- ¿Podríamos reflexionar en el DIS, sin que Dios se haga presente?
- ¡Qué fácil parece modificar nuestro pensamiento!
- El DIS nos llena de preguntas, Dios no ayuda a caminar con ellas.
- A veces una pequeña modificación hace desaparecer los interrogantes y estos se transforman en claridad
- ¡Quién tuviera esa “O” que nos ayude a leer la realidad de otra manera!
- ¡Bienaventurado los ojos que ven fácilmente a Dios en todas las cosas!
- Un DIS que inquieta, un Dios que serena...
- La sorpresa de un Dios que aparece en todos los rincones...
- ...
Y a ti, ¿Qué te sugiere?
"Oí tus pasos en el huerto, tuve miedo y me escondí, porque estaba desnudo"Gn 3, 10
Me parecía que Dios jugaba al escondite. Y es que durante mucho tiempo yo fui una persona que…
Buscaba a Dios y Dios me eludía.
Llamaba a Dios y Dios comunicaba.
Escribía a Dios y Dios cambiaba continuamente de dirección.
Dibujaba a Dios y Dios no se reconocía.
Visitaba a Dios y Dios siempre estaba ocupado.
Pedía perdón a Dios y Dios se tapaba los oídos.
Invitaba a Dios y Dios rechazaba el convite.
Abrazaba a Dios y Dios se escurría entre mis brazos.
Lloraba a Dios y Dios desviaba su mirada.
Amaba a Dios y Dios me ponía los cuernos.
Hasta que un día cambié de estrategia y…
Busqué a mi hermano y Dios apareció en mi camino.
Llamé a mi hermano y Dios respondió al instante.
Escribí a mi hermano y Dios me envió una hermosa carta de amor.
Dibujé a mi hermano y Dios me mostró su rostro.
Visité a mi hermano y Dios me abrió la puerta.
Pedí perdón a mi hermano y Dios desplegó toda su misericordia.
Invité a mi hermano y Dios llegó con su traje de gala.
Abracé a mi hermano y Dios me correspondió con tiernas caricias.
Lloré a mi hermano y Dios me secó las lágrimas.
Amé a mi hermano y Dios se enamoró perdidamente de mí…
Por José María Escudero
Desde que tú me hablas
Me es insulso el hablar de los hombres
porque hay mucha mentira y falsedad
en ese afán de buscarse a si mismos
y tanta vanidad.
Y hace tiempo, Señor, que voy buscando
tu luz y tu verdad.
Háblame tú, Señor, que tu lenguaje
es sencillo, puro, transparenta,
y siempre eres igual
Pero hazme, Señor, más coherente
en mi modo de ser
que pagado de mi, y variable,
y lleno de egoísmo,
he sido yo también hasta ahora mismo
y no quiero, Señor, ser mas así.
Consuelo Ojeda
Desaprender la guerra, realimentar la risa,
deshilachar los miedos, curarse las heridas.
Difuminar fronteras, rehuir de la codicia,
anteponer lo ajeno, negarse a las consignas.
Desconvocar el odio,
desestimar la ira,
rehusar usar la fuerza,
rodearse de caricias.
Reabrir todas las puertas,
sitiar cada mentira,
pactar sin condiciones,
rendirse a la Justicia.
Rehabilitar los sueños, penalizar las prisas,
indemnizar al alma, sumarse a la alegría.
Humanizar los credos, purificar la brisa,
adecentar la Tierra, reinaugurar la Vida.
Desconvocar el odio,
desestimar la ira,
rehusar usar la fuerza,
rodearse de caricias.
Reabrir todas las puertas,
sitiar cada mentira,
pactar sin condiciones,
rendirse a la Justicia.
Desaprender la guerra, curarse las heridas.
Desaprender la guerra, negarse a las consignas.
Desaprender la guerra, rodearse de caricias.
Desaprender la guerra, rendirse a la Justicia.
Desaprender la guerra, sumarse a la alegría.
Desaprender la guerra, reinaugurar la Vida.
Para escuchar la canción pulsa aquí.
• Dejarse hacer…¡Todo un camino de identidad! Un camino que no se acaba.
• “Hágase en mi según tu Palabra”, “hágase tu voluntad”
• “Quién guarda su vida la pierde y quien la gasta por mi, la ganará”
• ¡Vidas que dan la talla cuando el Señor las talla!
• ¿Se quejará la piedra cuando el escultor la talla?
• ¡Cuánta gente cuántas esclavas, cinceladas día a día por el Señor!
• ¡ADC, una identidad regalada!
• “Perdona por ir así buscándote tan torpemente/,…/perdóname el dolor, alguna vez. / Es que quiero sacar / de ti tu mejor tú. Ese que tú no viste y yo veo,…” Pedro Salinas
• ¿Qué hay que hacer? Dejarse hacer.
• Dios siempre empeñado en tallar mi propia vocación.
• Soy lo que soy en la medida que Dios deja su huella en mí.
• Si el Señor no construye la casa, en vano nos cansamos.
• …
Y a ti ¿qué te sugiere?
Y yo... ¿pongo la confianza en tus manos?
¿Me dejo hacer por ti, dejo que seas tú el que modele mi vida?
Señor, que viva en tus manos, que me deje hacer de nuevo por ti.
Y les propuso otra parábola: "El Reino de los Cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero mientras todos dormían vino su enemigo, sembró cizaña en medio del trigo y se fue. Cuando creció el trigo y aparecieron las espigas, también apareció la cizaña. Los peones fueron a ver entonces al propietario y le dijeron: "Señor, ¿no habías sembrado buena semilla en tu campo? ¿Cómo es que ahora hay cizaña en él?". Él les respondió: "Esto lo ha hecho algún enemigo". Los peones replicaron: "¿Quieres que vayamos a arrancarla?"."No, les dijo el dueño, porque al arrancar la cizaña, se corre el peligro de arrancar también el trigo. Dejad que crezcan juntos hasta la cosecha, y entonces diré a los cosechadores: Arrancad primero la cizaña y atadla en manojos para quemarla, y luego recoged el trigo en mi granero". (Mt.13, 24-30)
Dame de tu pan
Dame de beber
que ando sediento y hambriento de ti
no hay nada que calme mi sed.
Dame de tu pan
Dame de beber
que sólo tu cuerpo y tu sangre
avivan mi fe.
Dame de tu pan
Dame de beber
que yo aliviaré a mis hermanos
con hambre y con sed.
Dame de tu pan
Dame de beber
que sólo tu cuerpo y tu sangre
avivan mi fe.
Señor, tú has sido nuestro refugio
de generación en generación.
Antes que naciesen los montes
o fuera engendrado el orbe de la tierra,
desde siempre y por siempre tú eres Dios.
Tú reduces el hombre a polvo,
diciendo : « Retornad, hijos de Adán. »
Mil años en tu presencia
son un ayer, que pasó ;
una vela nocturna.
Enséñanos a calcular nuestros años,
para que adquiramos un corazón sensato.
Vuélvete, Señor, ¿hasta cuándo ?
Ten compasión de tus siervos;
Por la mañana sácianos de tu misericordia,
y toda nuestra vida será alegría y júbilo.
He aquí que días vienen - dice el Señor - en que yo pactaré con la casa de Israel y con la casa de Judá una nueva alianza; no como la alianza que pacté con sus padres, cuando les tomé de la mano para sacarles de Egipto; que ellos rompieron mi alianza, y yo hice estrago en ellos - palabra del Señor -. Pondré mi Ley en su interio y sobre sus corazones la escribiré, y yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. Ya no tendrán que adoctrinar más el uno a su prójimo y el otro a su hermano, diciendo: «Conoced al Señor», pues todos ellos me conocerán del más chico al más grande - dice el Señor - cuando perdone su culpa, y de su pecado no vuelva a acordarme.
o
Jesús dice: «Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del hombre. En verdad, en verdad os digo: si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere, da mucho fruto. El que ama su vida, la pierde; y el que odia su vida en este mundo, la guardará para una vida eterna. Si alguno me sirve, que me siga, y donde yo esté, allí estará también mi servidor. Si alguno me sirve, el Padre le honrará. Ahora mi alma está turbada. Y ¿qué voy a decir? Padre, glorifica tu Nombre.» Vino entonces una voz del cielo: «Le he glorificado y de nuevo le glorificaré.» La gente que estaba allí y lo oyó decía que había sido un trueno. Otros decían: «Le ha hablado un ángel.» Jesús respondió: «No ha venido esta voz por mí, sino por vosotros. Ahora es el juicio de este mundo; ahora el Príncipe de este mundo será echado fuera. Y yo cuando sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia mí.»
Cristo, permaneciendo fiel hasta la muerte, tú nos muestras el camino del amor más grande.
Cristo, tomando sobre ti el peso del pecado, tú nos revelas el camino de la bondad.
Cristo, rezando por quienes te crucificaron, tú nos conduces a un perdón sin medida.
Cristo, abriendo el paraíso al ladrón arrepentido, tú enciendes en nosotros la esperanza.
Cristo, ven a ayudarnos en nuestra poca fe.
Cristo, crea para nosotros un corazón puro, renueva y consolida nuestro espíritu.
Cristo, cerca está tu Palabra, que ella nos habite y nos guarde siempre.
Jesucristo, incluso cuando no sentimos nada de tu presencia, tú estás ahí, siempre. Tu Espíritu Santo permanece en nosotros en continua actividad. El abre pequeños caminos para atravesar callejones sin salida y para avanzar hacia lo esencial de la fe, de la confianza.
Bendícenos, Jesucristo, a nosotros que te amamos sin haberte visto.
Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa ;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado.
Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado :
contra ti, contra ti solo pequé,
cometí la maldad que aborreces.
Te gusta un corazón sincero,
y e mi interior me inculcas sabiduría.
Rocíame con el hisopo : quedaré limpio ;
lávame : quedaré más blanco que la nieve.
Oh Dios crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme ;
no me arrojes lejos de tu rostro,
no me quite tu santo espíritu.
La mano del Señor está sobre mí y, por su espíritu, el Señor me sacó y me puso en medio del valle, el cual estaba lleno de huesos. Me hizo pasar por entre ellos en todas las direcciones. Los huesos eran muy numerosos por el suelo del valle, y estaban completamente secos. (...) El Señor me dijo: «Profetiza al espíritu, profetiza, hijo de hombre. Dirás al espíritu: Así dice el Señor: Ven, espíritu, de los cuatro vientos, y sopla sobre estos muertos para que vivan.» Yo profeticé como se me había ordenado, y el espíritu entró en ellos; revivieron y se incorporaron sobre sus pies: era un enorme, inmenso ejército. Entonces me dijo: «Hijo de hombre, estos huesos son toda la casa de Israel. Ellos andan diciendo: Se han secado nuestros huesos, se ha desvanecido nuestra esperanza, todo ha acabado para nosotros. Por eso, profetiza. Les dirás: Así dice el Señor: He aquí que yo abro vuestras tumbas; os haré salir de vuestras tumbas, pueblo mío, y os llevaré de nuevo al suelo de Israel. Sabréis que yo soy el Señor cuando abra vuestras tumbas y os haga salir de vuestras tumbas, pueblo mío. Infundiré mi espíritu en vosotros y viviréis; os estableceré en vuestro suelo, y sabréis que yo, el Señor, lo digo y lo hago, oráculo del Señor.»
Jesús dice: «Yo soy el pan de vida, El que venga a mí, no tendrá hambre, y el que crea en mí, no tendrá nunca sed. (...) Todo lo que me dé el Padre vendrá a mí, y al que venga a mí no lo echaré fuera; porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado. Y esta es la voluntad del que me ha enviado: que no pierda nada de lo que me ha dado, sino que lo resucite el último día. Porque esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que vea al Hijo y crea en él, tenga vida eterna y que yo le resucite el último día.»
Cristo, tú que nos ofreces una curación, haznos vivir de tu vida.
Cristo, tú que renuevas en nosotros la esperanza, haznos vivir de tu vida.
Cristo, tú que te sientas a la mesa de los pecadores, haznos vivir de tu vida.
Cristo, tú que resucitas a Lázaro, tu amigo, haznos vivir de tu vida.
Cristo, tú que perdonas la negación de Pedro y le llamas a seguirte, haznos vivir de tu vida.
Cristo, en ti nuestra resurrección ya ha comenzado, haznos vivir de tu vida.
Dios de todos los humanos, líbranos de cavar «cisternas agrietadas que no retienen el agua viva». Quisiéramos confiarnos en ti, y abandonar en ti nuestras inquietudes y toda nuestra vida.
Bendícenos, Cristo Jesús, tú que nos amas siempre, hasta en nuestra noche.
Canto
Salmo
A ti, Señor, levanto mi alma ;
Dios mío.
En ti confío, no quede yo defraudado,
que no triunfen de mí mis adversarios ;
pues los que esperan en ti no quedan defraudados,
mientras que el fracaso malogra a los traidores.
Señor, enséñame tus caminos,
instrúyeme en tus sendas :
haz que camine con lealtad ;
enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador.
Todo el día te estoy esperando.
Recuerda, Señor, que tu ternura
y tu misericordia son eternas ;
no te acuerdes de mis pecados de antaño,
acuérdate de mí por tu bondad.
El Señor es bueno y es recto,
y enseña el camino a los pecadores ;
hace caminar a los humildes con rectitud,
enseña su camino a los humildes.
del salmo 25
Lectura
San Pablo escribe: Dios, rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó, estando muertos a causa de nuestros delitos, nos vivificó juntamente con Cristo - por gracia habéis sido salvados - y con él nos resucitó y nos hizo sentar en los cielos en Cristo Jesús.
Efesios 2, 4-6
Jesús decía a sus discípulos: «El Hijo del hombre debe sufrir mucho, y ser reprobado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser matado y resucitar al tercer día.» Decía a todos: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame. Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por mí, ése la salvará. Pues, ¿de qué le sirve al hombre haber ganado el mundo entero, si él mismo se pierde o se arruina?»
Lucas 9, 22-25
Canto
Silencio
Oración de Intercesión
Por las víctimas de la guerra y la violencia, te pedimos.
Por los que son heridos por las obligaciones y la dureza de la vida, te pedimos.
Por quienes deben afrontar solos la vejez o la enfermedad, te pedimos.
Por quienes dedican sus fuerzas a restaurar la paz, a construir la justicia, a socorrer a los que sufren, te pedimos.
Cristo, tú has muerto y resucitado por nosotros para que nada nos separe del amor de Dios.
Padrenuestro
Oración
Cristo de compasión, en tu Evangelio descubrimos que medir lo que somos o dejamos de ser no conduce a ninguna parte. Lo esencial está en la humilde confianza de la fe. Así podemos percibir la inocencia de Dios y comprender que «Dios no puede sino dar su amor».
Bendícenos, Jesucristo, tú que vienes a vestirnos de la compasión como de un vestido.
Cantos
Canto
Salmo
Dichoso el que está absuelto de su culpa,
a quien le han sepultado su pecado ;
dichoso el hombre a quien el Señor
no le imputa el delito.
Había pecado, lo reconocí,
no te encubrí mi delito ;
propuse : « Confesaré al Señor mi culpa »,
y tú perdonaste mi culpa y mi pecado.
Por eso, que todo fiel te suplique
en el momento de la desgracia :
la crecida de las aguas caudalosas
no lo alcanzará.
Tú eres mi refugio, me libras del peligro,
me rodeas de cantos de liberación
Alegraos, justos, y gozad con el Señor ;
aclamadlo, los de corazón sincero.
del salmo 31
Lectura
Así dice el Señor: «¿No será más bien este otro el ayuno que yo quiero: desatar los lazos de maldad, deshacer las coyundas del yugo, dar la libertad a los quebrantados, y arrancar todo yugo? ¿No será partir al hambriento tu pan, y a los pobres sin hogar recibir en casa? ¿Que cuando veas a un desnudo le cubras, y de tu semejante no te apartes? Entonces brotará tu luz como la aurora, y tu herida se curará rápidamente. Te precederá la justicia, la gloria del Señor te seguirá.»
Isaías 58, 6-8
Jesús dice: «Cuando vayas a orar, entra en tu aposento y, después de cerrar la puerta, ora a tu Padre, que está allí, en lo secreto; y tu Padre que ve en lo secreto, te recompensará. (...) Cuando ayunéis, no pongáis cara triste, como los hipócritas, que desfiguran su rostro, para que los hombres vean que ayunan; en verdad os digo que ya reciben su paga. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro, para que tu ayuno sea visto, no por los hombres, sino por tu Padre que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.»
Mateo 6, 6, 16-18
Canto
Silencio
Oración de Intercesión
Dios, nuestro Padre, tú quieres que seamos una criatura nueva en Cristo. Te pedimos.
Señor, tú nos prometes un cielo nuevo y una tierra nueva. Renueva nuestra esperanza.
Tú nos has liberado de todas nuestras esclavitudes dándonos a tu Hijo único. Tú nos abres el camino de la libertad.
Haznos capaces de escuchar y de recibir tu Palabra con un corazón lleno de amor.
Estábamos muertos y tú nos hiciste renacer al Espíritu. A nosotros, que somos pecadores, nos devuelves siempre de nuevo la pureza del corazón.
Padrenuestro
Oración
Cristo, el Resucitado, contigo avanzamos de descubrimiento en descubrimiento. Buscando lo que esperas de nosotros, nuestra vida se abre al Espíritu Santo. El hace que brote en nosotros lo que ni siquiera nos atrevíamos a esperar.
Dios de paz, tú no quieres para nosotros la tenaz inquietud, sino un humilde arrepentimiento de corazón que es como un impulso de confianza que nos permite depositar en ti nuestras faltas. Y, poco a poco, descubrimos una paz del corazón en la luz interior del perdón.
Dios vivo, tu escondes nuestro pasado en el corazón de Cristo y te ocuparás de nuestro futuro.
Cantos
¿Por qué ser feliz y deseárselo a otros, especialmente en esta época del año?
La Navidad se convierte siempre en embajadora de la auténtica felicidad.
Estos días, contemplando el Misterio se hacen eco en mí dos preguntas que plantean los salmos 8 y 112:
· ¿Qué es el hombre para que te fijes en él? (¿Quién soy yo para que te fijes en mí?)
· ¿Quién como nuestro Dios que se abaja para mirar al cielo y a la tierra? (¿Quién como nuestro Dios…?)
Y en el Niño-Dios, en ese pesebre donde descubro al Dios-con- nosotros, ahí, encuentro admirada alguna respuesta:
Más importante que la talla de mi confianza, es la fuerza con la que DIOS SELLA constantemente su confianza en mí, y se la juega, dándome su PALABRA: JESUCRISTO
Sí, sé que cuando experimento, que alguien cree en mí, a pesar mío, crecen todas mis posibilidades. Y cuando descubro que además, ese es Dios,… todo se redimensiona de otra manera! ¡Este es uno de los rostros de la felicidad! ¡Esta es la que os deseo a todos en esta Navidad!, ¡Ojalá estos días navideños experimentemos, en algún momento, que Dios nos repite de nuevo al oído: creo en ti!
¡Feliz Navidad!
Mariló
En aquel tiempo se presentó Juan el Bautista, proclamando en el desierto de Judea:"Conviértanse, porque el Reino de los Cielos está cerca". A él se refería el profeta Isaías cuando dijo:
Una voz grita en el desierto:
Preparen el camino del Señor,
allanen sus senderos.
Juan tenía una túnica de pelos de camello y un cinturón de cuero, y se alimentaba con langostas y miel silvestre. La gente de Jerusalén, de toda la Judea y de toda la región del Jordán iba a su encuentro, y se hacía bautizar por él en las aguas del Jordán, confesando sus pecados. Al ver que muchos fariseos y saduceos se acercaban a recibir su bautismo, Juan les dijo: "Raza de víboras, ¿quién les enseñó a escapar de la ira de Dios que se acerca? Produzcan el fruto de una sincera conversión, y no se contenten con decir: "Tenemos por padre a Abraham". Porque yo les digo que de estas piedras Dios puede hacer surgir hijos de Abraham. El hacha ya está puesta a la raíz de los árboles: el árbol que no produce buen fruto será cortado y arrojado al fuego. Yo los bautizo con agua para que se conviertan; pero aquel que viene detrás de mí es más poderoso que yo, y yo ni siquiera soy digno de quitarle las sandalias. Él los bautizará en el Espíritu Santo y en el fuego. Tiene en su mano la horquilla y limpiará su era: recogerá su trigo en el granero y quemará la paja en un fuego inextinguible". (Mt. 3, 1-12)
Domingo 6 de febrero, 5º del tiempo ordinario, ciclo A
Continúa el “sermón del monte”…
Mt 5,13‑16
Dijo Jesús a sus discípulos: "Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán? No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente.
Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte. Tampoco se enciende una vela para ponerla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de la casa.
Alumbre así vuestra luz a los hombres, para que vean nuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en el cielo."
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Sal que sala y conserva. la sal, ¡sosa!; ...y ahora, ¿qué?
Luz que ilumina y orienta. ¡No es posible!
¡Es de tontos!
Demos luz... no nos de "corte" que vean que obramos el bien, y... ¡ojalá se acerquen por él a Dios! |
a. ¿En qué cosas de mi vida mantengo "sabor" y qué cosas vivo "sosamente"?
b. ¿Fui luz alguna vez para alguien? ¿Me fue fácil o difícil serlo?
c. Pensar en personas que me han hecho bien.
d. Pensar en personas que me han hecho bien y me ha acercado a Dios.
e. Pensar en personas a las que he hecho bien. Pensar en personas a las que he acercado a Dios.