Del 19 al 21 de Octubre, la CER (Conferencia Ecuatoriana Religiosa) organizó su 3º jornada “Manjares del Convento” en la que las religiosas junto con algunos voluntarios ayudaron en la venta de productos de las hermanas de distintas congregaciones y monasterios. Los objetivos eran dar a conocer los productos de los monasterios y la recaudación de fondos para la comunidad de Haití, donde Ecuador tiene una comunidad inter-congregacional de religiosas. Nuestra comunidad colaboró en esa actividad vendiendo “platos típicos” de los distintos países de los que somos: El Pollo Adobo de Filipinas, La Coxiñha Brazilera de Brasil, La Arepa de Venezuela, y la Tortilla Española. Cada una de nosotras (las novicias) preparamos nuestra comida por la noche con la ayuda de las hermanas profesas de la comunidad. Para nosotras en la comunidad, era un testimonio de unión, fraternidad y plenitud porque a pesar del cansancio y la falta de dormir, trajo alegría por dentro por saber que estamos en SOLIDARIDAD CON LA HUMANIDAD SUFRIENTE. Estar en SOLIDARIDAD con los necesitados, me recuerda a Marcelo Spínola que siempre encuentró modos y maneras de responder a los necesidades de las personas alrededor. Este evento no sólo ha sido una ayuda para la comunidad de Haití, sino también una experiencia de crecimiento personal ya que tenemos la responsabilidad en nuestra sociedad, y el agradecimiento por las cosas que tenemos. Hemos comprobado una vez más que cuando todo se hace por amor, se genera vida.
“Ámense con gran amor procurando ser más caritativas con la que menos les guste o les sea más contraria. “ Celia Méndez
Jerline.
“Cuando aprendí a salir de mi misma y pensar en los demás he visto lo que significa la vida para mí…”
“…y allí cuando aprendí a dar fue cuando aprendí a recibir.”
“Buenos días hermanitas, ¿cómo le va (sonrisa)?” ese siempre es el saludo de los viejitos cada mañana del lunes en el comedor.
Este año de nuevo nos hemos comprometido a compartir con los viejitos un poco de nuestro tiempo, hacemos algunas actividades que les ayudan a relacionarse mejor con sus compañeros, y también para poner un poco de movimiento a sus vidas. Durante una hora y media hacemos oración, un poco de ejercicios o baile o cantos , también pintamos, dibujamos o vemos películas, hacemos manualidades ... Y mientras trabajamos aprovechamos la oportunidad de hablar con ellos, de saber cómo están… y en esta conversación de “tú a tú” nos encontramos con diferentes historias; historias de alegría y muchas de dolor y tristeza.
Con estas cosas sencillas que ellos hacen, se sienten bien consigo mismo viendo su trabajo. Pero creo que lo que les hace sentir bien no son las actividades que hacen sino simplemente el sentir que alguien está con ellos, dispuesta a escuchar lo que llevan dentro y les hacen sentir importante.
Tratar con los viejitos y pensar las actividades intentando llevar ese rostro de Jesús que dice: “Estaré con ustedes hasta el fin del mundo” es un reto para mí, pero al saber que ellos me esperan me anima…
Ésta realidad en el comedor me hizo tanto bien porque me hace dejar “lo mío”, me ayuda a salir de mi misma y ver que también de esta manera el Señor habla:
“Eres mujer, tienes ternura y eres capaz de transmitir ese amor, compasión y paciencia que recibiste…”
Le doy gracias al Señor por darme esa oportunidad de ver otra realidad… el más allá de mi mundo… “El mundo en el comedor”.
Salmo 71 -Oración de un anciano
En ti, oh Señor, me he refugiado;
Señor, eres mi esperanza,
Seguridad mía desde mi juventud.
No me deseches en el tiempo de la vejez;
Cuando mi fuerza se acabar, no me desampares.
Me enseñaste desde mi juventud,
Y hasta ahora he manifestado tus maravillas.
Tú has hecho grandes cosas;
Oh Dios, ¿quién como tú?
¿¡No creían ustedes que nuestra vida aquí era solamente estudios, reuniones, trabajo, llevar grupos, y convivencias, no ?!
Engañase quien lo cree. A pesar de que lo pasamos bien en los trabajos y compromisos que pide nuestra labor misionera, necesitamos también echar un rato de relax en familia.
Nada más agradable que estar con aquellos a quien queremos y por eso ese fin de semana para nosotras fue de calidad y además oportunidad de dar la bienvenida a nuestra Hna. Patricia.
Hemos conocido el Palacio presidencial, todas hemos disfrutado y aún más viendo la alegría y espontaneidad de algunas que han disfrutado muchísimo sacando foto en cada rincón de aquel lujoso palacio, con el deseo de guardar recuerdos de aquella visita especial.
Como buenas “monjitas”, no dejamos de celebrar la Eucarística, esta vez en el centro histórico de la ciudad, en la Iglesia de San Francisco que es visitada a lo largo del día por cientos de fieles y otros tantos de turistas de toda parte del mundo.
El día era todo nuestro; sin prisa y con disposición para improvisar… y en eso echamos un rato muy agradable con el ex-párroco de nuestra parroquia, muy querido por nuestra comunidad. Aprovechando la oportunidad nos compartió un poco de su nuevo ámbito y un poco de su misión en esa distinta realidad.
Nada mejor para terminar un lindo día de paseo que un rico helado compartido en la plaza después de un almuerzo tamaño familia como es de costumbre aquí en Ecuador.
Tenemos suerte de poder compartir momentos como este, de alegrarnos con cosas tan pequeñas como el simple hecho de estar juntas.
Gislany
Empezamos con los niños el día viernes, todos estaban con mucho entusiasmo y alegría, lo veíamos en su rostro, estaban alrededor de 153 niños. Comenzamos presentándonos y diciendo nuestros nombres, y para que nos reuniríamos, jugamos con parejas de a dos al Jesús aquí, Jesús allá es un pasito, era un verdadero bullicio y fiesta ante la alegría de que esa amistad con Jesús se irá renovando con cada encuentro. Cómo asistió gran cantidad de niños, los más grandes hicieron de coordinador de grupos, quienes estaban contentos de poder ayudar a los más pequeños, y que ellos como Jesús estaban sirviendo.
Luego le dimos algunos consejos de cómo se comporta un verdadero amigo de Jesús y de las actitudes y gestos que como niño misionero debemos tener en todo momento y lugar.
Los grupos de jóvenes estuvieron alrededor de 70, hicimos una dinámica de integración, juegos y después como para pertenecer al grupo se pintaron las manos e hicieron un compromiso de lo que van a vivir este año. Para terminar lo plasmaron en un folio.
Susana
Bueno me presento ante la familia Spínola.
Mi nombre es Katherine Ysamar Escalona Peña.
Mi nacionalidad es Venezolana, tengo 20 años.
Paso a contarles algo de mí. Estuve viviendo 18 años con mis padres en Barquisimeto mi tierra natal de Venezuela. Tenía una vida común y corriente como la de cualquier joven, siempre buscaba refugio en otras cosas que realmente no me llenaban de felicidad, pero a pesar de eso no faltaba mi asistencia a la iglesia con mi familia e iba a retiros que me invitaban.
Estudiaba en el colegio Cardenal Marcelo Spínola que está en Barquisimeto a unos minutos de mi casa, hice mi bachillerato, me gradué de Técnico Medio en Contabilidad.
Cuando estaba en 4to año estaba a cargo de la pastoral Hna. Ledys Labrador Adc, ella me invitaba a convivencias retiros y encuentros de jóvenes, en ese mismo curso me invito a una convivencia vocacional, donde fui teniendo una pequeña idea de lo que haría en mi vida.
Mucho tiempo después decidí tener un seguimiento constante con ella, lo que más me gustaba era que no me imponía la vida religiosa, sino que veía mi historia y se interesaba por ella, hasta me invito a una experiencia comunitaria un Agosto del 2010. En esa convivencia quería salir corriendo, pero como tenía seguimiento con la
Hna. Ledys Labrador, supe que Dios se manifestaba de nuevo en mi vida, posteriormente me fui de experiencia con las hermanas por tres meses que después se convirtieron en dos años.
Lo que me empujó a dar este paso era que tenía 18 años era mayor de edad y que ya podía tener la capacidad de escoger por mí misma lo que quería, veía a las hermana en el colegio su entrega y dedicación y me llamaba la atención, también veía cómo esa convivencia comunitaria despertó cosas que no había sentido. No tenía decidido qué haría en ese momento, ya me había graduado, pensé que era hora de comenzar un camino que me diera paz y tranquilidad, que realmente me hiciera saber cuál era el sentido de la vida.
Opte por esta vida sin pensarlo, sin darme cuenta de lo que estaba dejando.
Sin imaginar que haría Dios de mí….
Y poco a poco va haciendo su obra.
Mi vida ya no es igual a lo que era dos años atrás.
Dios ya está creando un estilo que sí le está dando sentido a mi vida con dificultades pero a la final me regala un poco de triunfo. De hacerme ver que estoy capacitada para ir mas allá.
Cuando llegué a mi casa lo hablé con mi padre y luego con mi madre la propuesta era para Septiembre solo faltaban días. Todos los días mi familia se sentaba conmigo y me cuestionaba con sus preguntas, pero ya la decisión estaba tomada.
El 26 de Septiembre decidí dar un paso, un paso que ni me pasaba por la cabeza, pero fue lo que me permitió que valorara todo lo que tenía, simplemente me hizo más humana.
Comencé mi experiencia en la casa de Formación Celia Méndez en Mérida-Venezuela, quedaba a 8 horas de Barquisimeto. Al llegar tuve como maestra de Formación Hna. María Fuentes Segura Adc, quien me estuvo formando por dos años en mi postulantado. Le doy gracias a Dios que ella junto de la mano con Jesús me dio las herramientas necesarias para seguir adelante, también le doy gracias a Dios por la oportunidad que me dio de vivir con una pequeña parte de la Delegación, una comunidad con la que tuve altos y bajos, pero que supo sembrar en mi grandes valores y fundamentos para formarme como persona. Ellas se merecen mi cariño y respeto: Hna María Luisa Castrillón Adc, Hna María José Ruiz Adc, Hna Ángeles Romero Adc, Hna María fuentes Segura Adc, Hna Norma Urzcategui Adc y mi compañera (también postulante) Marbelys Vargas. Solo me queda darles las Gracias por seguir apostando y apoyando para buscar la voluntad de Dios.
¿Saben? Dios me ha cambiado la vida en segundos diría yo, ahora estoy en Ecuador donde hace un año ya tenía tinaja destinada para mí, cuando lo supe me costó mucho asimilarlo pero llegó el momento y aquí estoy una vez más apostando por el ser que me dio y devolvió la vida…
Tengo tres meses, donde he pasado unos días duro pero también he podido ver que para Dios nada es imposible siempre y cuando tú estés dispuesta.
No es fácil dejar tu familia tu país tus tradiciones, realmente en los dos primeros meses lo sufrí mucho, pero todo paso cuando me abrí y logre alcanzar ver el regalo que Dios me estaba haciendo, no dejas de extrañar a los tuyos, pero la distancia te ayuda a intensificar el amor que les tienes y a descubrirlos como la base fundamental de mi vida.
Estos tres meses me han ayudado a ver y entender muchas cosas, no solo personales sino también del mundo y de tantas personas necesitadas, no solo tu país es el que sufre o pasa situaciones difíciles, ya se te crea una universalidad dentro de ti y aprendes a sufrir con otros. Y así poco a poco Dios va creando un gran firmamento en mi vida.
Se valió de cosas que quizás me dolieron y me costó aceptar, pero con la gran alegría de ver que de allí fluyen cosas tan hermosas.
Tres meses que han sido duros y fuertes pero ahora tengo algo que no tenía y es Esperanza...
Katherine Escalona.
Gracias a Dios por regalarme vivir ésta experiencia de inculturación, de diferencia, de búsqueda y encuentro. Gracias a mis hermanas de comunidad por ser lo que son: hermanas para lo bueno y para lo malo. Gracias a mis padres por respetarme y acompañarme en ésta aventura. Gracias a la realidad de Ecuador, a su gente sencilla y cercana. Gracia a la Congregación que en personas concretas me ha ayudado a ser quien soy, me ha cuidado y me ha querido.
Sin más me despido de ésta ventana a través de la cual nos habéis seguido durante éste año, pero no lo hago para siempre, ahora desde la distancia soy yo también “espectadora” y cómplice de todo lo que pasa por allá.
Mercedes Blanco.
¡Parece mentira que haya pasado un año ya! Ha sido paso de Dios la experiencia en el Ecuador. En mi corazón y en mi memoria, quedan guardados como tesoro cada uno de los momentos vividos, los encuentros con los jóvenes y niños de nuestro colegio, las Eucaristías tan llenas de vida de nuestra parroquia, los ratos de formación en el Inter, el ambiente precioso de la Vida Religiosa de Ecuador…Pero sobre todo en mi historia ya hay grabados nombres nuevos que son motivo de alegría, experiencia del amor de Dios y ¡Congregación!:
Virginia, Victoria, Lorena, Graciela, Fátima, Elmor, Gislany ,Jerline, Susi… ¡¡GRACIAS!!
La ventana sigue abierta, yo me despido con el deseo de poder seguir siendo partícipe de lo que por allá se viva. Ahora comienza una nueva etapa de formación.
El Señor que sabe lo que hace con cada una de nosotras nos seguirá cuidando y llevará a “buen término” su obra. Como se dice por allá…Chao y chao y que Diosito nos las bendiga.
Rocío.
Estas palabras del Señor resonaron en mi corazón y con ellas emprendí el camino que Dios me preparaba para este segundo año de noviciado. Consciente de que la voluntad de Dios era que viviera en Ecuador con alegría, fiándome de Él y buscándole en cada rincón, crucé el “charco” y vine a por todas.
Hoy soy yo la que digo… “Ha estado, está y estará conmigo”. Esta certeza me invita a caminar y me asegura que estará conmigo en la misión que tiene preparada para mí. Es por ello que con gran gozo y enorme libertad le diré SÍ el 8 de septiembre en mi primera profesión.
Esto supone que… me marcho de Ecuador, termino el noviciado y emprendo una nueva etapa. Ya no estaré en la “ventana de Ecuador”, aunque sí pendiente de las vivencias de las que aquí se quedan. Seguiré bebiendo de este manantial que el Señor me ha proporcionado.
Agradezco a cada una de las hermanas que forman la Delegación de Ecuador el tiempo compartido con ellas, la alegría, cercanía, sencillez en el trato y su ejemplo de ser Esclava.
En estos momentos mi misión está en otro lugar pero… dado que el Señor se encarga de ensanchar nuestro corazón para aumentar nuestra capacidad de amar… Ecuador se viene conmigo y estará siempre en mi corazón como “experiencia de Dios”.
Chao y ¡¡¡GRACIASSSSSSS!!!!!
Filli
En el momento en que nos estábamos planteando qué tipo de pastoral hacer en el mes de julio, una propuesta nos llegó como “caída del cielo”. La propuesta consistía en impartir un curso intensivo de español para muchos de los haitianos que se encuentran en Ecuador. Estuvimos discerniendo en el noviciado los pros y los contras y finalmente decidimos aceptar la propuesta: era una necesidad urgente y estamos para ello!!! Así que... el mes de julio con los haitianos!!
A día de hoy los grupos están hechos y disfrutamos de sus avances, risas y empatía con nosotras. Los primeros días llegábamos a la casa con el corazón dolorido de las historias que cada uno de ellos tienen detrás.
Tenemos la suerte de vivir la realidad de Haití muy de cerca. Haití sigue sufriendo, los jóvenes no pueden estudiar por los precios de las universidades. Muchos salen del país para estudiar, otros “engañados” con becas de estudio, algunos en busca de trabajo y hay quienes quieren empezar una vida nueva, después de haber perdido a todos sus familiares.
Las más jóvenes sueñan con volver a su país, junto a su familia. Para ellas Haití es el país más bonito del mundo y lo recuerdan con muchísimo cariño. Desean realizar estudios universitarios para regresar a su país y trabajar. Las condiciones en las que viven no son las más adecuadas. Hay días que pueden comer y otros que no… eso se nota en las clases.
Durante este mes de julio, la comunidad está volcada con el pueblo de Haití. No todas damos clases pero sí que todas estamos en el proyecto. Todas conocemos la realidad que allí se vive. Unas impartimos las clases y otras nos esperan en la casa deseosas de saber cómo ha ido el día, cómo siguen viviendo, cómo van los avances en español,... Somos “comunidad en misión”. Un nuevo regalo del Señor para este mes de julio.
Una vez más agradecemos al Señor esta realidad que nos permite palpar. Los haitianos están siendo mediación para transformarnos el corazón, disponernos a servir en las necesidades urgentes y mirar más allá de lo que nos rodea.
Seguimos presentando nuestros países de origen y ahora le toca el turno al país que nos acoge: Ecuador.
Antes de la presentación ya conocíamos un poquito de Ecuador, pues, además de que llevamos un año viviendo aquí, la parte sociopolítica y económica de la nación nos la presentó nuestra hermana Graciela al comenzar el curso para introducirnos en la realidad del país y concretamente de Solanda, el barrio en que vivimos. También gracias a la disponibilidad de nuestras hermanas para cocinar comida ecuatoriana conocíamos algo de la riqueza culinaria, pero todavía faltaba por mostrar de su gran riqueza cultural.
La celebración tuvo lugar la tarde-noche del 29 de Junio, comenzó con un plato típico de la sierra: el cevichocho ¡riquísimo! Acompañado de unos chifles...
Tras la cena llegó la sorpresa: un dúo de música andina, pertenecientes a un grupo llamado “Tierra Eterna” nos sorprendieron con música instrumental y típicos cantos no sólo Ecuatorianos, sino también de otros países andinos. Toda una sorpresa que nos dejó con la boca abierta. Pudimos disfrutar de los lindos sonidos de la Kena y la zampoña como representación de la sierra ecuatoriana.
A continuación nuestras hermanas costeñas nos presentaron un baile típico de la costa: “el baile del sombrerito” del cual no sólo disfrutaron ellas preparándolo sino también nosotras viéndolas a ellas disfrutar.
Después una visita rápida por las grandes zonas ecuatorianas: la Sierra, la Costa manabita, Esmeraldas, Galápagos… acompañado de los típicos dulces de Rocafuerte (Manabí) y para terminar un recuerdo de éste día: un llavero hecho con tagua (artesanía ecuatoriana).
Disfrutamos mucho de la riqueza que Ecuador tiene y que nuestras hermanas supieron presentarnos muy bien.
Movidos por esa espiritualidad que tanto Marcelo Spínola inculcó en las primeras Esclavas y que hoy aún sigue haciendo eco en nosotras poniendo en movimiento nuestra fe y nuestro labor misionero; celebramos la fiesta del Sagrado Corazón.
Una fiesta linda que expresaba la belleza de ese “amor enamorándonos”.
Empezamos con la celebración eucarística y después un momento de reconocer con la entrega de pañoletas y escarapela a los niños y jóvenes de los movimientos Spínola que perseveraron en el grupo. Seguimos nuestro acto de fe con procesión y adoración a Jesús eucarístico, ese momento fue emocionante percibir el respeto, la participación y adhesión de jóvenes, niños y profesores que prepararon por grado un precioso altar para recibir al Señor mientras hacían su momento de oración.
Un día para abrazar y hacer vida poniendo de relieve ese don que no solo es parte de nuestro carisma sino de la Iglesia de Cristo, pero que es motor de nuestra espiritualidad y que intentamos inculcar y transmitir en nuestras escuelas.
Es el amor de Jesús centrado en su corazón y manifestado en la Eucaristía que nos alimenta y anima en la entrega por tantos jóvenes y niños que deseamos lo conozcan.
Me preguntan que por qué mi vocación es un don. Para mí don significa regalo y no dudo que el Señor me ha hecho un regalo, y grande, al invitarme a ser su Esclava.
Anterior a la vocación, fue regalo encontrarme con un Dios, con mi Dios, que me devolvía la dignidad, que me devolvía a la Vida, que me enamoraba cada día más y me hacía sonreír, ilusionarme con sus cosas, que daba sentido a mi vida, que la llenaba de color y de esperanza, de posibilidades no sólo para mí, sino también para mis hermanos.
Mi vocación es un regalo desde el mismo momento en que conocí la Congregación por lo que a través de ella he recibido: trato personal con el Señor “de corazón a corazón”, trato diario con Él, relaciones personales de igualdad y dignificación de la persona, vivir más profundamente que Dios me quiere por encima de mis límites, que Él cuenta conmigo tal cual soy, que me capacita para lo que me pide, que al invitarme a ser su Esclava me hace libre, que me regala una comunidad con la que compartir la vida y la misión, preferencia por los que menos cuentan y más necesitan, descubrirme como soy y mostrarme así….
Vivir hoy como Esclava es un don que sé que no sólo depende de mí, sino que es Él quien me ayuda a vivir cada día, quien poco a poco ha ido cogiendo mi corazón, quien ha ido hablándome de manera que yo le pudiera entender.
Es Él quien me ayuda a vivir abierta a su paso en mi vida, quien me da su mano para que caminemos juntos. Es Él quien me amó primero y quien me mostró su amor personal y desde entonces no puedo callarme tanto bien recibido.
Mercedes Blanco
El pasado día 17 de Mayo celebramos en el “inter” (internoviciado) el día de AFICER (área de formación inicial de la conferencia ecuatoriana de religiosos). En éste encuentro participamos postulantes, novicios, juniores, formadores y religiosos de la CER.
El lema del encuentro era “la fuerza del riesgo: tu Palabra” y en torno a ello estuvimos reflexionando.
El día comenzó con una preciosa Eucaristía en la que hicimos presente la realidad intercultural que tenemos en el inter: novicios de distintos lugares de origen (Paraguay, México,
Ecuador, Brasil, España…) hicimos las ofrendas con nuestros trajes típicos. Fue una manera de ofrecer también lo que somos y tenemos, lo que nuestra cultura ha dejado impresa en nuestro ser.
Nuestras hermanas filipinas hicieron una delicada danza en el momento de la entronización de la Palabra, orgullosas las mirábamos y decíamos ¡son mis hermanas!
El día continuó con un panel (mesa redonda) en el que diferentes personas nos hablaban de qué significa para ellos eso de “la fuerza del riesgo: tu Palabra”, y otros daban una visión de ello desde la Palabra.
Seguidamente nos reunimos por grupos para reflexionar sobre ello. A mí me quedó bien claro que la Palabra no nos deja indiferentes, que nos mueve y nos remueve por dentro, nos hace salir de nosotros mismo y responder al sueño que Dios tiene para cada uno de nosotros en cada momento de nuestra vida.
Después cada etapa de formación (postulantes, novicios y juniores) presentamos diferentes canciones, que hablan del lema, creadas y cantadas por nosotros. Junto a eso distintas escenificaciones en torno al mismo tema.
El día terminó con una comida compartida.
El ambiente que se respiró durante todo el día fue de fiesta, de alegría, de fraternidad y unidad en la diferencia: Jesús nos llama a cada uno a vivir desde un carisma concreto, y juntos podemos hacer grandes cosas.
El día 4 (por la noche) y 5 de Mayo fueron unos días muy especiales para nuestras hermanas españolas igual que para nosotras porque este día nos hicieron conocer su tierra: “España y olé”. El día anterior estaba emocionada por saber algo sobre el país que es la tierra madre donde nació la Congregación y que de alguna manera toma parte de mi cultura.
La celebración empezó con una “cena española” tuvimos la oportunidad de disfrutar la comida que “¡me chifla!” como cualquier filipina puede decir cuando le presentan jamón, tomate, pan (pantumaca), queso, chorizo, salchichón, tortilla de patata y salpicón de marisco.
Al día siguiente nos despertaron con canciones españolas y con un ambiente de fiesta con el patio adornado con farolillos, una cruz de mayo y mantoncillos. También la capilla estaba adornada de tal manera que nos llevó a los tiempos de nuestros fundadores y primeras esclavas. Con los cuadros de la primera casa, la fundación y el de la Virgen Inmaculada en Sevilla que nos provocó el sentimiento de gratitud por la fidelidad del Señor que ha sostenido la Congregación.
Una barra de pan con aceite de oliva fue el desayuno. A media mañana no faltaron las ricas tapitas con una cervecita.
La celebración terminó con un rico almuerzo, y un disfrutar al ver la belleza de nuestras hermanas con sus peinetas y flores.
Es verdad que somos diversas pero esa diversidad no nos hace diferentes porque estamos bebiendo del mismo espíritu, recibiendo gracias en el mismo manantial: el carisma de nuestra
Congregación y buscamos al mismo Dios, al mismo Jesús a quien consagramos nuestra vida.
“En la diversidad esta la riqueza”. Así que por nuestras hermanas Españolas unimos nuestro grito ¡“Viva España”!
Bueno .. comenzar diciendo que fueron 3 dias de gran alegría y una enorme enseñanza espiritual y personal .. Con unas mujeres maravillosas que Dios puso en mi camino.
Esta II jornada de puertas abiertas lo disfrute tanto que inclusive no quería que terminara. Ver como es la familia Spinola de entregada a Dios y a su prójimo, sus momentos de oración me ayudaban acercarme mucho al señor, vivir esa experiencia a la que había ido .
Las actividades que haciamos y la manera de divertirnos, fueron momentos muy especiales e inolvidables.
Me gusto mucho ver como se ayudan unas a otras .. esa manera de ser recíproca con todos .... siempre alegres y contagiando esa alegría .
No tengo mas que palabras de agradecimiento a ellas por dejarse conocer tal y como son, sin duda alguna mujeres bendecidas por el Señor.
Claudia Cevallos (antigua alumna del Colegio de Manta)
El Obispo Auxiliar de Quito, Monseñor Danilo Echeverría hizo una visita sorpresa a nuestra comunidad el 5 de mayo. Era un día de sorpresa y gracia a la vez porque nadie lo esperaba.
Era un hombre de fe y con un corazón sencillo. Algunos de nosotras compartimos cómo conocimos la congregación, nuestra historia vocacional, la historia de nuestros fundadores y cómo era sus inspiración de fundar la Congregación.
Pensamos que él se iba a quedar solo unas horas porque no habíamos ido a misa todavía. Pero él se ofreció a celebrar la Eucaristía con nosotras. La celebración fue muy sencilla pero profunda, especialmente la homilía que nos dio. La sorpresa no terminó ahí. Él se quedó a cenar y nos dejó unas palabras de inspiración y consejos. Lo que me impactó de sus palabras eran las actitudes que fortalecen la propia vocación: son sinceridad incluso en las cosas pequeñas, la apertura y el dialogo con la persona adecuada, y ser piadosa, tener detalles que me puedan acercar más al Señor. También nos dio consejo sobre la perseverancia aun en situaciones difíciles. Cuando tengamos que enfrentarnos a nuestros propios demonios y debilidades, nunca abandonar la oración. Nuestra vocación es un don y Él no se lo lleva. El Señor es un Dios misericordioso y compasivo.
Mientras el hablaba, me acordé de nuestro Padre cuando daba breves enseñanzas a las primeras Esclavas cuando estaba entre ellas. ¡Qué suerte tengo!
Esa experiencia dejó una huella en mí ser y me inspiró a buscar al Señor y vivir una vida con sentido cada día.
¡Gracias al Monseñor Danilo Echeverría por su visita!
La misión la hemos llevado a cabo en una comunidad de Jipijapa llamada RETIRO. Y… ¡qué bien puesto tiene el nombre! ¡Bien lejos que estaba!
Con bastante ilusión emprendimos la marcha (Hna Patricia, una joven estudiante del colegio de Manta, Arantzazu, y yo). De forma especial llevaba en mi corazón el Evangelio de la mujer del perfume y cómo me sentía enviada a “derramar el Amor de Dios”, a impregnar todo aquello del “olor del Señor”.
Llegamos al lugar el jueves en la tarde y la lluvia, la oscuridad y la lejanía de las casas impidieron que pudiéramos reunir al pueblo. Descansamos y comenzamos el Viernes Santo.
Los vecinos del lugar fueron llegando gota a gota pero eran recibidos con gran ilusión y buena acogida ¡¡Ya éramos uno más!!! Vivían lejos pero no les importaba caminar para celebrar con nosotras la Pascua, para encontrarse con sus vecinos y para acercarse un poquito más al Señor. Recuerdo la sed de Dios de la gente del lugar, sus caras cuando les hablaba del
Amor del Señor por cada uno de nosotros, sus deseos de mejoras, sus sufrimientos, sus vidas… todo ello son signos de la presencia de Dios en la Comunidad de Retiro.
En misiones como esta lo importante es el AMOR. Las celebraciones, las actividades, los preparativos… procurábamos que estuvieran “a punto”, pero para ellos… ¡todo estaba bien! Era la primera vez que vivían el Triduo Pascual!
Lo nuestro ha sido sembrar, llevar la Palabra de Dios y… el día de mañana será regada y cosechada. Sólo Dios sabe. Hoy agradezco al Señor su paso en mi vida a través de esta experiencia. Él sigue hablándome en el Ecuador!!!
Filli
¡Hola familia! De nuevo nos encontramos a través de la “Ventana a Ecuador”, ahora para contaros cómo hemos pasado esta Semana Santa. Sin mucho preámbulo comienzo a explicaros un poquito.
Victoria, Jerline y yo junto con ocho chicos del colegio hemos ido de misión a Puerto Nuevo, un pueblecito a una hora de Santo Domingo. Llegamos el lunes por la noche y estuvimos allí hasta el sábado por la tarde, después de celebrar la Vigilia Pascual. La realidad de este pueblo, como otros muchos en diferentes lugares del mundo es que el cura sólo puede ir allí a celebrar la Eucaristía una vez cada quince días (pues lleva 14 pueblos más), entre tanto dos catequistas ayudan al pueblo a vivir su fe.
Los primeros días estuvimos visitando las casas e invitando a la gente tanto a las celebraciones para el pueblo que las hacíamos por la tarde como a la misión para niños y jóvenes que teníamos por las mañanas. El miércoles fuimos a "La Avanzada", un poblado "cercano" (2 horas caminando o 20 minutos en carro por caminos de lodo) para invitar a la gente a las celebraciones y misiones y ya de paso rezamos con ellos el rosario.
Por las mañanas trabajábamos con niños y jóvenes diferentes temas sobre cada uno de los días del triduo y por la tarde celebrábamos los oficios con el pueblo (niños y mayores). El estar con niños por las mañanas me habla de la necesidad de transmitir a un Dios que es Amor. Me impresiona la sed de Dios que tiene la gente, los niños allí.... Me sorprendía una abuelita que caminaba todos los días desde la Avanzada (dos horas para ir y otras dos para volver) para llegar no sólo a las celebraciones, sino también a la misión de los niños para que la nieta pudiese participar. La fe sencilla de gente sencilla que acoge, que da de lo que tiene, que acude a las invitaciones... es paso de Dios.
Cada día comíamos en casa de alguien del pueblo que nos invitaba, dormíamos en la capilla, con unas lluvias que no nos mojaban, pero que parecía que el techo de uralita lo iba a tirar, pero hasta eso era paso de Dios, como toda la experiencia, en mi vida y en la de todos los que hemos participado en ella. Íbamos a darnos, sin conocer la realidad que nos íbamos a encontrar, con diferentes modos de hacer las cosas… en medio de todo fiarse de Dios, de mis hermanas y compartir con ellas y con los chicos alegrías, incertidumbres, deseos... Él se ha paseado estos días por allí en medio de todo y a mí me ayuda a valorar lo que tengo, a no quejarme, a disfrutar cada día de la vida, a no poder callarme tanto bien recibido y quererlo compartir.
Ahora continuamos viviendo al Resucitado en nuestra Galilea actual: Solanda, en Quito, donde Él se nos hace el encontradizo como a los discípulos de Emaús.
En nombre de la comunidad.
Mercedes Blanco
La semana de la Esclava empezó en el cole con una oración sencilla pero profunda (en el acto de comienzo de la jornada que tienen cada lunes) en la que proyectamos imágenes con relación a nuestra espiritualidad y cada una de la comunidad hicimos un comentario de lo que significa para cada una ese rasgo espiritualidad.
Al día siguiente las novicias dimos nuestro testimonio vocacional repartidas entre los distintos cursos a partir de 8º, dialogamos con ellos de lo que para nosotras significa el ser y vivir como Esclava. En cada clase hubo quien se encargó de realizar una serie de preguntas que ya habían preparado, después se abrió un plenario en el que podían preguntarnos lo que querían saber. Para nosotras las novicias significo alegría y entusiasmo el poder compartir nuestra vocación y transmitir con eso el Amor que Dios tiene para cada una y el proyecto que nos invita a descubrirlo y seguirlo. También tuvimos una misa con los de bachillerato en la que el padre recalcó la misión de la esclava en el cole y todo lo que realiza. En el ofertorio presentamos al Señor la cadena de la esclava en la que se expresó “Ser Esclava es ser Libre”, y un SI hecho de corcho blanco, en el que estaba escrito todos los nombres de las esclavas de la Congregación, expresamos con ello una petición por la fidelidad en la entrega y agradecimiento por sus respuestas generosas. En el receso tuvimos la oportunidad de jugar con los chicos haciendo una serie de pruebas, con el objetivo de descubrir el valor y conocer más los lugares donde las esclavas estamos presente, la realidad, característica, etc.
Antes de terminar la semana realizamos una oración ante el señor de manifiesto con todos las clases del cole, ya que la oración es el oxígeno de nuestra entrega y es esencial en nuestra vida. La oración estaba centrada en frases de Marcelo Spínola y un cuento de la vela en el cuál se nos invitó a ser luz para nosotros/as mismos/as y para los demás, tuvimos un momento de silencio para que ellos pudieran orar y expresar lo que tenían en su corazón, terminamos con la canción “Quiero ser una misma cosa contigo Jesús”.
Y como Jesús en la última cena compartió en torno en la mesa lo que tenía, también nosotras quisimos tener ese detalle con todos ellos y cocinamos dulces de nuestros países. Antes del compartir Rocío nos deleitó con una canción escrita por ella y luego Victoria dijo algunas palabras explicando el motivo por el cual habíamos querido invitarles. Todas nos quedamos alegres y satisfechas por lo que habíamos hecho.
Quiero dar Gracias a Dios por el llamado a la vocación y a ser esclava, por cada una de mis hermanas con las que vivo quienes como yo nos sentimos muy felices por compartir todo lo que Dios va haciendo en nuestras vidas y transmitir el gran Amor con que actúa con nosotras.
El pasado día 4 de Marzo tuvimos la suerte de poder disfrutar y acercarnos un poquito a Paraguay. Aunque, todo hay que decirlo, para Susana este día comenzó antes con la preparación de la presentación, las compras… todo lo que hacía falta para poder hablarnos de su querida tierra.
Comenzamos el día despertándonos con “Viva el bravo Paraguay” (música paraguaya) y a continuación nos pusimos en la presencia del Señor y colocamos a sus pies a las hermanas que viven y dan la vida o la han dado ya en Paraguay. Nombres concretos que nos hablan de disponibilidad, entrega….
Durante el día pudimos disfrutar de su comida típica: cueritos y pasta frola en el desayuno, para el almuerzo sopa paraguaya, asado a la olla, mandioca, arroz con queso, budín de pan y pie de limón. Para terminar, la cena paraguaya: sopa de verdura con tarta de jamón y queso.
En la tarde hubo tiempo para bailar, acercarnos y conocer no sólo Paraguay con su cultura (fiestas, trajes, artesanía…) sino también las hermanas que allí viven y la misión que llevan a cabo. Es un disfrute poner rostro y ubicar la tarea que otras Esclavas llevan. Es bonito ver cómo cada una desde donde estamos anunciamos el Amor personal de Jesucristo.
Y terminamos el día recogiéndolo con el Señor rezando vísperas al puro estilo paraguayo con sus cantos en guaraní.
Creo que de lo que más disfrutamos sin duda fue de ver a Susana disfrutar, orgullosa de su tierra y de su gente.