos ido de misión a Puerto Nuevo, un pueblecito a una hora de Santo Domingo. Llegamos el lunes por la noche y estuvimos allí hasta el sábado por la tarde, después de celebrar la Vigilia Pascual. La realidad de este pueblo, como otros muchos en diferentes lugares del mundo es que el cura sólo puede ir allí a celebrar la Eucaristía una vez cada quince días (pues lleva 14 pueblos más), entre tanto dos catequistas ayudan al pueblo a vivir su fe.
Los primeros días estuvimos visitando las casas e invitando a la gente tanto a las celebraciones para el pueblo que las hacíamos por la tarde como a la misión para niños y jóvenes que teníamos por las mañanas. El miércoles fuimos a "La Avanzada", un poblado "cercano" (2 horas caminando o 20 minutos en carro por caminos de lodo) para invitar a la gente a las celebraciones y misiones y ya de paso rezamos con ellos el rosario.
Por las mañanas trabajábamos con niños y jóvenes diferentes temas sobre cada uno de los días del triduo y por la tarde celebrábamos los oficios con el pueblo (niños y mayores). El estar con niños por las mañanas me habla de la necesidad de transmitir a un Dios que es Amor. Me impresiona la sed de Dios que tiene la gente, los niños allí.... Me sorprendía una abuelita que caminaba todos los días desde la Avanzada (dos horas para ir y otras dos para volver) para llegar no sólo a las celebraciones, sino también a la misión de los niños para que la nieta pudiese participar. La fe sencilla de gente sencilla que acoge, que da de lo que tiene, que acude a las invitaciones... es paso de Dios.
Cada día comíamos en casa de alguien del pueblo que nos invitaba, dormíamos en la capilla, con unas lluvias que no nos mojaban, pero que parecía que el techo de uralita lo iba a tirar, pero hasta eso era paso de Dios, como toda la experiencia, en mi vida y en la de todos los que hemos participado en ella. Íbamos a darnos, sin conocer la realidad que nos íbamos a encontrar, con diferentes modos de hacer las cosas… en medio de todo fiarse de Dios, de mis hermanas y compartir con ellas y con los chicos alegrías, incertidumbres, deseos... Él se ha paseado estos días por allí en medio de todo y a mí me ayuda a valorar lo que tengo, a no quejarme, a disfrutar cada día de la vida, a no poder callarme tanto bien recibido y quererlo compartir.
Ahora continuamos viviendo al Resucitado en nuestra Galilea actual: Solanda, en Quito, donde Él se nos hace el encontradizo como a los discípulos de Emaús.
En nombre de la comunidad.
Mercedes Blanco
El pasado día 4 de Marzo tuvimos la suerte de poder disfrutar y acercarnos un poquito a Paraguay. Aunque, todo hay que decirlo, para Susana este día comenzó antes con la preparación de la presentación, las compras… todo lo que hacía falta para poder hablarnos de su querida tierra.
Comenzamos el día despertándonos con “Viva el bravo Paraguay” (música paraguaya) y a continuación nos pusimos en la presencia del Señor y colocamos a sus pies a las hermanas que viven y dan la vida o la han dado ya en Paraguay. Nombres concretos que nos hablan de disponibilidad, entrega….
Durante el día pudimos disfrutar de su comida típica: cueritos y pasta frola en el desayuno, para el almuerzo sopa paraguaya, asado a la olla, mandioca, arroz con queso, budín de pan y pie de limón. Para terminar, la cena paraguaya: sopa de verdura con tarta de jamón y queso.
En la tarde hubo tiempo para bailar, acercarnos y conocer no sólo Paraguay con su cultura (fiestas, trajes, artesanía…) sino también las hermanas que allí viven y la misión que llevan a cabo. Es un disfrute poner rostro y ubicar la tarea que otras Esclavas llevan. Es bonito ver cómo cada una desde donde estamos anunciamos el Amor personal de Jesucristo.
Y terminamos el día recogiéndolo con el Señor rezando vísperas al puro estilo paraguayo con sus cantos en guaraní.
Creo que de lo que más disfrutamos sin duda fue de ver a Susana disfrutar, orgullosa de su tierra y de su gente.
Día 21 de febrero del 2012
Hablar de Brasil es como abrir un cofre mágico de alegría y vitalidad, de ritmo y fantasía. El brasiler@ sabe guardar sus penas y dar paso a la esperanza, sabe confiar en el futuro y soñar con algo nuevo que le abra horizontes.
Como es costumbre en nuestra Comunidad Internacional se celebra el día de cada país y Gozamos al conocer y adentrarnos en las distintas culturas siendo una verdadera riqueza para nosotras.
El 21 de Febrero celebramos el día de Brasil en pleno bullicio del Carnaval tan festejado por estas latitudes. Desde la mañana comenzamos a sentir que Brasil estaba presente. Ese día costó un poquito menos ponerse en pié a las cinco de la mañana. La música pegadiza y el cantar de los gallos nos pusieron en sintonía con lo que iba a ser el día.
La Oración de Laudes muy bien preparada por Gislany nos congregó en la capilla con un aire festivo. Rezamos y cantamos en portugués, en un ambiente fervoroso y fraterno. La Virgen de Aparecida presidía desde un lateral del altar y a sus pies el nombre de cada hermana de Brasil…,fue una oración sentida por ese hermoso país.
Durante el día no faltó el ritmo de samba mientras preparaban una comida suculenta al estilo brasilero.”galinhada”, “vinagrete”, ”mus de abacaxi” y por la noche “pudin de leite”,que como casi siempre es una receta heredada de las mamás.
Después de la cena hicimos una velada llena de ritmo y colorido donde todas intentaban bailar la samba al más puro estilo “personal”.
Recurrimos a nuestra modista particular que confeccionó para Gislany un magnífico vestido de papel en tonos verde y amarillo que no envidiaba nada a la más alta costura. RÍO y su famoso carnaval estaba presente. Ella venciendo toda timidez bailó la samba con ese ritmo que sólo los brasileros saben hacer. Esto contagió a todas terminando con bonito ambiente de fiesta en honor de ese gran país que se llama BRASIL.
Esa noche los malos espíritus fueron vencidos por la alegría y la fraternidad.
Un día, a raíz de la inquietud de transmitir tanto bien recibido, dialogamos en comunidad cómo extender nuestra experiencia, como compartir y hacer partícipe de nuestro agradecimiento y alegría a otros y surgió esta propuesta: Unas jornadas de puertas abiertas “Venid y veréis”.
Convocamos a un grupo de jóvenes con inquietud religiosa, a vivir con nosotras un fin de semana - haciendo ellos nuestra vida, - con idea de propiciar la experiencia de que se puede disfrutar con cosas sencillas, de que la fe crece más en grupo, de que merece la pena enamorarse del Señor, seguirle, vivir para los demás, orientados por su voluntad que es siempre mejor que la nuestra.
Ha sido un disfrute compartido.
Una de las chicas que ha participado, Alexandra, nos cuenta su experiencia:
“Tuve la oportunidad de asistir a una vivencia con las Esclavas del Divino Corazón este fin de semana en Quito, los jóvenes que asistieron y yo nos sentimos agradecidos por la gran acogida por parte de las hermanas y las novicias.
Definitivamente esta ha sido la mejor experiencia que llevaré: sus palabras, sus ejemplos, la manera en que nos integramos y compartimos nuestras experiencias… hicieron que mi vida tenga un rumbo diferente, una manera de pensar más profunda, una motivación por conocer y aprender más. Los momentos de reflexión y silencio que hemos tenido, han hecho que dé un gran paso en la comunicación conmigo misma y más que todo con Dios y así poder transmitir a mi familia y amigos lo que he aprendido en esta experiencia. Como vimos en el tema que trabajamos, siento que, de algún modo estoy llamada a servir como María madre de Dios, madre nuestra que es una mujer fiel a Dios, capaz de ver más allá de lo cotidiano y capaz de arriesgarlo todo y sé que a nada he de temer mientras este junto a Dios”.
ALEXANDRA MACIAS
¡Hola familia! Lo prometido es deuda, así que allá vamos a contaros cómo hemos vivido esta Navidad.
Empezamos con los días 23 al 25 en que nos reunimos toda la delegación de Ecuador en Manta para celebrarla juntas.
De este tiempo destacamos la acogida, el encuentro fraterno, la unidad, el disfrutar juntas en un ambiente distendido. Fueron días alegres en los que se percibía cariño de unas por otras, y en los que se pudo celebrar con sencillez y profundidad al Dios Encarnado que nace en Belén y mueve nuestras vidas, provocando en nosotras el sentimiento de que el carisma de la Congregación sigue vivo aquí, en Ecuador, igual que en cada uno de nuestros países de origen y allí donde las Esclavas estamos presentes.
A las que estamos empezando nos llega la sencillez de cada una de nuestras hermanas que van por delante, así como su ser Esclava, fuertemente visible. Esto nos anima en el caminar.
Destacamos por su intensidad la misa de la noche del 24 que vivimos en la parroquia del Perpetuo Socorro. El momento de la paz fue emotivo: toda la iglesia agrupada en familias dadas de la mano, cantando el “noche de paz”. Allí, en esa estampa navideña, nosotras también dadas de las manos sintiéndonos hermanas de nuestras hermanas, del pueblo ecuatoriano y también del filipino, paraguayo, brasilero y español, sintiéndonos familia universal.
Otro momento de sabernos familia y Congregación fue, cómo no, la cena de Nochebuena con su alegría, conversaciones, villancicos y fiesta…. La mañana de Navidad cada una se levantó a la hora que quiso, un grupo, después de la oración, nos fuimos a la playa a disfrutar de un espléndido día de baño en el pacífico, compartiendo risas, alegría y muchas ganas de disfrutar.
Terminamos nuestro encuentro con una oración ante el Nacimiento y un compartir cada una lo que le suscitaba la contemplación del Misterio de Belén.
Nos hemos podido dar cuenta de que no necesitamos mucho (dinero, cosas materiales…) para ser felices, lo importante es vivir cada tiempo con sentido, acompañada de quienes sabemos nos quieren.
En medio de todo esto también ha habido momentos de acordarnos de nuestras familias, de pedir a Dios por cada una, de sabernos cerca de ellas aún en la distancia.
En nombre de la Comunidad, Jerline y Mercedes.
El 25 de Diciembre por la tarde, recibimos del Señor ese regalo que tanto esperábamos, ese sueño que algunas teníamos: ir a Portoviejo, visitar ¡¡LAS CUMBRES!!
Conocimos la comunidad, las hermanas nos acogieron con los brazos abiertos, la capilla bien adornada nos esperaba para que compartiéramos con el Señor tanto como nos quedaba por vivir en aquellos días.
El 26 por la mañana llegó el momento esperado: ¡Subir a las Cumbres!. Con el sol dándonos de pleno, comenzamos la subida. Nuestros ojos estaban bien abiertos para no perdernos detalle. Sabíamos que, de forma especial, el Señor estaba por cada una de aquellas esquinas y queríamos verlo.
El cole no está lejos de la comunidad pero con la alegría, amabilidad y acogida de nuestra hermana Conchita, el recorrido fue más largo de lo habitual: había que saludar a los vecinos, desear Feliz Navidad, dar un abrazo… Allí estaba Dios. Las Esclavas en el barrio nos hablaban del Dios de la tierra.
La realidad nos dejó sin palabras: aquellas lomas, las casas de caña, los niños jugando, el camión llevando agua, los vecinos saludando, otros incluso regalándonos los frutos que tenían,… Luego entramos en el cole y visitamos los grados con los que nos encontraríamos al día siguiente para la convivencia. ¡Qué caras, qué ojos, qué sonrisas, qué alegría!! Aquellos niños comenzaron a entrar en nuestros corazones.
Llama la atención de forma especial cómo la educación, la posibilidad de ir al colegio dignifica a la persona. Aquellos niños uniformados eran “igualitos” a los de otras zonas de Portoviejo. Luego, a la salida, serían los que correrían descalzos por allí, volverían al botadero, la suciedad no sería problema para ellos,… De nuevo brota agradecer al Señor que nos envíe como Esclavas a aquella misión. Somos manos, ojos y pies del Señor para formar corazones, dignificar a las personas y llevar esperanza.
Con la alegría de saber que al día siguiente volveríamos a encontrarnos con los chicos, bajamos a la Comunidad. Esa tarde nos esperaba la hermana María José González para enseñarnos el casco histórico de la ciudad. ¡Una auténtica guía turística!! ¡¡No le faltó un detalle en sus explicaciones!!
A la bajada de las Cumbres, aprovechamos para visitar el comedor de Cristo Rey, ubicado junto a la comunidad. Intentamos llevar un poco de alegría a las personas que diariamente acuden allí para comer. Cantamos, bailamos y también ellos se “echaron al ruedo” y disfrutamos de algunas canciones típicas manabitas.
El día 27 llegó el encuentro directo con los niños. Al llegar al cole ya nos conocían del día anterior y rápidamente nos vimos rodeadas de besos, abrazos, miradas, preguntas… ¡Qué disfrute! Durante la convivencia reímos, cantamos, jugamos y sobre todo, agradecimos al Señor el año que nos había regalado vivir. Llenamos de color la Eucaristía con todos los agradecimientos: la comida, el colegio, las hermanas, los profes, los amigos, las familias,… Cantamos al Niño que había nacido y nos empapamos bien del Dios que allí se respiraba porque éramos conscientes de que nos oxigenaría en otros momentos de nuestro camino. Fue un día importante en el que le entregamos a Dios toda nuestra capacidad de amar y de acoger. Aquellos niños lo merecían!!
Otra experiencia inolvidable fue la subida al botadero. ¡Dios Santo, qué humo, qué olor, qué familias viviendo allí, cuántos gallinazos…! En aquellos momentos fue imposible fotografiar la miseria del hermano. Brotaba respeto, salían algunas lágrimas y las mil preguntas que Ana intentaba respondernos. Allí también viven chicos del cole de las Cumbres. De forma especial tenemos en nuestras retinas la imagen de las niñas del botadero abrazadas a las piernas de Ana. ¡Qué momento! Esa imagen habla de un Sí al Señor, un Sí a su voluntad, un Sí al Amor.
Terminamos nuestra experiencia en Portoviejo orando juntas. Momento importante para agradecer lo vivido y enriquecernos con lo experimentado por las hermanas.
Agradecemos al Señor que en esta Navidad se nos haya regalado en los rostros de los niños de las Cumbres. Esos ojos, esas sonrisas, la acogida… iluminarán las dificultades que se presenten a lo largo de este año en nuestro seguimiento. ¡¡Gracias, Señor!!!
Me llama nuestra hermana Lourdes Almeida: “Fátima ¿podrías ir tú al encuentro de Superiores Mayores que es ahí en Quito?. Le contesto: “Creo que es mejor que asistas tú que eres la Delegada”. Ella prepara con tiempo las maletas pero no llega, se puso enferma.
¡Bendita gripe! La asistencia a esta Asamblea ha sido un “intensivo de inculturación”, un baño de realidad nacional (de la mano del catedrático D. Enríquez Ayala Mora) y eclesial (con Monseñor Néstor Herrera).
En ambos casos con un cariño y valoración por la Vida Consagrada y una lucidez admirable, nos “tiraron un poco de las orejas” con la invitación a ser lo que tenemos que ser con calidad, a la vivencia de una espiritualidad sólida basada en la experiencia del Dios vivo y, sobre todo, a un compromiso claro y profético con el pueblo, sobre todo los que más sufren.
La asistencia a este encuentro ha supuesto también, y sobre todo, un mayor conocimiento de la Vida Religiosa del país. Una Vida Religiosa viva, inquieta, con sed y compromiso por la comunión, con una clara apuesta por lo intercongregacional y con la doble opción de la espiritualidad (desde la Palabra de Dios) y la opción por los excluídos.
Todo el encuentro se ha desarrollado en un ambiente de comunión, alegría, transparencia, respuesta generosa a los servicios solicitados… que me han llevado una vez más a agradecer a Dios el don de la Vida Religiosa a la Iglesia y a la humanidad y el haber sido llamada a formar parte de ella.
En otro momento os contaremos sobre la comunidad intercongregacional de Haití, la “minga misionera” de Sucumbíos, “los manjares del convento”…
Estos días nos vamos a Manta para pasar las fechas las tres comunidades de Ecuador juntas, después estaremos en Portoviejo donde vamos a tener unas convivencias con los pequeños en clave de agradecer lo vivido.
A la vuelta os contaremos. Por lo pronto, recibid nuestra felicitación con el deseo sincero de que el Señor encuentre cada día alojamiento en vuestra casa donde se encuentra a gusto y obra maravillas.
El día 7 de septiembre, en la víspera de la fiesta de la Natividad de la Virgen, tuvimos el gusto de celebrar con los vecinos del barrio la renovación de votos de Victoria. A ella se le ocurrió que podría ser en la parroquia, donde cada día celebramos la Eucaristía en un ambiente sencillo, piadoso, que invita al recogimiento y la alabanza. Dimos gracias a Dios por la respuesta ilusionada, generosa y agradecida de Victoria al amor del Señor, que expresó con la lectura de la fórmula de Consagración.
Empezamos el día 4 de Septiembre con mucha alegría y entusiasmo para aprovechar lo mejor de un día de convivencia en la Casa de Retiro San Agustín en Machachi. Fuimos acogidas por el Padre Juan Valpuesta S.J.
Comenzamos el encuentro con una oración sencilla donde compartimos nuestros sentimientos de agradecimientos y esperanza por esta nueva comunidad que El Señor nos envió. Todo el día aprovechamos el paisaje y la presencia de cada una.
Dimos a conocer compartiendo un poco de nuestra historia personal y de nuestra forma de ser.
Tuvimos también una dinámica donde se manifestó nuestro deseo de construir una comunidad fraterna y en la que haya comunicación sana.
Terminamos el día con la Eucaristía dando gracias a Dios por el regalo de este día.
Me llamo Fátima, nací en Sevilla (España) hace 45 años. Soy la 2ª de 5 hijos. Mis hermanos: Fran, Inma, Lole y Luis están casados y tienen 3, 3, 2 y 2 hijos respectivamente, con lo cual soy tía de 10 maravillosos sobrinos. Doy gracias a Dios por todos ellos, pues mi familia, en la cual incluyo también a abuelos, tíos y primos, ha sido la cuna de los valores, la buena tierra que hizo posible que germinara la semilla de mi vocación.
Estudié en el Colegio de Sevilla donde encontré conexión con lo que en casa me enseñaban. Participaba en todo lo que se organizaba (grupos de fe, convivencias, campamentos, pascuas…), allí disfruté y crecí por fuera y por dentro.
Entré en la Congregación a los 18 años, después de estudiar COU (el pre-universitario) en los salesianos.
En el postulantado aprendí a conocerme mejor, vivir en comunidad, incorporar en mi vida un ritmo de oración, asumir responsabilidades… Empecé la carrera de biología que interrumpí en el noviciado para dedicarme a la formación propia de esta etapa (con tiempos de oración, meditación, estudio de teología, profundización en la Vida Consagrada…) Hicimos los primeros votos en Málaga (Joy, Victoria y yo)
En el juniorado (etapa de votos temporales), en Sevilla, fueron mis primeros pasos en el aprender a integrar oración, comunidad, apostolado. Acabé la carrera y me dieron el primer destino fuera de una casa de formación: Huelva, lugar que recuerdo con muchísimo cariño por su gente, por el trabajo apostólico y porque fue donde empecé a agarrarme de verdad al Señor.
Allí hicimos la Profesión Perpetua (Victoria y yo). Desde entonces mis terrenos han sido algunas clases de biología, la pastoral, los jóvenes y la formación de futuras religiosas.
Todo un camino de búsqueda y encuentro que me ha ido configurando en la familia Spínola, junto a mis hermanas ADC (verdadera mediación del amor de Dios), Congregación a la que Dios me ha llamado y en la que con su gracia y muy agradecida deseo permanecerle fiel.
Actualmente estoy en Ecuador a donde llegué en Julio y donde desempeño el servicio de Superiora de la comunidad y Maestra de novicias. Nuevo paso de Dios por mi vida.
Hola! Mi nombre es Rocío tengo 25 años y soy de Sevilla (España). Mis padres son Joaquín y Mati y además tengo la suerte de tener una preciosa hermana mayor que se llama Cristina. Ellos me han sabido mostrar con sus vidas, la gratuidad y la generosidad de Dios.
Estudié en nuestro colegio de Sevilla durante 12 años ¡media vida! En el colegio siempre participé de los grupos de fe, pero especialmente en secundaria y bachillerato el grupo de Montañeras fue la puerta de entrada para encontrarme con el Señor a través de la música y la Naturaleza.
Al finalizar la etapa del colegio estudié Educación Social. Esto me ayudó a abrirme a la realidad social de “mi mundo” y del mundo, y también, a creer y amar el valor de la Educación.
Cuando acabé la carrera tuve la oportunidad de vivir una experiencia de voluntariado en nuestra casa de Portoviejo. ¡Precioso misterio “pascual” que el Señor me regaló! Todo lo vivido me ayudó para plantearme la vida ¡que eso nunca viene mal!
Al año siguiente (2008) entré en el postulantado en Málaga. Hice mi primer año de Noviciado también allí y…¡Quién me iba a decir a mí que cuatro años después de mi “tabor” volvería a esta tierra que tanto me sabe a Evangelio!
En silencio paciente y confiado, ahora busco por estas tierras al Dios de la VIDA.