Haz de mi vida una Eucaristía,
porque desborda mi gratitud,
y no sé ni siquiera agradecer.
No respondo, Señor, a lo que esperas...
¿Pero, qué esperas tú?
Ya no hago proyectos. Todo es vano.
Tú sabes que deseo
aquí, y después cuando ya esté contigo,
cantarte mi profunda gratitud.

Consuelo Ojeda