"Lavaos, purificaos, apartad de mi vista vuestras malas acciones. Cesad de obrar mal, aprended a obrar bien; buscad el derecho, enderezad al oprimido; defended al huérfano, proteged a la viuda"
Y tú, ¿cómo trabajas la paz?¿eres paz? ¿das la paz? ¿qué te da paz?
"Y dijo Dios: Produzca la tierra hierba verde, hierba que dé simiente; árbol de fruto que dé fruto según su género, que su simiente esté en él, sobre la tierra: y fué así.
Y produjo la tierra hierba verde, hierba que da simiente según su naturaleza, y árbol que da fruto, cuya simiente está en él, según su género: y vió Dios que era bueno."
Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.
"Escuchar juntos la Palabra de Dios, practicar la lectio divina (La Lectura orante) de la Biblia;
dejarse sorprender por la novedad de la Palabra de Dios, que nunca envejece ni se agota."
Estracto de la Exhortación Apostólica del Papa "Verbum Domini":
¿Te dejas sorprender por esa novedad?
¿Buscas una relación con el Señor que ni envejece ni se agota?
"Oí tus pasos en el huerto, tuve miedo y me escondí, porque estaba desnudo"Gn 3, 10
Me parecía que Dios jugaba al escondite. Y es que durante mucho tiempo yo fui una persona que…
Buscaba a Dios y Dios me eludía.
Llamaba a Dios y Dios comunicaba.
Escribía a Dios y Dios cambiaba continuamente de dirección.
Dibujaba a Dios y Dios no se reconocía.
Visitaba a Dios y Dios siempre estaba ocupado.
Pedía perdón a Dios y Dios se tapaba los oídos.
Invitaba a Dios y Dios rechazaba el convite.
Abrazaba a Dios y Dios se escurría entre mis brazos.
Lloraba a Dios y Dios desviaba su mirada.
Amaba a Dios y Dios me ponía los cuernos.
Hasta que un día cambié de estrategia y…
Busqué a mi hermano y Dios apareció en mi camino.
Llamé a mi hermano y Dios respondió al instante.
Escribí a mi hermano y Dios me envió una hermosa carta de amor.
Dibujé a mi hermano y Dios me mostró su rostro.
Visité a mi hermano y Dios me abrió la puerta.
Pedí perdón a mi hermano y Dios desplegó toda su misericordia.
Invité a mi hermano y Dios llegó con su traje de gala.
Abracé a mi hermano y Dios me correspondió con tiernas caricias.
Lloré a mi hermano y Dios me secó las lágrimas.
Amé a mi hermano y Dios se enamoró perdidamente de mí…
Por José María Escudero
«Para un juicio he venido a este mundo: para que los que no ven, vean; y los que ven, se vuelvan ciegos» Jn 9, 40
¿Soy consciente de mis cegueras? ¿En qué aspectos siento que quiero "volverme ciego"?
Pido al Señor que cambie mi forma de ver, que sane con barro mis cegueras y al abrir los ojos, sea capaz de reconocerlo
¿Qué quieres que te haga?"(Mc). Eran tantas cosas las que podía pedir, una limosna, un cobijo, una ayuda familiar, un consuelo. Pero El ciego le respondió: "Rabboni, que vea". Pide lo que sólo se puede pedir desde la fe, pide lo imposible, pide la vista. "Entonces Jesús le dijo: Anda, tu fe te ha salvado. Y al instante recobró la vista, y le seguía por el camino"(Mc).
¿Dónde tengo puesta mi mirada? ¿Qué cosas veo? ¿ Qué me pasa desapercibido?
Petición: "Señor, que vea"
Para orarPon tu mano sobre tu corazón, como lo hace la pecadora. ¿Qué experiencia tiene del amor tu corazón roto? ¿Siente agradecimiento hacia Dios?
¿Estás dispuesta a “romper el frasco” de tu vida, a entregarlo todo, a ungir con todos tus sueños y proyectos, a Aquel que te ha amado tanto?
Toma la toalla que ciñe a la pecadora y que amortaja los pies de Jesús. Es la misma que ciñó Jesús cuando les lava los pies a los discípulos. Te está invitando a hacer lo mismo. ¿Quién reclama tu servicio generoso?
(publicado por: Sacerdotes del Sagrado Corazón)
"Cuando estaba sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, lo bendijo, lo partió y se lo dio.
Entonces se le abrieron los ojos y lo reconocieron, pero Jesús desapareció de su lado"
"Estimo, en efecto, que los padecimientos del tiempo presente no se pueden comparar con la gloria que ha de manifestarse en nosotros. Porque la creación está aguardando en anhelante espera la manifestación de los hijos de Dios, ya que la creación fue sometida al fracaso, no por su propia voluntad, sino por el que la sometió, con la esperanza de que la creación será librada de la esclavitud de la destrucción para ser admitida a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Sabemos que toda la creación gime y está en dolores de parto hasta el momento presente. No sólo ella, sino también nosotros, que tenemos noticias del Espíritu, gemimos dentro de nosotros mismos, esperando que Dios nos adopte como hijos, la redención de nuestro cuerpo. Porque en la esperanza fuimos salvados; pero la esperanza que se ve no es esperanza, porque lo que uno ve, ¿cómo puede esperarlo? Si esperamos lo que no vemos, debemos esperarlo con paciencia.
¿Qué más podremos decir? Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros?¿ Quién podrá separarnos del amor de Cristo?¿Las dificultades, la angustia, la persecución, el hambre, la desnudez, el peligro, la espada? Pero en todas estas cosas salimos triunfadores por medio de aquel que nos amó. Porque estoy persuadido de que ni la muerte, ni la vida, ni el poder, ni la amenaza, ni la altura, ni la profundidad, podrán separarnos del amor de Aquel que ha dado la vida por nosotros." (Rom 8, 18-31)
Dios de las sorpresas.Dios de lo inesperado,tú te acercas a nosotrosdelicadamentesuspirándonos al oídotu presencia en mediode los ruidos de nuestro mundo.
Haznos más sensibles
al sonido de tu nombre,para que sepamos descubrirteen medio de nuestra viday buscarte allíen aquellos extraños sitios donde tú,pacientemente, nos esperas.
* Busca un momento en tu jornada para orar.
* Haz despacio la señal de la presencia, mientras dices con calma: En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
* Coloca ante ti este icono.
* Abre la Palabra y lee estos dos textos: Jn 14,1-10; Col 1,15; Rm 8,29
* Deja, si puedes, tus preocupaciones. Serénate y prepara tu corazón para la sorpresa.
* Pero ven con tus hermanos y hermanas, ven con su dolor y su gozo. Ten presente las situaciones de muerte que te llegan cada día del mundo. Acércate desde ahí al Señor.
* Jesús, sentado, subido en alto y en el centro, se manifiesta Rey del Cosmos. El Resucitado ha sido glorificado, así lo indican sus vestiduras doradas y el lugar céntrico que ocupa. En una mano tiene el rollo donde están escritos nuestros nombres; con la otra, levantada, apunta al Padre, que a su vez, también lo señala como al Hijo Amado, al que ha glorificado y al que hay que escuchar.
* María está presente en medio de los discípulos, como Madre de todos, eje misterioso y escondido de la Iglesia. También sobre ella desciende una llama de fuego. En su humilde y discreta igualdad, María es discípula con los discípulos. Ella ha seguido al Maestro y será en medio de ellos como un cofre que encierra los recuerdos más íntimos de las palabras y los gestos de Jesús.
* Los Apóstoles están de pie, sobre cada uno de ellos se posa una llama de fuego. Sus rostros están llenos de luz y de paz. Los díscípulos están vueltos hacia ella para saber más acerca de su Hijo. Son la Iglesia visible y humana; son la continuidad de ese Cuerpo de Cristo que está en la gloria y que ahora recibe el Espíritu Santo.
* El Espíritu, como una fuerza que fluye de lo alto y desde la unidad se distribuye en lenguas de fuego que se posan sobre los Apóstoles y sobre María.
* El Fuego es signo del amor; fuego que Jesús ha querido traer a esta tierra, para purificar y para incendiar; fuego que es luz que ilumina el mundo entero y ahora se hace presente en su Iglesia.
* El Espíritu se hace presente en Pentecostés. Se ha cumplido la Promesa de Jesús, la promesa del bautismo de fuego, la promesa de la fuerza para ser testigos del Evangelio.
Meditación de la imágen de LA VISITACIÓN
Antes de leer, fíjate en la actitud de los personajes. Observa su rostro, mira sus manos…
Contempla cada personaje, evoca la relación de cada uno con el Señor.
¿De dónde procede esa esperanza que transmiten, esa confianza que expresan en el rostro?
¿Te podrías identificar con alguno de ellos?
¿Dónde pones la confianza y la paz?
¿Qué oración te brota después de esta contemplación?