Bueno .. comenzar diciendo que fueron 3 dias de gran alegría y una enorme enseñanza espiritual y personal .. Con unas mujeres maravillosas que Dios puso en mi camino.
Esta II jornada de puertas abiertas lo disfrute tanto que inclusive no quería que terminara. Ver como es la familia Spinola de entregada a Dios y a su prójimo, sus momentos de oración me ayudaban acercarme mucho al señor, vivir esa experiencia a la que había ido .
Las actividades que haciamos y la manera de divertirnos, fueron momentos muy especiales e inolvidables.
Me gusto mucho ver como se ayudan unas a otras .. esa manera de ser recíproca con todos .... siempre alegres y contagiando esa alegría .
No tengo mas que palabras de agradecimiento a ellas por dejarse conocer tal y como son, sin duda alguna mujeres bendecidas por el Señor.
Claudia Cevallos (antigua alumna del Colegio de Manta)
El Obispo Auxiliar de Quito, Monseñor Danilo Echeverría hizo una visita sorpresa a nuestra comunidad el 5 de mayo. Era un día de sorpresa y gracia a la vez porque nadie lo esperaba.
Era un hombre de fe y con un corazón sencillo. Algunos de nosotras compartimos cómo conocimos la congregación, nuestra historia vocacional, la historia de nuestros fundadores y cómo era sus inspiración de fundar la Congregación.
Pensamos que él se iba a quedar solo unas horas porque no habíamos ido a misa todavía. Pero él se ofreció a celebrar la Eucaristía con nosotras. La celebración fue muy sencilla pero profunda, especialmente la homilía que nos dio. La sorpresa no terminó ahí. Él se quedó a cenar y nos dejó unas palabras de inspiración y consejos. Lo que me impactó de sus palabras eran las actitudes que fortalecen la propia vocación: son sinceridad incluso en las cosas pequeñas, la apertura y el dialogo con la persona adecuada, y ser piadosa, tener detalles que me puedan acercar más al Señor. También nos dio consejo sobre la perseverancia aun en situaciones difíciles. Cuando tengamos que enfrentarnos a nuestros propios demonios y debilidades, nunca abandonar la oración. Nuestra vocación es un don y Él no se lo lleva. El Señor es un Dios misericordioso y compasivo.
Mientras el hablaba, me acordé de nuestro Padre cuando daba breves enseñanzas a las primeras Esclavas cuando estaba entre ellas. ¡Qué suerte tengo!
Esa experiencia dejó una huella en mí ser y me inspiró a buscar al Señor y vivir una vida con sentido cada día.
¡Gracias al Monseñor Danilo Echeverría por su visita!
La misión la hemos llevado a cabo en una comunidad de Jipijapa llamada RETIRO. Y… ¡qué bien puesto tiene el nombre! ¡Bien lejos que estaba!
Con bastante ilusión emprendimos la marcha (Hna Patricia, una joven estudiante del colegio de Manta, Arantzazu, y yo). De forma especial llevaba en mi corazón el Evangelio de la mujer del perfume y cómo me sentía enviada a “derramar el Amor de Dios”, a impregnar todo aquello del “olor del Señor”.
Llegamos al lugar el jueves en la tarde y la lluvia, la oscuridad y la lejanía de las casas impidieron que pudiéramos reunir al pueblo. Descansamos y comenzamos el Viernes Santo.
Los vecinos del lugar fueron llegando gota a gota pero eran recibidos con gran ilusión y buena acogida ¡¡Ya éramos uno más!!! Vivían lejos pero no les importaba caminar para celebrar con nosotras la Pascua, para encontrarse con sus vecinos y para acercarse un poquito más al Señor. Recuerdo la sed de Dios de la gente del lugar, sus caras cuando les hablaba del
Amor del Señor por cada uno de nosotros, sus deseos de mejoras, sus sufrimientos, sus vidas… todo ello son signos de la presencia de Dios en la Comunidad de Retiro.
En misiones como esta lo importante es el AMOR. Las celebraciones, las actividades, los preparativos… procurábamos que estuvieran “a punto”, pero para ellos… ¡todo estaba bien! Era la primera vez que vivían el Triduo Pascual!
Lo nuestro ha sido sembrar, llevar la Palabra de Dios y… el día de mañana será regada y cosechada. Sólo Dios sabe. Hoy agradezco al Señor su paso en mi vida a través de esta experiencia. Él sigue hablándome en el Ecuador!!!
Filli
¡Hola familia! De nuevo nos encontramos a través de la “Ventana a Ecuador”, ahora para contaros cómo hemos pasado esta Semana Santa. Sin mucho preámbulo comienzo a explicaros un poquito.
Victoria, Jerline y yo junto con ocho chicos del colegio hemos ido de misión a Puerto Nuevo, un pueblecito a una hora de Santo Domingo. Llegamos el lunes por la noche y estuvimos allí hasta el sábado por la tarde, después de celebrar la Vigilia Pascual. La realidad de este pueblo, como otros muchos en diferentes lugares del mundo es que el cura sólo puede ir allí a celebrar la Eucaristía una vez cada quince días (pues lleva 14 pueblos más), entre tanto dos catequistas ayudan al pueblo a vivir su fe.
Los primeros días estuvimos visitando las casas e invitando a la gente tanto a las celebraciones para el pueblo que las hacíamos por la tarde como a la misión para niños y jóvenes que teníamos por las mañanas. El miércoles fuimos a "La Avanzada", un poblado "cercano" (2 horas caminando o 20 minutos en carro por caminos de lodo) para invitar a la gente a las celebraciones y misiones y ya de paso rezamos con ellos el rosario.
Por las mañanas trabajábamos con niños y jóvenes diferentes temas sobre cada uno de los días del triduo y por la tarde celebrábamos los oficios con el pueblo (niños y mayores). El estar con niños por las mañanas me habla de la necesidad de transmitir a un Dios que es Amor. Me impresiona la sed de Dios que tiene la gente, los niños allí.... Me sorprendía una abuelita que caminaba todos los días desde la Avanzada (dos horas para ir y otras dos para volver) para llegar no sólo a las celebraciones, sino también a la misión de los niños para que la nieta pudiese participar. La fe sencilla de gente sencilla que acoge, que da de lo que tiene, que acude a las invitaciones... es paso de Dios.
Cada día comíamos en casa de alguien del pueblo que nos invitaba, dormíamos en la capilla, con unas lluvias que no nos mojaban, pero que parecía que el techo de uralita lo iba a tirar, pero hasta eso era paso de Dios, como toda la experiencia, en mi vida y en la de todos los que hemos participado en ella. Íbamos a darnos, sin conocer la realidad que nos íbamos a encontrar, con diferentes modos de hacer las cosas… en medio de todo fiarse de Dios, de mis hermanas y compartir con ellas y con los chicos alegrías, incertidumbres, deseos... Él se ha paseado estos días por allí en medio de todo y a mí me ayuda a valorar lo que tengo, a no quejarme, a disfrutar cada día de la vida, a no poder callarme tanto bien recibido y quererlo compartir.
Ahora continuamos viviendo al Resucitado en nuestra Galilea actual: Solanda, en Quito, donde Él se nos hace el encontradizo como a los discípulos de Emaús.
En nombre de la comunidad.
Mercedes Blanco
La semana de la Esclava empezó en el cole con una oración sencilla pero profunda (en el acto de comienzo de la jornada que tienen cada lunes) en la que proyectamos imágenes con relación a nuestra espiritualidad y cada una de la comunidad hicimos un comentario de lo que significa para cada una ese rasgo espiritualidad.
Al día siguiente las novicias dimos nuestro testimonio vocacional repartidas entre los distintos cursos a partir de 8º, dialogamos con ellos de lo que para nosotras significa el ser y vivir como Esclava. En cada clase hubo quien se encargó de realizar una serie de preguntas que ya habían preparado, después se abrió un plenario en el que podían preguntarnos lo que querían saber. Para nosotras las novicias significo alegría y entusiasmo el poder compartir nuestra vocación y transmitir con eso el Amor que Dios tiene para cada una y el proyecto que nos invita a descubrirlo y seguirlo. También tuvimos una misa con los de bachillerato en la que el padre recalcó la misión de la esclava en el cole y todo lo que realiza. En el ofertorio presentamos al Señor la cadena de la esclava en la que se expresó “Ser Esclava es ser Libre”, y un SI hecho de corcho blanco, en el que estaba escrito todos los nombres de las esclavas de la Congregación, expresamos con ello una petición por la fidelidad en la entrega y agradecimiento por sus respuestas generosas. En el receso tuvimos la oportunidad de jugar con los chicos haciendo una serie de pruebas, con el objetivo de descubrir el valor y conocer más los lugares donde las esclavas estamos presente, la realidad, característica, etc.
Antes de terminar la semana realizamos una oración ante el señor de manifiesto con todos las clases del cole, ya que la oración es el oxígeno de nuestra entrega y es esencial en nuestra vida. La oración estaba centrada en frases de Marcelo Spínola y un cuento de la vela en el cuál se nos invitó a ser luz para nosotros/as mismos/as y para los demás, tuvimos un momento de silencio para que ellos pudieran orar y expresar lo que tenían en su corazón, terminamos con la canción “Quiero ser una misma cosa contigo Jesús”.
Y como Jesús en la última cena compartió en torno en la mesa lo que tenía, también nosotras quisimos tener ese detalle con todos ellos y cocinamos dulces de nuestros países. Antes del compartir Rocío nos deleitó con una canción escrita por ella y luego Victoria dijo algunas palabras explicando el motivo por el cual habíamos querido invitarles. Todas nos quedamos alegres y satisfechas por lo que habíamos hecho.
Quiero dar Gracias a Dios por el llamado a la vocación y a ser esclava, por cada una de mis hermanas con las que vivo quienes como yo nos sentimos muy felices por compartir todo lo que Dios va haciendo en nuestras vidas y transmitir el gran Amor con que actúa con nosotras.
El pasado día 4 de Marzo tuvimos la suerte de poder disfrutar y acercarnos un poquito a Paraguay. Aunque, todo hay que decirlo, para Susana este día comenzó antes con la preparación de la presentación, las compras… todo lo que hacía falta para poder hablarnos de su querida tierra.
Comenzamos el día despertándonos con “Viva el bravo Paraguay” (música paraguaya) y a continuación nos pusimos en la presencia del Señor y colocamos a sus pies a las hermanas que viven y dan la vida o la han dado ya en Paraguay. Nombres concretos que nos hablan de disponibilidad, entrega….
Durante el día pudimos disfrutar de su comida típica: cueritos y pasta frola en el desayuno, para el almuerzo sopa paraguaya, asado a la olla, mandioca, arroz con queso, budín de pan y pie de limón. Para terminar, la cena paraguaya: sopa de verdura con tarta de jamón y queso.
En la tarde hubo tiempo para bailar, acercarnos y conocer no sólo Paraguay con su cultura (fiestas, trajes, artesanía…) sino también las hermanas que allí viven y la misión que llevan a cabo. Es un disfrute poner rostro y ubicar la tarea que otras Esclavas llevan. Es bonito ver cómo cada una desde donde estamos anunciamos el Amor personal de Jesucristo.
Y terminamos el día recogiéndolo con el Señor rezando vísperas al puro estilo paraguayo con sus cantos en guaraní.
Creo que de lo que más disfrutamos sin duda fue de ver a Susana disfrutar, orgullosa de su tierra y de su gente.
Día 21 de febrero del 2012
Hablar de Brasil es como abrir un cofre mágico de alegría y vitalidad, de ritmo y fantasía. El brasiler@ sabe guardar sus penas y dar paso a la esperanza, sabe confiar en el futuro y soñar con algo nuevo que le abra horizontes.
Como es costumbre en nuestra Comunidad Internacional se celebra el día de cada país y Gozamos al conocer y adentrarnos en las distintas culturas siendo una verdadera riqueza para nosotras.
El 21 de Febrero celebramos el día de Brasil en pleno bullicio del Carnaval tan festejado por estas latitudes. Desde la mañana comenzamos a sentir que Brasil estaba presente. Ese día costó un poquito menos ponerse en pié a las cinco de la mañana. La música pegadiza y el cantar de los gallos nos pusieron en sintonía con lo que iba a ser el día.
La Oración de Laudes muy bien preparada por Gislany nos congregó en la capilla con un aire festivo. Rezamos y cantamos en portugués, en un ambiente fervoroso y fraterno. La Virgen de Aparecida presidía desde un lateral del altar y a sus pies el nombre de cada hermana de Brasil…,fue una oración sentida por ese hermoso país.
Durante el día no faltó el ritmo de samba mientras preparaban una comida suculenta al estilo brasilero.”galinhada”, “vinagrete”, ”mus de abacaxi” y por la noche “pudin de leite”,que como casi siempre es una receta heredada de las mamás.
Después de la cena hicimos una velada llena de ritmo y colorido donde todas intentaban bailar la samba al más puro estilo “personal”.
Recurrimos a nuestra modista particular que confeccionó para Gislany un magnífico vestido de papel en tonos verde y amarillo que no envidiaba nada a la más alta costura. RÍO y su famoso carnaval estaba presente. Ella venciendo toda timidez bailó la samba con ese ritmo que sólo los brasileros saben hacer. Esto contagió a todas terminando con bonito ambiente de fiesta en honor de ese gran país que se llama BRASIL.
Esa noche los malos espíritus fueron vencidos por la alegría y la fraternidad.
El sentir que mi vocación es un DON y el sentirme profundamente amada por el Señor van unidos. Me es imposible separar el Amor del Señor de la vocación a seguirle siendo Esclava.
DON, GRACIA, REGALO de Dios que me llegó hace cuatro años y que cada día agradezco al Señor.
Tengo 35 años y hasta los 31 no conocí a las Esclavas. Aunque entré en la Congregación con 32 años, mucho antes ya había sentido la inquietud por seguir al Señor en la vida consagrada. Circunstancias, momentos concretos, debilidad… me impidieron tomar una opción que yo veía clara en aquel momento. Desde entonces hasta entrar en la Congregación, transcurrieron años. Años donde hubo alegrías y tristezas, éxitos y fracasos, búsqueda continuada… Años de afianzar mis deseos de seguirle, años para intimar con el Señor, aprendizaje de vida, desarrollo de la vocación educativa,… El Señor estaba allanando el sendero y yo no lograba entender lo que ocurría.
Mi corazón sentía la necesidad de seguir al Señor de forma distinta a como lo hacía en aquellos momentos. “Id al mundo entero y proclamad la Buena Noticia”. Estas palabras calaron en mí y me hablaban de Evangelio, jóvenes, alegría, cercanía, sencillez, desprendimiento,…
En un primer momento, sentí que mi seguimiento a Cristo pasaba por la vida contemplativa pero… después de haber pasado algunos años, esa vida me “ahogaba”. El Señor me mostraba otro camino que me entusiasmaba pero me costaba encontrar. ¿Cómo, Señor? ¿Dónde encontrar el lugar para desarrollar mi vocación? La respuesta no la tenía yo pero el Señor sí. Él había preparado un sitio para mí y de la forma más inesperada me puso en el camino. En el verano de 2007 busqué alguna actividad con jóvenes cristianos y… conocí a las Esclavas ¡Bendito día!!!
Ese verano devoré los libros que pude encontrar de Marcelo Spínola. Una de las hermanas me prestó para que leyera su espiritualidad y… ¡qué sorpresa!, me encontré con unos escritos del Padre que hicieron latir mi corazón:
“ Teniendo yo en cuenta, y no sólo yo, sino otros también, la poca importancia que se da a la vida de contemplación cuando se está consagrado a la vida de acción, y viceversa, me propuse al formar la Congregación equilibrar estas dos vidas, unirlas de tal modo, que de las dos se formase una sola; este fue mi fin, para que llenas del espíritu de Dios, y abrasados vuestros corazones de amor divino, al tratar con las niñas, al ejercer la caridad, pudierais comunicarles esa misma caridad” (M. Spínola)
¿Estaba encontrando mi sitio? ¿Sería lo que yo imaginaba? Seguí interesándome por todo lo referente a las Esclavas, su forma de vida, la espiritualidad, carisma… ¡Era mi sitio!!?
Ante la certeza de que Dios me llamaba a seguirle de otra manera, pedí al Señor su fuerza para luchar contra lo que podía ser impedimento en mi seguimiento y… “tomé mi cruz y le seguí”.
Ser Esclava del Divino Corazón es un DON, un gran REGALO. Esta Gracia solo puedo agradecerla luchando cada día por ser su Esclava, por tener sus sentimientos, por Amar como Él amó, por acoger al prójimo, por mostrar la ternura de Dios a quienes la desconocen…
El seguimiento es un aprendizaje a lo largo de toda la vida. Me siento en continua evangelización, me siento barro en manos de Dios… pero tan querida por Él que ha sido capaz de “transformar en milagro el barro”.
Gracias, Señor, por tu llamada a seguirte siendo Esclava y te pido que me ayudes cada mañana a decirte “He aquí la Esclava del Señor!”
Filli
Un día, a raíz de la inquietud de transmitir tanto bien recibido, dialogamos en comunidad cómo extender nuestra experiencia, como compartir y hacer partícipe de nuestro agradecimiento y alegría a otros y surgió esta propuesta: Unas jornadas de puertas abiertas “Venid y veréis”.
Convocamos a un grupo de jóvenes con inquietud religiosa, a vivir con nosotras un fin de semana - haciendo ellos nuestra vida, - con idea de propiciar la experiencia de que se puede disfrutar con cosas sencillas, de que la fe crece más en grupo, de que merece la pena enamorarse del Señor, seguirle, vivir para los demás, orientados por su voluntad que es siempre mejor que la nuestra.
Ha sido un disfrute compartido.
Una de las chicas que ha participado, Alexandra, nos cuenta su experiencia:
“Tuve la oportunidad de asistir a una vivencia con las Esclavas del Divino Corazón este fin de semana en Quito, los jóvenes que asistieron y yo nos sentimos agradecidos por la gran acogida por parte de las hermanas y las novicias.
Definitivamente esta ha sido la mejor experiencia que llevaré: sus palabras, sus ejemplos, la manera en que nos integramos y compartimos nuestras experiencias… hicieron que mi vida tenga un rumbo diferente, una manera de pensar más profunda, una motivación por conocer y aprender más. Los momentos de reflexión y silencio que hemos tenido, han hecho que dé un gran paso en la comunicación conmigo misma y más que todo con Dios y así poder transmitir a mi familia y amigos lo que he aprendido en esta experiencia. Como vimos en el tema que trabajamos, siento que, de algún modo estoy llamada a servir como María madre de Dios, madre nuestra que es una mujer fiel a Dios, capaz de ver más allá de lo cotidiano y capaz de arriesgarlo todo y sé que a nada he de temer mientras este junto a Dios”.
ALEXANDRA MACIAS
El cole ha cambiado de nombre, antes se llamaba Mª Augusta Urrutia (en honor de la donante del terreno), ahora “Cardenal Marcelo Spínola”. Por lo que la semana de los fundadores se ha convertido en la semana de las fiestas patronales, o sea, una semana con fiestas por todo lo alto.
A lo largo de esa semana Patronal tuvimos la oportunidad de disfrutar con todas las celebraciones, confirmar la vocación, dar gracias por nuestros fundadores, por la Congregación, por nuestras hermanas religiosas que día a día siguen anunciando a Jesucristo y en especial por todos los que conformamos la familia Spínola.
Las festividades se iniciaron el día 16 con un desfile de carros alegóricos por las calles de Solanda. Cada coche llevaba temas diversos relacionados con los lemas trabajados en los últimos años.
A través de las actividades diversas que presentaron, los alumnos y maestros revelaron su creatividad y pasión por la institución por medio de bailes típicos, gynkana , construcciones de maquetas ,títeres…
Fue muy gratificante participar de esta fiesta tan significativa en Nuestra Congregación, recordar que hay personas que entregaron sus vidas para la fecundidad de un carisma que brotó del Corazón de Jesús y ver que aún hoy muchas otras están dispuestas a llevar a delante esa misión.
Clausuramos la Semana con presentaciones de alumnos de escuela y colegio que retrataban, con bailes y teatros, la vida de Celia y Marcelo, eso en el Coliseo de la Parroquia debido a las lluvias, además tuvieron lugar las premiaciones de los equipos campeones de los juegos deportivos realizados durante la semana. En seguida confraternización entre las hermanas y profesores de la institución con un almuerzo, en cuanto que nosotras las novicias por convite de Hna. Graziela, en agradecimiento de parte del cole y para cerrar la semana, fuimos al cine.
Como propio de nuestro estilo, todo es motivo de alegría y oportunidad para reforzar ese lazo que nos une y nos hace a cada día ser más familia.
"Todo con El y por El”.
Gislany
¡Hola familia! Lo prometido es deuda, así que allá vamos a contaros cómo hemos vivido esta Navidad.
Empezamos con los días 23 al 25 en que nos reunimos toda la delegación de Ecuador en Manta para celebrarla juntas.
De este tiempo destacamos la acogida, el encuentro fraterno, la unidad, el disfrutar juntas en un ambiente distendido. Fueron días alegres en los que se percibía cariño de unas por otras, y en los que se pudo celebrar con sencillez y profundidad al Dios Encarnado que nace en Belén y mueve nuestras vidas, provocando en nosotras el sentimiento de que el carisma de la Congregación sigue vivo aquí, en Ecuador, igual que en cada uno de nuestros países de origen y allí donde las Esclavas estamos presentes.
A las que estamos empezando nos llega la sencillez de cada una de nuestras hermanas que van por delante, así como su ser Esclava, fuertemente visible. Esto nos anima en el caminar.
Destacamos por su intensidad la misa de la noche del 24 que vivimos en la parroquia del Perpetuo Socorro. El momento de la paz fue emotivo: toda la iglesia agrupada en familias dadas de la mano, cantando el “noche de paz”. Allí, en esa estampa navideña, nosotras también dadas de las manos sintiéndonos hermanas de nuestras hermanas, del pueblo ecuatoriano y también del filipino, paraguayo, brasilero y español, sintiéndonos familia universal.
Otro momento de sabernos familia y Congregación fue, cómo no, la cena de Nochebuena con su alegría, conversaciones, villancicos y fiesta…. La mañana de Navidad cada una se levantó a la hora que quiso, un grupo, después de la oración, nos fuimos a la playa a disfrutar de un espléndido día de baño en el pacífico, compartiendo risas, alegría y muchas ganas de disfrutar.
Terminamos nuestro encuentro con una oración ante el Nacimiento y un compartir cada una lo que le suscitaba la contemplación del Misterio de Belén.
Nos hemos podido dar cuenta de que no necesitamos mucho (dinero, cosas materiales…) para ser felices, lo importante es vivir cada tiempo con sentido, acompañada de quienes sabemos nos quieren.
En medio de todo esto también ha habido momentos de acordarnos de nuestras familias, de pedir a Dios por cada una, de sabernos cerca de ellas aún en la distancia.
En nombre de la Comunidad, Jerline y Mercedes.
El 25 de Diciembre por la tarde, recibimos del Señor ese regalo que tanto esperábamos, ese sueño que algunas teníamos: ir a Portoviejo, visitar ¡¡LAS CUMBRES!!
Conocimos la comunidad, las hermanas nos acogieron con los brazos abiertos, la capilla bien adornada nos esperaba para que compartiéramos con el Señor tanto como nos quedaba por vivir en aquellos días.
El 26 por la mañana llegó el momento esperado: ¡Subir a las Cumbres!. Con el sol dándonos de pleno, comenzamos la subida. Nuestros ojos estaban bien abiertos para no perdernos detalle. Sabíamos que, de forma especial, el Señor estaba por cada una de aquellas esquinas y queríamos verlo.
El cole no está lejos de la comunidad pero con la alegría, amabilidad y acogida de nuestra hermana Conchita, el recorrido fue más largo de lo habitual: había que saludar a los vecinos, desear Feliz Navidad, dar un abrazo… Allí estaba Dios. Las Esclavas en el barrio nos hablaban del Dios de la tierra.
La realidad nos dejó sin palabras: aquellas lomas, las casas de caña, los niños jugando, el camión llevando agua, los vecinos saludando, otros incluso regalándonos los frutos que tenían,… Luego entramos en el cole y visitamos los grados con los que nos encontraríamos al día siguiente para la convivencia. ¡Qué caras, qué ojos, qué sonrisas, qué alegría!! Aquellos niños comenzaron a entrar en nuestros corazones.
Llama la atención de forma especial cómo la educación, la posibilidad de ir al colegio dignifica a la persona. Aquellos niños uniformados eran “igualitos” a los de otras zonas de Portoviejo. Luego, a la salida, serían los que correrían descalzos por allí, volverían al botadero, la suciedad no sería problema para ellos,… De nuevo brota agradecer al Señor que nos envíe como Esclavas a aquella misión. Somos manos, ojos y pies del Señor para formar corazones, dignificar a las personas y llevar esperanza.
Con la alegría de saber que al día siguiente volveríamos a encontrarnos con los chicos, bajamos a la Comunidad. Esa tarde nos esperaba la hermana María José González para enseñarnos el casco histórico de la ciudad. ¡Una auténtica guía turística!! ¡¡No le faltó un detalle en sus explicaciones!!
A la bajada de las Cumbres, aprovechamos para visitar el comedor de Cristo Rey, ubicado junto a la comunidad. Intentamos llevar un poco de alegría a las personas que diariamente acuden allí para comer. Cantamos, bailamos y también ellos se “echaron al ruedo” y disfrutamos de algunas canciones típicas manabitas.
El día 27 llegó el encuentro directo con los niños. Al llegar al cole ya nos conocían del día anterior y rápidamente nos vimos rodeadas de besos, abrazos, miradas, preguntas… ¡Qué disfrute! Durante la convivencia reímos, cantamos, jugamos y sobre todo, agradecimos al Señor el año que nos había regalado vivir. Llenamos de color la Eucaristía con todos los agradecimientos: la comida, el colegio, las hermanas, los profes, los amigos, las familias,… Cantamos al Niño que había nacido y nos empapamos bien del Dios que allí se respiraba porque éramos conscientes de que nos oxigenaría en otros momentos de nuestro camino. Fue un día importante en el que le entregamos a Dios toda nuestra capacidad de amar y de acoger. Aquellos niños lo merecían!!
Otra experiencia inolvidable fue la subida al botadero. ¡Dios Santo, qué humo, qué olor, qué familias viviendo allí, cuántos gallinazos…! En aquellos momentos fue imposible fotografiar la miseria del hermano. Brotaba respeto, salían algunas lágrimas y las mil preguntas que Ana intentaba respondernos. Allí también viven chicos del cole de las Cumbres. De forma especial tenemos en nuestras retinas la imagen de las niñas del botadero abrazadas a las piernas de Ana. ¡Qué momento! Esa imagen habla de un Sí al Señor, un Sí a su voluntad, un Sí al Amor.
Terminamos nuestra experiencia en Portoviejo orando juntas. Momento importante para agradecer lo vivido y enriquecernos con lo experimentado por las hermanas.
Agradecemos al Señor que en esta Navidad se nos haya regalado en los rostros de los niños de las Cumbres. Esos ojos, esas sonrisas, la acogida… iluminarán las dificultades que se presenten a lo largo de este año en nuestro seguimiento. ¡¡Gracias, Señor!!!
Del 2 al 6 de diciembre se celebró en Quito la III Semana Teológica. Nos llevamos una gran alegría al conocer el nombre de la ponente (“facilitadora” en Ecuador!!!): Mariola López Villanueva. Algunas de la comunidad la conocíamos personalmente, pues era profe en el Inter de Granada, otras eran “admiradoras” por sus escritos. ¡En tantas ocasiones nos ayudan a ponernos en contacto con el Señor!
Hemos tenido la suerte de compartir con ella una cena en la casa. La invitamos a la comunidad y, en su agenda apretada, no dudó en buscar un hueco para, como ella diría, “regalarnos una tarde”.
La bienvenida a la casa, el paseo por el barrio, el contar experiencias, el recordar a los “conocidos comunes”, el compartir la realidad que vivimos… fue todo un disfrute. La sencillez en el trato, la acogida, el gozo por el momento, la alegría de sabernos hermanas en el Señor… marcaron la tarde-noche del 5 de diciembre. Todas nos sentimos “bendecidas” por el encuentro.
Me llama nuestra hermana Lourdes Almeida: “Fátima ¿podrías ir tú al encuentro de Superiores Mayores que es ahí en Quito?. Le contesto: “Creo que es mejor que asistas tú que eres la Delegada”. Ella prepara con tiempo las maletas pero no llega, se puso enferma.
¡Bendita gripe! La asistencia a esta Asamblea ha sido un “intensivo de inculturación”, un baño de realidad nacional (de la mano del catedrático D. Enríquez Ayala Mora) y eclesial (con Monseñor Néstor Herrera).
En ambos casos con un cariño y valoración por la Vida Consagrada y una lucidez admirable, nos “tiraron un poco de las orejas” con la invitación a ser lo que tenemos que ser con calidad, a la vivencia de una espiritualidad sólida basada en la experiencia del Dios vivo y, sobre todo, a un compromiso claro y profético con el pueblo, sobre todo los que más sufren.
La asistencia a este encuentro ha supuesto también, y sobre todo, un mayor conocimiento de la Vida Religiosa del país. Una Vida Religiosa viva, inquieta, con sed y compromiso por la comunión, con una clara apuesta por lo intercongregacional y con la doble opción de la espiritualidad (desde la Palabra de Dios) y la opción por los excluídos.
Todo el encuentro se ha desarrollado en un ambiente de comunión, alegría, transparencia, respuesta generosa a los servicios solicitados… que me han llevado una vez más a agradecer a Dios el don de la Vida Religiosa a la Iglesia y a la humanidad y el haber sido llamada a formar parte de ella.
En otro momento os contaremos sobre la comunidad intercongregacional de Haití, la “minga misionera” de Sucumbíos, “los manjares del convento”…
Estos días nos vamos a Manta para pasar las fechas las tres comunidades de Ecuador juntas, después estaremos en Portoviejo donde vamos a tener unas convivencias con los pequeños en clave de agradecer lo vivido.
A la vuelta os contaremos. Por lo pronto, recibid nuestra felicitación con el deseo sincero de que el Señor encuentre cada día alojamiento en vuestra casa donde se encuentra a gusto y obra maravillas.
El 9 de diciembre, la Parroquia inició una actividad denominada "pregón". Se trata de una actividad de apertura de la temporada navideña. Por suerte, como catequistas (con algunos de mis compañeras novicias) fuimos invitadas. Me llenó de alegría el ver personas que llevaban vestidos hermosos, vestidos que hablan del "espíritu navideño". Aunque todavía estamos en el tiempo de Adviento, la alegría que se puede ver en los rostros de personas, sobre todo los niños y el aire frío de la noche que te toca la piel te hace decir con alegría
“¡La Navidad está aquí!” Dimos un paseo por la calle; la gente bailaba, cantaba, se reía, tomando fotos, dando y recibiendo caramelos con un mensaje de Navidad… Algunos caminaban solemnemente con sus velas. La noche terminó con un baile público en frente de la parroquia. Esta noche fue uno de los momentos memorables y agradables en mi estancia aquí en Ecuador.
¿Pero sabes qué fue lo mejor de esta noche? Lo mejor de todos es que disfrutamos de la compañía de cada uno y compartimos la alegría del sentido verdadero de la Navidad (JESÚS).
Miércoles 23 de Noviembre, el “internoviciado” recibe un aviso: “Necesitamos gente que sepa cantar para animar las eucaristías de la 3ª Semana Teológica”.
Lo que sigue os lo podéis imaginar…Las novicias de las Esclavas junto con la maestra, darían el “Do” de pecho en este encuentro de la Vida Religiosa Ecuatoriana.
¡En dos tardes aprendimos 48 cantos! Pero no sólo nosotras, no, también nos enriquecimos del arte de las novicias de la Asunción y las postulantes de las Oblatas. ¡Toda un coro intercongregacional e internacional!
Las que tocaban la guitarra tuvieron que hacer un gran ejercicio para no dominar los cantos a ritmo de rumba y hacerse con el compás andino.
La puesta en escena fue todo un éxito. El Espíritu parece que voló sobre nosotras…tanto que…nos pidieron que grabáramos las canciones, y así lo hicimos. El 5 de Diciembre, a un día de que acabara el encuentro, grabamos toditas las canciones.
Al llegar a casa el trabajo siguió. ¡Hasta las 2:00 de la mañana estuvimos grabando en cadena! Unas hacían índices, otras ponían nombre al cd, otras grababan, otras recortaban…
Al día siguiente volaron las existencias.¡ 460 vendidos!. Lo que se recaudó irá destinado a la comunidad intercongregacional que la Conferencia Ecuatoriana de Religiosos tiene en Haití.
Un lujo poder inculturizarnos a través de la música y ayudar a otros a cantar al Dios que viene.
Para nosotras el encuentro, no empezó en Manta sino dos semanas antes. Todas estábamos ocupadas en la preparación del tema, intercambio de ideas, investigaciones en la red… teniendo en cuenta una meta: que cada participante sintiese que su propio corazón es una casa para todos.
Del 21 al 23 de octubre 2011 en Manta... ¡BIENVENIDOS JOVENES AL ENCUENTRO SPINOLA! Pancarta que acogió a cada uno de los participantes... ¡Me sentía tan joven en ese momento! Cada uno tenía cara de emoción y disfrute. Era una experiencia de gracia porque los participantes eran de Quito, Manta y Nazón. Todo el mundo viajó con entusiasmo y sin preocuparse por el cansancio. El contenido del tema era tan profundo que llevó a los jóvenes a reflexionar y evaluar en sus corazones su forma cotidiana de vivir. Las actividades y el intercambio les ayudó a buscar en su interior.
Por otro lado, ¿quién puede olvidar la excursión a Monte Christi? Era la primera vez que viajaba en una "Chiva" - ¡cantando en el camino hasta Monte Christi y bailando en medio de la plaza! Fue uno de los recuerdos que guardo como un tesoro. Todos disfrutamos y nos divertimos... El espíritu de la familia Spínola está realmente vivo estemos donde estemos. Todo el encuentro fue una gracia para cada una de nosotras ya que, además, nos dio a conocer la realidad del Ecuador.
El encuentro me ha animado a vivir cada día con el deseo de compartir y dar testimonio de la experiencia del amor de Dios en cualquier circunstancia a la que pueda ser invitada y también para experimentar ese amor personal en dichos momentos.
“Sí, a todos nos mueve una misma cosa”… en cualquier parte del mundo, en cualquier lugar recóndito en donde nos encontremos, podemos encontrar gente latiendo por una misma cosa, por un mismo sueño: desparramar desde el derroche y el disfrute algo muy grande: “que hemos sido TOCADOS (SACUDIDOS) por la ternura de Dios…”
Y todo esto es lo que se respiraba en el encuentro de catequistas que vivimos en Manta. Tras las dinámicas, la sed de conocer y de formación, tras las ganas de compartir, de celebrar… tras el sentarnos en una misma mesa, podíamos sentir como algo nos iba urgiendo por dentro como jóvenes cristianos, como jóvenes Spínola. Y no es más que reconocer los nombres de las personas que nos han ido contagiando esto de la fe, asumir nuestra propia experiencia de un Dios que nos llama y nos ama. Ver cómo Éste es capaz de hacer piruetas para entrar en nuestra historia, inventando si es necesario un lenguaje nuevo, personal, con el que dedicarnos un te quiero (en nuestro propio idioma). Y por supuesto: Después de tanto recibido… ¿cómo no asumir que estamos llamados a dar gratis lo que con desmesura hemos recibido gratis?